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Apología de la pereza

18/04/2012 04:10 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

No es una novedad que el pensamiento se ha presentado en ocasiones a lo largo de la historia por medio de la poesía, desde Lao Tse a Nietzsche en "Así habló Zaratustra". Aquí publico cuatro poemas propios que son una loa a la indolencia y el "dolce far niente"

OCIOSA ARISTOCRACIA

No volveré a claudicar en mi misión

de vida simple y regalada,

aristócrata del vagabundeo

sin pretensión de gloria

ni falsos espejismos de grandeza.

La holganza de la serenidad,

en una cotidianeidad sin pretensiones,

guardando con amor cada segundo

de frescura que siempre está al alcance

de quien quiera apreciar la libertad

de renunciar a toda servidumbre:

de lujos, caprichos y prestigio,

que requieren de sacrificados esfuerzos;

esclavos del dinero y el consumo

sin tiempo ni memoria

para admirar la maravilla

de la bóveda celeste,

estrellada y pura en cálido verano,

o la frescura de unos pies mojados

bañándose en un mar nocturno,

acompañado de susurros

y espuma en plata de luna reflejada.

Bellezas, todas ellas, gratas

al sentir de un alma henchida de la estética

de la mayor obra de arte,

nuestro grandioso y hermosísimo planeta.

Nada más necesita un alma noble;

si aun caso una cueva en el invierno

y un fuego chispeante que ilumine

la danza de los trotamundos.

No hay estrato social más elevado

que el de los haraganes olvidados,

los poetas aficionados

o los enfermos postrados en su lecho,

felices de estar parados

y no tener que producir.

¿Puede haber mayor felicidad

que no hacer nada

y dejar de planear,

como si el curso de la vida necesitara

que nos inmiscuyamos en su devenir?

Cada vez que un hiperactivo

se propone alguna hazaña,

el planeta entero se resiente.

Ahora ya no somos supervivientes

en medio hostil,

sino una masa de obreros o parados.

¿Quién quiere vivir así más de cien años?

¡Al cielo debo darle gracias

por no ser inmortal!

¡Sería tan odiosa esa condena!

Pero no, calmemos nuestro ánimo,

porque estamos de paso

como un junco o un halcón.

Somos animales un poco vanidosos,

pero nuestros ancestros nos enseñan

que el arte llevamos en el rostro,

sin que necesitemos museos ni críticos

que nos expliquen qué y por qué

debe gustarnos.

Sigamos nuestro instinto genuino

en el arte de la vida;

una alegría espontánea que brota

de necesidades biológicas y emocionales

conviviendo sin el yugo del orgullo

o la importancia (más que absurda) del prestigio.

COMO EL PRIMER HUMANO

Nadie más que tú puede esclavizar tu pensamiento.

Atrévete a contradecir

todo lo que te dijeron y han estado repitiendo:

eslóganes familiares, políticos,

religiosos, estéticos o intelectuales.

Eres el dueño de tu puerto,

tu organismo y sus necesidades;

eres el responsable

de satisfacer tus prioridades

y no dar pábulo a aspiraciones inútiles.

"Renunciar a toda servidumbre: de lujos, caprichos y prestigio, que requieren de sacrificados esfuerzos; esclavos del dinero y el consumo

No te compliques;

la vida es muy sencilla:

comida, reposo, sexo, cariño...

Y cuando no puedas colmarlo todo,

escribe un poema en la arena de la playa

o baila un danza inventada para ti.

Sé como el primer humano

que supo que lo era

y comenzó a experimentar.

Tu vida es la más excelsa de las catedrales góticas,

está cimentada en esta tierra

y sabe mirar a las alturas,

sintiendo en noches de plenilunio

que esa esfera refulgente

reposa en nuestra palma,

y no importa lo mítico que pueda parecer,

pues colma las aspiraciones

que todos tenemos de algo más.

PRIMERO FUE EL VERBO

Antes que la palabra,

fueron la música y la danza.

El lenguaje es una anomalía

a la que prestamos

una importancia innecesaria.

Primero (antes que el nombre) fue el verbo;

somos (como cualquier ser vivo)

acción

y creación de modos diferentes

de hacer y sentir "la realidad",

nuestra ficción.

Sentimos como genéticamente podemos.

Lo mismo hay que decir

de nuestros conocimientos

(de oriente a occidente,

no encuentro diferencia).

Presuntuosos inquilinos de la Tierra,

nos fabricamos diez mil formas de fastidiar

a nuestros semejantes,

por la única razón de que un esclavo

no puede enseñar a otro a ser señor.

Su éxodo particular tendrá que emprender primero,

pasando por desiertos y agónicos dolores

de un parto de hombre o mujer nuevos,

libres y holgazanes en la isla de sus sueños.

Todo es cuestión de no creerse necesario.

Los imprescindibles siempre descomponen

lo que a pesar de ellos sigue su curso,

aunque crean que el logro se les debe.

Esa es la carcajada cínica

que la experiencia

nos muestra a los que, un día,

fuimos trabajadores incansables:

al final, la muerte llama a cada puerta

y la vida continúa imperturbable.

No esperes a la ancianidad,

para aprender esta sabiduría,

porque, aunque tus hormonas aún brinquen alocadas,

ya debes ir tomando la medida

del justo centro,

sin escorar demasiado tus pasiones

hacia uno u otro lado.

INDEPENDENCIA

Tu camino está en tus pies

y la comida debes por tu mano

tomar, no esperando ser alimentado

y tener una seguridad plácida

en que tendrás cubiertos tus cuidados.

La vida no es así.

Ese es el mundo del bebé

o de un yonqui emocional.

La aventura de vivir exige más

pero otorga una libertad en el ánimo

¡tan placentera!

Lucha por romper toda cadena

que aprisione nuestra lógica necesidad

de expresión genuina y expansión

de todo instinto, sentimiento o sueño

"Sé como el primer humano que supo que lo era y comenzó a experimentar"

(yo lo llamo "independencia").


Sobre esta noticia

Autor:
Mj Rodríguez Martínez (38 noticias)
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Tipo:
Opinión
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