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A los vascos la ballena les traen nostalgia de los tiempos en que ellos eran los primeros en cazarla yéndose para hacerlo hasta Terranova, pero desde que lo dejaron hace siglos han sido enemigos de los cazadores de todos los cetáceos integrando organizaciones como Greenpeace y Amigos de la Tierra
Un ejemplar adulto de ballena jorobada (o yubarta) fue filmado recientemente mientras saltaba y se zambullía a menos de dos millas del puerto guipuzcoano de Mutriku por un grupo de submarinistas del club Buceo Euskadi y también desde algunos puntos de la costa. La presencia de estos cetáceos en el Cantábrico no es tan habitual durante sus procesos migratorios, aunque infrecuente tan cerca de la costa.
Una de las características más peculiares de esta especie es que las hembras miden más que los machos. Según los últimos datos, la hembra más grande registrada tenía una longitud de 15, 5 metros, mientras que el macho medía 14, 3 metros. Se le conoce comúnmente como ballena jorobada por la joroba de su aleta dorsal.
Aunque este tipo de ballena sí esta descrita en el Golfo de Bizkaia, no es un animal que se suela ver con frecuencia en esta zona. Las últimas fueron avistadas en octubre de 2012, desde la costa de Bizkaia. Sí es frecuente en cambio la presencia de rorcuales comunes en el Cantábrico, sobre todo al final de la primavera y durante los meses de verano, cuando atraviesan nuestras aguas en su migración.
El tema del País Vasco y la caza de la ballena vuelven a la actualidad porque los vascos se embarcaron en una aventura durante la Edad Media y antes, como oficio y como deporte y para saberlo habría que adentrarse en un elemento extraño y caprichoso, como es el mar. Hoy los vascos que eran adictos a la caza de la ballena se alegrarán de que esta práctica sangrienta se haya prohibido en el mundo. Aclarar, que cuando hablamos de País Vasco, nos referimos a Bizkaia, Gipuzkoa, Lapurdi sobre todo y a puertos de la costa cantábrica como Castro Urdiales. Además, como laburdinos, gipuzkoanos y bizkainos, hablaban la misma lengua y no había fronteras entre pescadores y nadie podía distinguir la parte respectiva de cada población dedicada a la caza de la ballena durante la Alta Edad Media. Y menos porque pescaban todos juntos. Hoy diríamos "en equipo".
Todo esto es para decir que si alguien tiene en sus genes un pescador de ballenas, es un vasco. Pero han pasado siglos y hoy los genes podrían renacer en las mentes conscientes al conocer las noticias que las ballenas son libres de aparecer por todos los mares como reza la noticia de que de hecho lo están haciendo.
La razón de ser de los balleneros vascos era que los hombres que vivían en la costa, tuvieron que buscar las fuentes alimenticias en otro lugar que no fuera la tierra que era bastante pobre. A este factor, hay que añadir, el que por tanto, conocían y aprovechaban no solo los aportes a su dieta que el cetáceo, les proporcionaba, sino toda la ballena. La ballena era una industria total.
Al tratarse de un período que apenas nos ha dejado documentación directa acerca de la caza de la ballena, son los escudos de las villas costeras los que hablan y luego terminaron por dejarlo sin que ningún rey o una moderna Comisión Ballenera lo prohibiera.
Es el elemento más fiable dentro de un pueblo que no generó documentación escrita y de una sociedad, donde la palabra era lo fundamental. Eran y son un pueblo básicamente de tradición oral.
La historia de la caza de ballenas
Los vascos mismos podrían ser testigos del agotamiento de la ballena, de una zona tras otra y de una especie tras otra, hasta el punto que para ellos como para cualquier ciudadano del mundo resulta esencial la protección de todas las especies de ballenas para evitar su extinción por sobreexplotación, engaño, agotamiento. Piensan lo mismo que la Comisión Ballenera Internacional (CBI), que lo viene diciendo desde 1946. Y la lucha se ha prolongado durante casi 70 años.
Ese largo ciclo que se esconde tras la industria ballenera global ha empujado a toda la población de ballenas casi la total extinción. Aún no se sabe si algunas especies llegarán a recuperarse, incluso tras décadas de protección.
