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Mi hijo Alban Isaac González Arzate fue víctima de un secuestro express en la ciudad de México. Le robaron su celular, sus pertenencías y le propinaron una severa golpiza
Sé que este artículo puede parecer tedioso, pero es una denuncia y solamente aquí puedo expresar todas mis sospechas, de modo que, amable lector, ármese de paciencia y sígame el paso hasta el final. Sobretodo si es un investigador policiaco. Porque creo que está en peligro la vida de mis familiares, la mía y quizá hasta la de algunos conocidos.
Ayer, como a las nueve y media de la noche, mi hijo Alban Isaac González Arzate fue víctima de un secuestro express en la ciudad de México. Le robaron su celular, sus pertenencias y le propinaron una severa golpiza. Lo más curioso es que ocurrió a escasos días en que al que estas líneas escribe trataron de extorsionarlo telefónicamente alegando una calumniosa incriminación en venta de narcomenudeo, como denuncié en mi artículo anterior.
Mi señora Madre, hace unos meses, también fue víctima de otro intento de extornsión telefónica. Trataron de sorprenderla diciéndo que tenían secuestrado a un hijo suyo. Pero no se dejó envolver.
A mí se me ocurren algunas líneas de investigación, partiendo del hecho de que quien me trató de incriminar decía que desde el año 2007 estoy involucrado en el narcomenudeo. Como dije en mi artículo anterior, en el año 2007 compuse y produje una ópera, llamada "Tropical", con el auspicio del Gobierno del Estado de Veracruz, por lo que el volúmen de depósitos y disposiciones de mi tarjeta de débito BANAMEX aumentó considerablemente.
Estaba inmerso en ese proceso cuando pusieron en vigor el impuesto IDE, con el pretexto de localizar narcotraficantes y lavadores de dinero que se enriquecían de la noche a la mañana y no podían justificar la procedencia de su dinero. Pero, en mi caso, el dinero depositado provenía de un cheque otorgado por un institución en base a una prestación a que tenía derecho por razón de mi trabajo en una universidad pública.
De ahí empezaron a ocurrir cosas raras, como el asedio de telemarketers que me querían vender toda clase de seguros, pese a mi negativa, que en ocasiones llegaba al insulto, pues son verdaderamente fastidiosos y tercos.
Otras cosas raras: durante el proceso de producción de la ópera, sin aviso de por medio, la Banca Santander-Serfín dejó de prestarme dinero, teniendo disponibilidad. Llegó un momento en que para esta Banca mi tarjeta no existía, así que no podía disponer en cajero automático, ni en ventanilla, ni podía reclamar nada ni por teléfono ni con los gerentes de las sucursales. De vez en cuando me pasaba algo similar en COTSCO.
En una ocasión, en otra tarjeta BANAMEX me llegó un cargo superior a $4000 por unas supuestas compras realizadas en Soriana Tangamanga de San Luis Potosí. Yo sólamente he estado una vez en San Luis Potosí y andaba de turista. De modo que no entré a Soriana. De hecho, en mi vida he pisado un Soriana.
Otra de las cosas que alegaba el extorsionador es que tenían en Tampico miles de fotos, videos y documentos que me incriminaban en la venta de narcomenudeo. En Tampico transbordé para tomar un autobús a Monterrey, para asistir a un evento de profesores de canto. Y volví a transbordar de regreso a mi ciudad.
Pues bien, esto apunta a que hay uno o varios empleados bancarios, empezando por BANAMEX, que están pasando información a los delincuentes, si no es que ellos mismos son los que han tomado las acciones. Pero quizá hasta sean funcionarios de mayor nivel, puesto que estamos hablando de otras varias cuentas e incluso cuentas de otro banco.
Otra línea, que también se remonta a 2007, es la relativa al proceso de creación y estreno de mi ópera. Desde el proceso de creación fue saboteada: en el primer cuatrimestre, todos los periféricos de almacenamiento de información de mi computadora empezaron a fallar: la unidad de disketes de tres y media dejó sin formato al 80% de mis discos, la unidad de discos compactos y la entrada para memoria USB dejaron de funcionar y, finalmente, las cabezas del disco duro se dañaron, con lo cual perdí todo el trabajo realizado.
Tuve que reparar la computadora y volver a copiar el material, el cual, afortunadamente había impreso. Pero esto me produjo un retraso de tres meses y era un proyecto financiado por una beca anual. De modo que cuando empezaron los ensayos, yo todavía no terminaba de copiar las partituras.
Dos días antes del estreno se me informó que la Banda del Estado no me iba a apoyar. La noche anterior al estreno se me informó que estaba descompuesto el piano. El gerente de la Sinfónica de Xalapa me prestó el de la Orquesta. A los pocos días lo despideiron. Sólo se me concedió un día para ensayar y ese día el foro de la orquesta estaba cerrado y los músicos no tenían sillas ni atriles.
