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“Que tu alimento sea tu medicina y que tu medicina sea tu alimento” frase célebre del padre de la Medicina, Hipócrates, que cada vez cobra más adeptos en distintas ramas de la medicina alternativa
Por: Maylida Armas
La Gran Época, México
Crudiveganismo. (Foto: saludypsicologia.com)
El cuerpo humano tiene capacidad de autosanación, y para mantenerla activa solo requiere que todas sus partes estén funcionando correctamente y en armonía. También tiene inteligencia para determinar las prioridades del organismo, de modo que al presentarse algún desequilibrio, recurre temporalmente a esa energía para resolver el problema. Si el desequilibrio se mantiene o es recurrente, poco a poco se irá desvitalizando y caerá en el campo de la enfermedad.
Cuando nuestra alimentación es inadecuada, bien sea por el tipo de alimentos, su preparación, la cantidad o las combinaciones que hacemos, el organismo debe disponer también de una buena parte de su energía de sanación para digerir y procesar dichos alimentos. Esto no ocurre cuando nuestra dieta está constituida por alimentos del reino vegetal ya que en este caso, el proceso de absorción de nutrientes se da de manera natural y sin gasto de energía.
Sin embargo, cuando los cocinamos se pierde una buena parte de nutrientes, enzimas, vitaminas y minerales vitales y entraremos a la larga en el terreno de la enfermedad. Por este motivo, las tendencias de la naturopatía, trofología y similares, apoyan la alimentación crudivegana (Raw food), como método indispensable para mantener y recuperar la salud, ya que en ella se conjugan un aporte considerable de nutrientes necesarios para activar el sistema de auto sanación, con un nulo gasto de energía.
Este argumento tiene también una explicación biológica denominada enzima. Las enzimas son vida porque intervienen en todos los procesos del organismo. Nacemos con un número determinado de ellas y a medida que vivimos, se van agotando. Esto ocurre con mayor rapidez cuando tenemos hábitos no saludables. La buena noticia es que cada vegetal trae consigo las enzimas necesarias para su digestión, de modo que no tenemos que producirlas para procesarlos y mantenemos así intacta nuestra reserva.
Los alimentos vegetales crudos además de los componentes propios, contienen la energía que les proporciona la tierra, el sol, el agua y el viento y procesados adecuadamente en forma natural, se puede potenciar sus nutrientes y facilitar su digestión. Entre estos procesos naturales están los germinados, deshidratados y fermentados, entre otros muchos métodos.
La alimentación crudivegana tiene algunas bondades que facilitan su práctica. Entre ellas está la posibilidad de calentar los alimentos hasta los 40°C, límite a partir del cual empiezan a perderse muchas enzimas, vitaminas, minerales y fitonutrientes para empezar a aparecer en ocasiones, algunas toxinas, radicales libres y algunos otros componentes no deseables.
Lamentablemente, en estos tiempos es difícil escapar de los pesticidas y fertilizantes que agotan la Tierra y transforman un alimento saludable en uno potencialmente tóxico. Por intereses económicos, ignorancia o simple desinterés, cada vez tenemos mayor número de vegetales genéticamente modificados o simplemente tratados con químicos letales. La opción, es acercarnos a los alimentos locales y orgánicos e incluso incentivar los huertos urbanos. Nuestra salud bien merece el sacrificio.
El paso hacia una alimentación preferentemente crudivegana se va haciendo poco a poco y aunque solo un porcentaje de tus alimentos diarios sean crudos, estás haciendo una diferencia. Puedes decidir, por ejemplo que tus desayunos y cenas sean crudos, así como las meriendas del día.
Un buen licuado verde en la mañana te llenará de energía y vitalidad. Una sopa cruda -cuya receta- te damos al final, te permitirá un sueño plácido. Al medio día puedes comer antes del resto de los alimentos que vayas a consumir, una ensalada con muchos colores y germinados aderezada con cremas de semillas, que te proporcionarán nutrientes y grasas esenciales. Lo ideal es que los alimentos crudos sean consumidos un poco antes que los cocidos para poder aprovechar sus nutrientes. Poco a poco puedes ir aumentando el porcentaje de crudos en tu dieta diaria.
Para hacer tu sopa cruda, solo corta distintos vegetales como cebollas, zanahorias, apio, calabacita, calabaza, poro, cilantro, espinaca, acelga, mientras pones a hervir 1 litro de agua. Al hervir, apaga el fuego y añade los vegetales al agua. Tapa y espera 5 minutos. Puedes añadir limón, algunas semillas de girasol y un chorrito de aceite de oliva.
Los aderezos para tus ensaladas pueden ser muy especiales y nutritivos Solo necesitas usar tu imaginación. Entre los ingredientes recomendados están el vinagre de manzana natural, ajonjolí o tahini, girasol, hierbas como cilantro, perejil, yerbabuena, limón y aceite de oliva. Puedes añadir cebolla, ajo y mostaza.