Las estadísticas hablan por sí mismas. La población de ballenas azules del Antártico está a menos del 1 por ciento de su abundancia original, a pesar de 40 años de protección total. Algunas poblaciones de ballenas se están recuperando, pero otras no. Solamente en un caso, el de la ballena gris del Pacífico oriental, se cree que ha recuperado su abundancia original, y su pariente más cercano, la ballena gris del Pacífico occidental, es la más amenazada del mundo: se encuentra al borde de la extinción, con tan sólo 100 ejemplares.
Datos recientes obtenidos mediante muestras de ADN reflejan que el impacto de la caza comercial de ballenas puede ser incluso peor de lo que se pensaba. La mayoría de las estimaciones en relación al volumen de la población histórica de ballenas provienen de datos antiguos, y son probablemente muy imprecisos, según el biólogo marino Steve Palumbi de la Estación Marina de la Universidad de Stanford en California, EE UU.
En 2003 Palumbi y sus colegas utilizaron muestras de ADN con el fin de calcular si la población de ballenas yubartas podría haber alcanzado la cantidad de 1, 5 millones antes del inicio de la caza comercial de ballenas en el siglo XIX. Esta cantidad hace pequeña la cifra de 100.000 ejemplares aceptada previamente por la CBI según los registros balleneros del siglo XIX. Actualmente existen solamente unas 20.000 yubartas.
Los delegados japoneses presentes en la Comisión Ballenera Internacional (CBI) usan constantemente la referencia a la estimación de la población de rorcuales aliblancos de 760.000. Pero esta cifra fue corregida por la CBI en el año 2.000 porque investigaciones recientes encontraron menos ejemplares que las antiguas. Las nuevas estimaciones son la mitad de las antiguas en todas las áreas que han sido reinvestigadas. Los científicos de la CBI no entienden las razones de este cambio y son capaces de ponerse de acuerdo en nuevas estimaciones.
Consumo, contaminación, catástrofe
La caza de ballenas no es la única amenaza para estas especies. Los océanos, o más aún, el impacto humano sobre los océanos, han cambiado dramáticamente durante el medio siglo transcurrido desde que las ballenas están protegidas. Entre las amenazas ambientales conocidas para las ballenas destacan el cambio climático global, la contaminación, la sobrepesca, el debilitamiento de la capa de ozono, el ruido provocado por dispositivos de sonar, y las colisiones con embarcaciones. La pesca a escala industrial supone una amenaza para la disponibilidad de alimento de las ballenas y un riesgo físico al quedar enganchadas éstas en las redes de pesca.
Si estabas pensando en comer ballena, piénsatelo bien – la grasa procedente de ballenas algunas áreas está tan contaminada con insecticidas organoclorados como los PCB (policlorodifenilos) y pesticidas que ¡podría clasificarse como residuo tóxico! Se sabe que los organoclorados dañan el desarrollo infantil y tienen un efecto negativo en la reproducción.
A pesar de estas amenazas, un número cada vez mayor de países de la Comisión Ballenera Internacional (CBI) votan a favor de la reanudación de la caza comercial de ballenas. Entre los nuevos y entusiastas miembros de la CBI destacan Benin, Gabón, Tuvalu y Nauru. Obviamente estos nuevos miembros y sus votos no reflejan un cambio en la opinión pública mundial. Estos países han sido reclutados para la CBI por el Gobierno japonés y votan bajo lo que se denomina un “programa de consolidación de votos” por la Agencia de Pesquera de Japón.
Las expectativas de recuperación de la población de ballenas se basan en la idea de que, excepto en relación a la caza comercial, los océanos son un lugar tan seguro como lo eran hace un siglo, aunque por desgracia esta idea no resulta ya válida. Ésta es la razón por la que creemos que debe detenerse cualquier forma de caza de ballenas.
No a la caza de ballenas.
La evidencia disponible nos dice que no hay manera de cazar y matar ballenas en el mar sin causar un sufrimiento agudo. Sin opción de sacrificio humanitario, la WSPA pide que sea detenida toda caza de ballenas con fines comerciales.
