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La misión imposible de John Kerry el secretario de Estado de Estados Unidos de llevarse la tierra contaminada de Palomares y su mar no va a tener un final posible. Tan solo fue un accidente de la guerra fría, pero hubiera sido peor que las bombas hubieran caido en Moscú
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry ha firmado un acuerdo con el ministro de Exteriores español durante su visita relámpago a España para tratar con las autoridades españolas sobre Palomares o sea de 50.000 metros cúbicos- el volumen de 27 piscinas olímpicas- contaminados de tierra andaluza, por una de las bombas nucleares caídas en Palomares en 1966.
Estamos en el año 1966-en plena guerra fría- cuando desde un avión norteamericano cayeron por accidente cuatro bombas nucleares sobre la localidad de Palomares (Almería). Entonces se produjo el famoso baño de Manuel Fraga en la playa, como ministro de Información y Turismo franquista, para demostrar que no había ningún peligro. Era una de las manipulaciones típicas a que nos tenía acostumbrados el segundo de Franco: porque ni él ni el embajador de Estados Unidos se bañaron jamás en aguas de Palomares sino en una playa cercana, libre de plutonio. Las fotos que se hicieron a pedido suyo entonces- y de dónde fueron los reporteros a tomarlas salio a filtración- le convirtieron en un hombre valiente y además demostraron que Palomares no estaba contaminado. Porque después se sometió a contador Geyger y dio negativo. Lo que viene a continuación que no ha terminado todavía demuestra más que el baño de Fraga que ni Estados Unidos ni España, ni Dios sabe hasta que punto no solo Palomares sino la provincia de Almería y aguas del estrecho están contaminados y hasta que punto.
Ahora medio siglo después el secretario de estado norteamericano John Kerry va a arreglar el espinoso asunto arrancando de las costas de Almería la tierra que puedan estar contaminadas y llevárselas nadie sabe donde. Eso en virtud de las excelentes relaciones Madrid- Washington que todo lo pueden.Ya Moratinos en 2009 pidió a Hillary Clinton que Estados Unidos pagara la limpieza antes de que se conociera "la contaminación nuclear en el lugar". Hillary no firmó ningún compromiso. El caso es que EE.UU se desentendió del problema y se negó a llevarse el suelo radiactivo pese a que su embajada se lo recomendó, aún en medio de la guerra fría. La verdad es que Clinton tenía razón.
El intercambio de pareceres que ambas naciones demostraron en el caso Palomares ha estado muy presente hasta hoy en las relaciones bilaterales.
España y Estados Unidos tienen un problema enquistado desde 1966: el accidente nuclear en Palomares, en el que cuatro bombas atómicas cayeron en terrenos y mar de Almería. España decidió ya en 2004 descontaminar la zona, insistiendo desde entonces que EE UU pague parte de la limpieza y se lleve la tierra contaminada con plutonio
Como el usuario de Diasporaweb se habrá probablemente olvidado del affaire vamos a tratar hoy simplemente de recordárselo:
Durante la mañana del 17 de enero de 1966, un B-52 de las fuerzas aéreas de los EEUU, proveniente de la base Seymour Johnson (Carolina del Norte, EEUU), que portaba al menos cuatro, y puede que cinco, bombas termonucleares B28 de 1, 5 megatones, (75 veces más potentes que las lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki) colisionó a 30.000 pies de altura con un avión nodriza KC135 proveniente de la base americana de Morón de la Frontera mientras realizaban una maniobra de repostaje de combustible en vuelo. (Eran dos B-52 cargados con cuatro bombas termonucleares cada uno, pero uno de ellos llegó ocho minutos antes de lo previsto y chocó con su nodriza). Ambos aviones se desintegraron instantáneamente y cayeron en llamas entre la tierra y el mar. Los 4 miembros de la tripulación del KC135 murieron en el acto mientras que 4 de los 7 tripulantes del B52 pudieron salvarse, saltando en paracaídas.
Dos de las bombas chocaron directamente contra el suelo explosionando su carga convencional y liberando su contenido radiactivo, compuesto principalmente por plutonio y americio, y creando una nube radiactiva que se esparció sobre unas 226 hectáreas de terreno, debido al viento reinante. Este área incluía la población de Palomares y a sus habitantes.
Las otras dos bombas cayeron con el paracaídas abierto; una fue encontrada presuntamente intacta en el lecho de un río seco (rio almanzora) mientras que la otra fue a parar al mar.
Los militares americanos pusieron rápidamente en acción un operativo al que denominaron “Broken Arrow” –Flecha Rota-, cuyo principal objetivo era el de localizar los proyectiles perdidos y después descontaminar la zona. Las tres bombas que cayeron en tierra fueron localizadas en cuestión de horas, pero la que cayó al mar tardó cerca de 80 días en ser localizada; apareció finalmente a 7 kms de la costa.
