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La cajita de la luz brillante

22/06/2019 18:14 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

Nuestra historia hoy, tiene una cama en el pasado

Fuente Literaria

*Perú, es nuestro mundo imaginario junto a Bolivia, tierra indígena de sueños y símbolos de un mundo latino lleno de riquezas naturales para vivir en libertad, avasallada por depredadores por causa de presidentes que se arrodillan en su imagen de traición al pueblo que les dio su confianza. Traidores al fin.

La realidad, se nos va entre los sueños y en oportunidades nos atormenta, por esto, ignoro quien soy, hasta en oportunidades mi Jehová, lleva mi camino por un laberinto que busca incansablemente su verdad. En un costado de mi cuarto, una gran cantidad de lapiceros y bolígrafos nos lleva prender del tiempo a través de la memoria, como el computador.

Ese tiempo, que nos hace olvidar el frio o el calor entre árboles viejos y apolillados en años. Deseo conocer esa realidad, llena de esperanzas y desesperanzas, acerca de la vida y muerte, bien como mal. Vivo de fantasmas que residen desde lo más profundo de mi Ser, somos un engendro de la realidad y fantasía. Todo, sale de allí, del alma, utilizando el corazón como escudo.

Me confieso tener más defectos que virtudes.  reprocho especialmente tener un carácter difícil, que hace desgraciados a los seres que me rodean y a quienes quisiera darles felicidad. Pero soy un hombre incapacitado para la felicidad, permanentemente torturado y tironeado por los diversos personajes que viven dentro de sí mismo. Un hombre multifacético, que, aunque tiene un solo matrimonio, confieso haber tenido varias amistades importantes en la vida y en su obra, que han satisfecho los diversos aspectos de su personalidad.

A pesar de todo, la dedicatoria de mis trabajos es muy decidora: «Dedico mis artículos y obra a la mujer que tenazmente me alentó en los momentos de descreimiento, que son los más. Sin ella, nunca habría tenido fuerzas para llevarla a cabo. Y aunque habría merecido algo mejor, aun así, con todas sus imperfecciones, aun así, con todas sus imperfecciones, a ella le pertenece». Esa mujer fue mi esposa.

No me considero encasillado dentro de una «escuela» determinada. Aunque recibí una influencia de Mario Vargas Llosa en escribir a dos o tres tiempos.

No soy un escritor profesional. Aunque me acostumbre a los diarios de provincia, recuerdo a Guillermo Antón Santana y Carlos Viso del Prette, mi paso por el Raúl Cuenca de Ciudad Ojeda, donde cobraba un céntimo por poesía a quienes deseaban flores a alguna colegiala.

- Poco me gusta ser escritor., deseo ser lingüista. O tener un pequeño taller de oratoria y política en un barrio desconocido.

Hablando de política, de la realidad argentina, chilena y venezolana opino que no se puede estar al margen de los procesos de cambio que tienen que enfrentar los países subdesarrollados. Lamentablemente la izquierda fracaso por desobedecer los lineamientos dados por Hugo Chávez Frías. Incluso Lula como Maduro desvirtuaron esa verdad, su horizonte es enriquecerse con los bienes energéticos del Sur.

Ningún hombre lúcido, digno y generoso puede apoyar la injusticia en ninguna de sus formas. Soy partidario de la transformación social, como de sus cambios. Pero quiero justicia social con libertad. No quiero que se reemplace la esclavitud económica por la esclavitud política. Todas las esclavitudes las repugno.

Generalmente, no hago borradores de algo que intento decir. Es una secuencia en ascenso que se acercan o alejan, somos un enigma y tenemos que ahondar en nuestro propio corazón.Decía Kierkegaard que en la medida en que ahondamos en nuestro propio corazón ahondamos en el corazón de los demás.

Atrás, dejemos el encasillado

Necesito que me rescaten, tal vez el único camino sea tratar de desenredarme.

Mi abuelo Celestino, siempre me llevaba al malecón en un autobús para dormirme, era la penúltima vuelta, aquel chofer le daba ánimo para que viese la luz brillante en el horizonte y el sonar de las sirenas de los barcos en el muelle, las sirenas en su fuente.  No puedo precisar cuánto tiempo estuvo guardada en aquel traje de niñez que usaba poco. Sólo recuerdo que en una oportunidad lo mandé a lavar y, con gran sorpresa mía, cuando el dependiente me lo devolvió limpio, me entregó una cajita, diciéndome: «Esto debe ser suyo, pues lo he encontrado en su bolsillo». La cajita guardaba un sacapuntas que me regaló el chofer.

