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Buen día, 28 de junio, para hablar de dos verdaderos veteranos del cine de las neuronas, sin olvidar la testosterona y las hormonas: Paul Verhoeven que presentó Elle, en el reciente festival de Cannes, y André Téchiné que lo hizo en febrero en Berlin, con su último trabajo, Quand on a 17 ans (Cuando tienes 17 años).Dos películas que, en el fondo, tienen como motor interior el deseo frustrado y sus peligrosas consecuencias. Basada en la novela del francés Philippe Djian, Elle es subversiva, demoledora, corrosiva, y algo que nunca se acaba de reconocerle al furioso holandés, Paul Verhoeven, su exquisito, un tanto macabro, sentido del humor.
Isabelle Huppert, inmensa actriz que se supera y sigue siempre sorprendiendo pese a que pensemos que en cada película ya ha llegado a su cima interpretativa, es una ejecutiva agresiva, distante, fría, calculadora y muy práctica, en su vida diaria. Tras una agresión sexual que acaba en una violación, decide encontrar al responsable, sin apoyarse ni en la policía ni en su entorno familiar.
Paul Verhoeven, el Blake Edwards del humor azabache, se divierte de lo lindo con esta historia sobre lobos, no tan feroces como aparentan, y Caperucitas, más bien rosas que rojas. Y el espectador, aún más disfrutando de esta nueva versión de "El regador, regado", ¿o era el domador, domado?
A André Téchiné no se le podía haber ocurrido mejor idea que de llamar a la talentosa Céline Sciamma (Girlhood, Tomboy), para escribir a cuatro manos el guión de Quand on a 17 ans, en la que un adolescente sufre la persecución y el maltrato de un compañero de clase.
Con dos excelentes actores como protagonistas (como Kacey Mottet Klein -que continúa acertando de pleno en la elección de sus roles- y Corentin Fila), la historia se complica frente a la decisión de la madre (más ingrata y ciega del cine actual) de que aquel venga a vivir a su casa, mientras su madre descansa de un embarazo muy delicado.
De nuevo, la visceral frustración, el deseo oculto y la pasión enmudecida hacen sufrir a los personajes un verdadero viacrucis. Por ello, hoy más que nunca, afirma lo que quieres ser y elige lo que desees, porque la diversidad es el principio básico del universo y el amor el objetivo final de la existencia. La frustración perjudica gravemente a tu salud y a la de las personas que te rodean. Sé tú mismo/a, al final resulta mucho más fácil.