Dos de ellas estaban intactas, una en tierra y otra en el mar, y fueron recuperadas. Otras dos bombas impactaron en el suelo cerca del pueblo y los explosivos convencionales detonaron, esparciendo por lo menos 20 kilogramos de plutonio altamente radiactivo por los alrededores: es extremadamente difícil que una bomba nuclear o termonuclear explote accidentalmente, pero los explosivos de disparo e implosión que contiene pueden hacerlo con relativa facilidad. operación de limpieza inmediata le costó al Pentágono unos 80 millones de dólares de la época, retirando en principio y provisionalmente1.400 toneladas de tierra y tomateras que fueron transportadas a Savannah River. El resto o sea la mayoría del desastre quedó enterrada o semienterrada en Palomares, el mar y tierras adyacentes.
Se calcula que el 25% del plutonio, unos 3, 7kg en estado natural, en óxidos y en nitratos, quedó esparcido en forma pulverizada y fue irrecuperable. Actualmente, Palomares es la localidad más radiactiva de España y probablemente de Europa.
El accidente de Palomares es uno de los más importantes de la historia. En la clasificación del Estado Mayor USA, es una flecha rota (Broken Arrow), el nombre clave para designar una situación como la ocurrida en 1966 en España o en 1968 en Thule. Durante la Guerra Fría, Broken Arrow era el segundo supuesto más grave después una detonación accidental que pudiese crear el riesgo de una guerra nuclear entre EEUU y la URSS. Dos de las bombas caidas en Palomares se exhiben en el Museo Atómico Nacional de Alburquerque.
El 14 de diciembre de 2009 el entonces ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, a la secretaria de Estado, Hillary Clinton, en Washington. Moratinos reclamó, según un cable confidencial, que Clinton hiciera lo posible "para ayudar desde el punto de vista de la opinión pública española, de la que temió que se volviera en contra de EE UU si se divulgaran los resultados de un reciente estudio sobre la contaminación". Clinton no contestó. El estudio, a cuyas conclusiones ha tenido acceso EL PAÍS pero que no ha sido hecho público, concluye que en Palomares quedan medio kilo de plutonio o más que han contaminado unos 50.000 metros cúbicos de tierra -el volumen de 27 piscinas olímpicas-.
En diciembre de 2009, Clinton "comentó que recordaba el accidente, pero no se comprometió nada"
La legación Norteamericana en Madrid admitió en 1969 "se comprometió a sufragar los gastos del accidente", pero que EE UU no tiene obligación legal aunque "estaba implícito" que su apoyo iría hasta el final. Hace unas semanas, en la Cumbre de Lisboa, EE UU volvió a dar largas a la petición española. El embajador advirtió de que si no pagaban serían criticados por no hacerse cargo de su basura.
Los cables revelan que Washington sabe que su compromiso estaba escrito en un documento de 1969. La Embajada en Madrid pidió al Departamento de Estado que pagara o, de lo contrario, serían duramente criticados si eludían su responsabilidad. Sin embargo, EE UU comunicó a España en una nota verbal hace meses que necesita más estudios, que por ahora no va a pagar su parte de la descontaminación, según fuentes conocedoras del documento. Todo esto no aparece en las filtraciones de Wikileaks, ya que las comunicaciones confidenciales de la organización de Assange concluyeron antes del caso Palomares.
El 7 de noviembre de 2006, un cable de la Embajada de Madrid a Washington (84732) firmado por el embajador Eduardo Aguirre (en el cargo entre 2005 y 2009) relata la visita a España de John Shaw, secretario adjunto del Departamento de Energía (DOE) en septiembre de 2005. Shaw visitó Palomares, pese a lo que el Ministerio de Exteriores español no le trató durante la visita. El cable afirma que "Shaw no se comprometió formalmente a dar financiación del DOE a ningún plan eventual de limpieza, pero quedó implícito que el DOE permanecería en la escena de una forma u otra hasta que Palomares estuviera limpio".
Con la experiencia del accidente Franco trató luego de tener su propia bomba atómica
Ya en 2006 el embajador Aguirre advirtió a Washington de que si decidían no pagar nada "la embajada debería preparar una estrategia de control de daños, ya que EE UU sería atornillado en la prensa que quiere decir algo así como machacado. El entonces embajador, que también visitó Palomares y recomendó buscar financiación militar.