Aquí empezó realmente, el encadenamiento de sucesos extraños que me acontecieron. Lo primero fue un incidente que tuve en una librería de viejos libros. Me hallaba repasando añejas encuadernaciones cuando el patrón, que desde hacía rato me observaba desde el ángulo más oscuro de su librería, se me acercó y, con un tono de complicidad, entre guiños y muecas convencionales, me dijo: «Aquí tenemos libros de la vieja Alemania». Yo lo quedé mirando intrigado porque no había preguntado por dichos autores, el cual, por lo demás, aunque mis conocimientos de literatura no son muy amplios, me era enteramente desconocido. Y acto seguido añadió: «Feifer estuvo en Pilsen». Como yo no saliera de mi estupor, el librero terminó con un tono de revelación, de confidencia definitiva: «Debe usted saber que lo mataron. Sí, lo mataron de un bastonazo en la estación de Praga». Y dicho esto se retiró hacia el ángulo de donde había surgido y permaneció en el más profundo silencio. Yo seguí revisando algunos volúmenes maquinalmente pero mi pensamiento se hallaba preocupado en las palabras enigmáticas del librero. Después de comprar un libro de poesía salí, desconcertado, del negocio.

Aprendí mucho de Mario Vargas Llosa y Pérez Esquivel, uno Premio Nobel de Literatura y el otro de Paz, uno peruano y otro argentino. Fueron mis profesores en la Universidad de Carabobo en la Oficina De Investigaciones Latinoamericanas de Estudios Jurídicos de la Facultad de Derecho en Epistemología del Lenguaje Jurídico y Semiología del Lenguaje en el lapso 1978- 1984, donde me especialice en Filosofía Moderna del Lenguaje Procesal.

Aquella cajita, camino conmigo por los suburbios de la ciudad y me abordaba en cada momento, como una tarjeta entre las manos

Hoy, la ignorancia es patética y de aquel gran Imperio Incaico que se desbordaba entre La Nueva Granda y las Islas Las Malvinas se trastocó por los impulsos de controlar el poder que, hoy, se lo hemos dados a los chinos y rusos por nuestras impericias en su manejo y, la ambición de controlar las hojas de coca en la Nueva Ruta de La Seda.

Durante algún tiempo estuve razonando sobre el significado de muchos incidentes, pero como no se pueden solucionar, acabé por olvidarme de ellos.

Los recuerdos de niñez andan hilvanados con las más agudas especulaciones filosóficas, y a unas digresiones sobre el cultivo de la remolacha fue aplicado el mismo método expositivo que a la organización del Estado. Recuerdo que, en una de mis conferencias ante un nutrido grupo de sindicalistas, finalicé pintando unas rayas rojas en una pizarra, con una tiza que extraje de su bolsillo.

Había comenzado la gran tragedia comunista y la esclavitud del hombre. Al partido comunista latinoamericano lo habían tomado unos vagabundos, sin conciencia social y que hoy, se encuentran vestidos de uniformes y botas largas para manipular al pueblo, y controlan el aparato estructural agroalimentario.

Hay mil formas de escapar de la fatalidad. La misma que envuelve a Michell Bachelet que no asume su rol.

Pero ¿cómo puede nadie escapar a su propia fatalidad?

Naturalmente, llevamos una insignia y, este es el momento de rescatarla, recordemos a los líderes indígenas peruanos y la diversidad de etnias. Es un rescate inesperado que nos ha de conmover, a tal extremo que decidí usarla por nuestra libertad. Pero, en las redes sociales la ignorancia impera, nos damos cuenta de las ofensas ante la ignorancia

Sabe, que solo a través de la palabra podemos incitar a la reflexión. Y en hacer pensar está, desde que me convirtieron en profesor de Historia de la Filosofía: “Creo mucho en la cultura, en el sentido técnico de la educación, de hacer una persona crítica, y al mismo tiempo la educación es también unos modales.

Tenemos que reencontrarnos con el pasado, imaginarnos otro mundo, volver la mirada y reencontrar el tiempo de otros látidos con nuestra realidad, que no fueron los nuestros, allí están nuestros jóvenes en una fosa y, ellos liberaron una gran batalla, necesitamos un país sin injerencia de cubanos y rusos, algo no visto en nuestra historia política

Obviamos a los Incas, centro de una cultura latina entre montañas

La libertad del individuo es la libertad de lo que pensamos

 


Sobre esta noticia

Autor:
Emiro Vera Suárez (2324 noticias)
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Tipo:
Opinión
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