Temo por la seguridad de mi familia
La escenografía no llegó a tiempo y el estreno se hizo sin ella. El sonido fue deliberadamente desastroso: alguien le colocó dos micrófonos al pianista que ya tenía la tapa del piano abierta y los cantantes no tenían micrófonos. Ordené que se quitaran esos micrófonos, pero se los volvieron a colocar. Y yo no podía entrar, porque estaba cerrada la puerta de acceso al escenario. Además, había un problema en la entrada del Teatro del Estado con Eduardo Soto Millán, reportero de la revista "Proceso", quien alegaba que había pedido cuatro pases de cortesía y sólo se le habían otorgado dos.
Eduardo Soto Millán, crítico y compositor, juez y parte, también era funcionario del Instituto Veracruzano de la Cultura en ese momento. Al poco tiempo escribió una nota muy negativa de la ópera en la Revista "Proceso".
Creyendo que Eduardo procedía de buena fé, le comenté que íbamos a reestrenar la ópera el 15 de marzo de 2008. Que la estábamos corrigiendo, pues es verdad que hubo fallas. El estreno se pospuso para junio. Yo no volví a ver a Soto Millán. De modo que él publicó otra nota muy negativa el 15 de marzo de 2008, prácticamente la misma, en un periódico cultural, donde lo único que cambió fue lo tocante a la muerte de Emilio Carballido, el libretista, quedando el resto del artículo idéntico, sin hacer mención alguna del proceso de revisión y corrección. De ahí que lo considere la parte visible del equipo que me boicoteó y saboteó.
No sé si venga al caso, pero el día que Soto Millán critico mi ópera en la revista "Proceso", también el musical "Frida" de Marcos Lifshitz salió balconeado en dicha revista. Y Marcos fue mi compañero en el Taller de Composición del INBAL. Recuerdo que cuando se realizó el primer concurso de guitarra de Paracho, Michoacán, hicieron por vez única un concurso de composición, al cual yo pretendía participar.
Cometí la indiscreción de platicárselo a alguno de mis compañeros del Taller. pude entregar las partituras, porque en Toluca, me asaltaron y me golpearon despiadadamente. Y pretendieron hecharme en la noche a un barranco donde se oía el ruido de una cascada. salvé la vida de mllagro. Aunque hice la denuncia, no agarraron a nadie, porque los datos que yo proporcionaba correspondían a un policía del Distrito Federal. Eran los tiempos del General Durazo. Aparte de Marcos, mis compañeros eran Arturo Márquez, Victor Manuel Medéles, Juan Herrejón y Tonatiuh de la Sierra.
Volviendo a lo de "Tropical", durante el proceso de montaje de la ópera ocurrieron dos muertes: El Padre de la cantante Sharon Hernandez falleció en Oaxaca y, un día antes de la presentación de las arias y conjuntos vocales fué atropellado en Chile Eliú Filobello, quien había sido el primer promotor y estratega de marketing de la Organización Katarsis, Música y Danza y estaba terminadno una Maestría en dicho país. Además, era hijo de una gran amiga de mi esposa y primo del profesor de canto de mi hija quien fue la cantante protagonista.
El día del reestreno en el Puerto de Veracruz, se adelantó el festival "Afrocaribeño", lleno de eventos gratuitos y nosotros necesitábamos una fuerte entrada de público para recuperar la inversión. Pues había que pagar a los artistas, la publicidad, los autobuses, el teatro, impuestos, etc., etc.
En la publicación de los becarios que obtuvieron un "estímulo a la creación" durante los periodos que van de 1998 a 2000 se omitió mi nombre, a pesar de en 1999 obtuve un estímulo para "Creadores con Trayectoria", que es una de las distinciones más altas. Además, hasta 2007obtuve tres estímulos de esta naturaleza, lo cual es el número máximo que se puede obtener.
El problema es que la directora anterior del Instituto Veracruzano de Cultura, fue alumna de mi señora madre y le pulbicó en dicho instituto la novela corta "Esther". La ópera la comenzé a escribir siendo ella la Directora del Instituto citado y los estrenos se hicieron después de su gestión. Nunca supe porqué no la dejaron concluir su gestión, pero en su lugar vino sorpresivamente Sergio Villasana Delfín, a quien no tengo el gusto de conocer. Pero siento que no me ha ido bien en su administración. De hecho, la Orquesta Juvenil del Instituto de Música hace poco estrenó una obra de Eduardo Soto Millán y mi ópera la tienen tirada al olvido.
Pero no es todo, recientemente hicieron los festejos de aniversario de "El Ágora", centro cultural donde desde su primera época yo realicé eventos culturales que sí alcanzaron una cierta trascendencia. No se mencionó una palabra de ellos.
Para finalizar, hace poco yo fuí por un acta de nacimiento apostillada a Hermosillo, Sonora y me la dieron en un lapso de dos horas, con todo y el traslado de una oficina a otra. Acá en Veracruz, se tardaron cerca de una semana para darle a mi hija un acta sencilla, y además "se equivocaron" y anotaron que era del sexo masculino. Cuando pagué los derechos para cuatro pasaportes, en BANAMEX, en tres de ellos hicieron el recibo con faltas de ortografía y tuve que pagar otros derechos.
Todos estos elementos, me hacen sospechar que soy un perseguido político, debido a las calumnias de la mafia a la cual pertenece Eduardo Soto Millán, quien se mueve a niveles más altos que los míos. Gracias por prestarme atención. Hasta la próxima.