La decisión de Washington de desentenderse del accidente ha contado siempre con la oposición de su legación en Madrid. Arnold Chacon, ex encargado de negocios y embajador interino entre enero de 2009 y enero de 2010, elevó el 30 de abril de 2009 un despacho confidencial sobre Palomares (204960). Chacon expresa a Washington sus dudas: "¿Está el Gobierno de EE UU considerando pagar al menos parte de la limpieza y llevarse parte del suelo contaminado?". La Embajada revisó todo el expediente para responder la pregunta de si estaban obligados legalmente a pagar. "La Embajada no conoce ningún documento que indique que el Gobierno de EE UU se haya comprometido a financiar la limpieza", aunque admite que hay "una referencia en un documento de poco valor de 1969" a una garantía del general Wilson. La legación explica que cree que se trata del militar "Delmar Wilson, que estuvo al mando de la respuesta inicial al accidente" y que en ese texto queda claro que "el Gobierno de EE UU sufragaría todos los gastos causados por el accidente, pero el contrato no explica qué cubre esta garantía". El Ciemat encargó otro informe jurídico en el que ve muy difícil reclamar el pago en los tribunales.
Los documentos firmados durante décadas no dejan claro quién debe pagar.
Una nota recuerda que tras el choque de los dos aviones militares durante un repostaje en el aire, el 17 de enero de 1966, el Ejército norteamericano se llevó unas 1.700 toneladas de tierra contaminada a un almacén nuclear en Carolina del Sur. En 1997, el DOE "se comprometió a pagar el 25% del gasto anual del Ciemat en vigilancia ambiental y médica, hasta unos 300.000 dólares" al año. El Ciemat (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas, del Ministerio de Ciencia) es heredero de la Junta de Energía Nuclear de Franco y quien vigila Palomares. Entre 1997 y 2007, el DOE pagó tres millones de dólares al Ciemat
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Una zona olvidada
Palomares nunca fue un problema, era una zona olvidada. Pero hace una década llegó la burbuja inmobiliaria y, con ella, los planes para construir decenas de miles de viviendas del Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora (al que pertenece Palomares) y de Vera, que también tiene terreno afectado. Pretendían multiplicar por 10 la población de Palomares (1.500 habitantes) y obligaron al Ejecutivo a dejar de mirar hacia otro lado.
En 1996, las mediciones de radiación en el aire y los cultivos comenzaron a dar niveles anormalmente altos. Era el americio, producto de la desintegración del plutonio y que se dispersa más fácilmente. En 2001, el Ciemat tomó nuevas muestras de suelo y halló un nivel de radiación 20 veces superior al considerado aceptable para un suelo donde vive gente. El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) alertó de que el remover la tierra contaminada podía ser un riesgo para la salud.
En la Ley de Acompañamiento de 2003, el Ejecutivo de José María Aznar incluyó la expropiación de los terrenos en los que cayeron las bombas, sin citar en ningún lado la palabra Palomares. Todos esos movimientos no se hicieron públicos. La ley que permitía la expropiación tampoco se publicó.¿Expropió Aznar Palomares o no?. Nadie lo sabe.
En 2004, ya con el PSOE, llegó a la dirección del Ciemat Juan Antonio Rubio, quien, según la nota de la embajada, "revitalizó una institución moribunda" y puso en marcha un plan de descontaminación. Rubio declaró entonces a EL PAÍS que él fue el primer sorprendido al enterarse que el plutonio seguía enterrado: "Lo mejor es quitar el material radiactivo y olvidarnos de Palomares". Así de fácil. El Ciemat comenzó a realizar un detallado estudio tridimensional de la contaminación: expropió los terrenos de las bombas, tomó 325.000 muestras con un georradar en 6, 6 millones de metros cuadrados de suelo y analizó 1.848 muestras de tierra. EE UU puso 1, 983 millones de dólares en ese estudio. En un informe preliminar, de junio de 2007, el Ciemat admitió que había contaminación incluso fuera de las zonas valladas y expropiadas y el CSN replicó que la contaminación detectada podría superar la dosis de radiación admisible para el humano, lo que obligó a "imponer restricciones totales o parciales sobre el uso del suelo y el subsuelo.
