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La IV Exposición Lúdica Serpientes y Escaleras, en la que participan pintores de reconocida trayectoria y calidad plástica, con el objeto de reinterpretar el juego tradicional mediante las creaciones de más de 60 obras, para conformar un juguete colectivo de artistas, será abierta este sábado aquí. La muestra será puesta en marcha en el Museo de Arte Regional, que se localiza en la Avenida Hacienda El Rosario, en Azcapotzalco. Según los organizadores, los propósitos inherentes a las muestras realizadas por la agrupación Summa de Talentos, son conformar nuevas iconografías que vengan a enriquecer la cultura, presentar repertorios inéditos de los creadores participantes y conformar exposiciones representativas de múltiples estilos. Todos realizados bajo las más diversas técnicas visuales, la conformación de nuevos públicos para los espacios donde presenta sus muestras, además de propulsar la interacción y vinculaciones entre las distintas generaciones de manera integral, es decir, abrir la experiencia artística a todos los visitantes. El arte, recordaron, permea todos los ámbitos de nuestra existencia y puede ser utilizable, amable, enriquecedor, propositivo, generador de nuevas conductas, reflexivo y lúdico fuera de los contextos tradicionales. La exhibición está integrada por obras bidimensionales en un formato único (60 x 60 centímetros), éstas conforman un tablero; mientras que siete obras tridimensionales constituyen las fichas de juego, y un cubo, cuya función es la de un dado. La muestra, montada perimetralmente alrededor de una de instalación interactiva central, donde se presenta un pisable (tablero de juego), realizado mediante el uso de una impresión digital, sobre un soporte de vinilona, donde se ubican las obras tridimensionales (fichas de juego), y el cubo o dado, provocando con ello la inducción al juego. La muestra está bajo la supervisión y coordinación del maestro Alejandro Quijano. Los artistas confirmados para participar en el acontecimiento son: Adriano Silva Castañeda, Adriano Silva Pantoja, Alejandro Quijano, Ana Lilia Simental, Anastasia Morales, Angel Zapata, Angeles Shepard y Angélica Arguelles. Antonio García Vega, Bruno Reyes, Carla Zavaleta, Concepción Carranza, Débora Lewinson, Francisco Rodríguez, Gerardo Mendoza, Graciela González Kaufman, Heber Camargo, Isaac Holoschutz, Irma López, Javier Padilla, Jesús Saldívar y Joel Islas. José Manuel Talavera, Lourdes Arretxea, Margarita Chacón, Masha Vinogradova, Neli Alonso, Patricia Peña, Paul Achar, Rosa Galindo, Victoria Gutiérrez, Violeta Islas, Yolanda Quijano y Yolanda Veytia. También conocido como juego de la escalera, es originalmente un juego indio denominado moksha-patamu, y desde sus inicios tuvo un objetivo didáctico para transmitir enseñanzas religiosas. Se basa en las enseñanzas de monjes brahmánicos que postulan que el bien y el mal conviven dentro del ser humano (el pap y el punya), y los actos virtuosos, representados por las escaleras acortan el viaje del alma, gracias a una serie de encarnaciones hasta que se alcanza la perfección. Por otro lado, la maldad, a la que se le representa como una serpiente, conduce hacia el deterioro, es decir, a reencarnaciones cada vez más inferiores y en forma de animales. En los tableros hindúes éstos se hallan representados por dibujos. En la mayoría de los tableros que actualmente se conocen, se ha perdido ese elemento simbólico religioso, aunque queda el sustrato moralista de ejemplificar lo bueno y lo malo. En la actualidad es esencialmente un entretenimiento, en él se representa de manera simbólica el camino o recorrido a través de la vida para alcanzar el éxito o premio por un buen comportamiento. El juego clásico consta de un tablero que tiene 100 casillas: en cada una de ellas hay un dibujo que muestra una actividad de la vida cotidiana. Algunas representan valores en las que se apoya una escalera que ayuda a subir y conduce a la meta, y con ello, ganar el juego; sin embargo, en el camino hay otras casillas que muestran peligros y acciones no recomendables, y en caso de caer en alguno de ellas, el icono tiene una cola de serpiente que hace bajar varios números y aleja del éxito prometido. Este viaje virtuoso está regido, no por la voluntad y el esfuerzo, sino por el azar, ya que se juega con un dado que en última instancia determina dónde y cómo circular por el camino, sin posibilidad de caer en la virtud. Lo cual resulta paradójico si lo que se trata es de inculcar el esfuerzo para seguir las enseñanzas de una vida recta y moral.