El estudio sobre la radiación enterrada se terminó en diciembre de 2008 y es al que ahora ha “desenterrado” Moratinos. El Gobierno de Rajoy no lo ha hecho público, pero según las conclusiones, ha hallado 50.000 metros cúbicos de tierra contaminada con medio kilo de plutonio (cada bomba tenía entre 4 y 5 kilos). Además, desvela la localización de las zanjas radiactivas en las que el Ejército de EE UU dejó enterrados restos metálicos contaminados y que la sobreexplotación del acuífero ha provocado la intrusión salina (entrada de agua de mar en el subsuelo), algo que "reduce las posibilidades de que el agua subterránea haya sido utilizada para beber o regar". Hay tres zonas contaminadas, una cerca del cementerio -donde están las zanjas-, un solar en el centro de la provincia, y 20 hectáreas en la sierra de Almagrera, donde el viento llevó parte de la contaminación durante la caída de la bomba. De los 50.000 metros cúbicos contaminados hay 4.200 con un nivel de radiación que implica "la restricción total de uso". Los investigadores buscan cómo reducir el volumen de tierra con un tamizado y consideran que los 50.000 metros cúbicos de tierra radiactiva se podrían quedar en 6.000.¿Cómo?
En 2006 y 2007 los dos países firmaron nuevos documentos para llevar a cabo el proyecto para conocer la contaminación en detalle. El cable considera que ninguno de estos "contiene un compromiso para ninguna de las partes para llevar a cabo la limpieza". Chacón considera, pues, que no hay obligación legal pero advierte a sus superiores de que las negociaciones en "2005 y 2006 contribuyeron a la expectación" de que EE UU apoyaría la limpieza. Insiste en que, aunque nunca se comprometieron por escrito, los tratos entre representantes de los dos Ejecutivos "reforzaron" la aspiración de que los americanos pagarían y de que se llevarían el plutonio. En la Península Ibérica no hay ningún almacén o cementerio nuclear para esta sustancia. El plutonio tarda 24.000 años en desintegrarse a la mitad.
Gastos compartidos
Los científicos españoles involucrados en la limpieza siempre daban por descontado el apoyo norteamericano : "Con EE UU no hay ningún problema. Pagarán su parte. Son gente muy seria y saben que esto lo causaron ellos", afirmaban rotundamente. Aunque con el cambio de Administración y la llegada de Obama todo cambió. El 8 de octubre de 2006, como se ha dicho, Juan Antonio Rubio explicó a EL PAÍS: "EE. UU. nos va a ayudar en la parte técnica y aunque no se dice cuánto, los gastos serán compartidos". La información no fue desmentida y salió en medios internacionales. La Embajada admite en sus cables que "las historias en la prensa" reforzaron la impresión de que Washington pagaría su parte de los 25 millones que es el presupuesto del proyecto.
Chacón, al igual que su predecesor, entiende la petición española: "Si el Gobierno de EE UU decide no colaborar en la limpieza, anticipamos una significativa reacción negativa del Gobierno de España y del público y la prensa española (esperamos que la prensa de EE UU, que de vez en cuando vuelve al tema, también se interesaría)". El embajador considera que lo relevante no es si hay un compromiso implícito o explícito, sino que la discusión se centraría en "la falta de voluntad de EE UU de ayudar a terminar de limpiar la contaminación causada por armas de EE UU que cayeron de aviones de la Fuerza Aérea de EE UU".
Pese a los cables, Washington siguió dando largas. Hace un año, Moratinos sacó el tema en Washington y pidió ayuda antes de que se conocieran las conclusiones del estudio. En la reunión estaba el entonces embajador en EE UU, Jorge Dezcallar, y el ex director general para América del Norte Luis Felipe Fernández de la Peña. Hillary Clinton le contestó "que recordaba el accidente pero que no hizo ningún compromiso". En lugar de eso, en el presupuesto para el curso 2009-2010, EE UU dejó de pagar los 300.000 dólares anuales que abonaba desde 1997.
En mayo de este año, durante la visita del actual vicepresidente norteamericano Joe Biden a España, Exteriores sacó el tema y el 7 de julio, finalmente, hubo una reunión en Washington entre representantes del Gobierno y militares americanos. El Ejecutivo español (La Moncloa, Exteriores y el Ciemat) llevaba tres ideas: que España necesitaba ayuda tecnológica, financiera y, sobre todo, que EE UU debía llevarse la tierra. No hubo respuesta, solo tomaron nota, como había hecho Hillary Clinton siete meses antes. La réplica finalmente llegó en una nota verbal de dos folios del 16 de noviembre pasado. Y, posteriormente, la visita de John Kerry a España.
Ahora Mr. Kerry pretende llenarse los bolsillos de tierra contaminada e irse a casa, en virtud de las buenas relaciones que se reflejan en los medios, ¡ Aquí no pasa nada! y asunto arreglado. No va a ser fácil Weakileaks está alerta y según Assange la verdad pronto o tarde saldrá con mucho más facilidad que el plutonio. El baño de Fraga que quiso engañar a toda Europa y EE.UU no sirvió para nada. Tendrá que bañarse en el auténtico Palomares el Sr. Mariano Rajoy o Soraya Sáenz de Santamaria con un bikini antirradiación