La visibilidad, el oleaje del mar y los movimientos del barco y los de la ballena, hacen imposible asegurar un tiro letal en el mar. Estos animales pueden sufrir hasta una hora antes de sucumbir a los arpones y rifles de los cazadores.
La excusa de la investigación científica como razón para seguir cazando ballenas se ha terminado porque la transparencia se volvió opaca con la sangre de los cetáceos
Sabemos que esta es la forma en que se da muerte a las ballenas. Pero poco sabemos acerca de su inteligencia, comportamientos y grupos sociales bajo las olas.
La WSPA cree que obtener un entendimiento de la vida de las ballenas es esencial para comprender los impactos totales de la caza en estos animales.
¿Por qué esta práctica cruel no está prohibida?
La caza de ballenas con fines comerciales fue sido prohibida hace más de 20 años pero algunos países, como Noruega y Japón, continuaban cazándolas, para “fines científicos”, que era una puerta trasera que por razones inconfesables dejaba abierta la CBI.
Esto significó que todavía alrededor de 2.500 ballenas eran muertas todos los años en cacerías crueles, sangrientas e innecesarias que causan intenso dolor y angustia. Su carne ha sido por años vendida para el consumo humano.
Trabajo por el bienestar de las ballenas
La WSPA ha trabajado para detener la caza de ballenas con fines comerciales o científicos, al igual que Greenpeace y la WWF haciendo uso de la diplomacia y el apoyo público para meter el bienestar de las ballenas en la agenda de la reunión anual de la Comisión Ballenera Internacional. Apoyando y animando a las sociedades miembro de países pro y anti caza de ballenas en sus campañas contra esta práctica (basadas en el bienestar). Produciendo informes para respaldar con argumentos científicos suficientes, las exigencias de medio mundo
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Un grupo de ONGs unidas en contra de la caza de ballenas con base en el bienestar. Al compartir información y trabajaron juntas con en mayor capacidad de promover la importancia del bienestar de las ballenas por el mundo.
Solicitando su ayuda. Su apoyo han ayudado a la WSPA a demostrar a las naciones cazadoras de ballenas y a la CBI que el preservar las ballenas era importante para la gente común.
Necesitaban convencer a más países para que se manifiesten en contra de esta persecución de crueldad inherente.
Por fin, 70 años después la pesca de ballenas ha quedado prohibida y no hay concesión de nuevos ni aunque tenga fines científicos. Los jueces han decidido por 12 votos contra 4 revocar los permisos para la caza de estos cetáceos en aguas del océano Antártico en una decisión contra la que no cabe recurso.
"El tribunal concluye que los permisos especiales concedidos a Japón para matar, capturar y comerciar con ballenas en el marco del (acuerdo) JARPA II no tienen fines científicos", señala el veredicto, firmado por el presidente del tribunal, Peter Tomka. Por ello, Japón debe cesar la caza de ballenas "con efecto inmediato" y revocar todas las licencias actuales, informan medios neozelandeses y japoneses.
Los magistrados estimaron que si bien el programa de investigación nipón contiene "objetivos científicos", su puesta en práctica se ha hecho de una manera "poco transparente". Esa falta de transparencia se aplicó especialmente en la elección del tamaño de las muestras de cetáceos, que incluyen, por temporada, la caza de 850 ejemplares de rorcual aliblanco, 50 de ballena jorobada y 50 de rorcual común, expusieron los magistrados.
Japón no ha podido "explicar" las razones por las que aumentó el tamaño de la muestra respecto a la primera fase de su programa científico, ni por qué incluyó otras dos especies de cetáceos en el mismo, añadieron. "La medida no es razonable en relación a la consecución de los objetivos", concluyeron los jueces en su fallo.
El portavoz de la delegación japonesa, Nori Shikati, dijo a la prensa que aunque Japón está "decepcionado y lamenta" el fallo, " lo acepta porque tiene la obligación de cumplirlo, porque es vinculante".
Sin embargo, no especificó en qué pasos concretos por parte de Tokio se apelará contra el fallo, "porque tenemos que estudiar la larga sentencia antes de determinar acciones concretas".
El II Programa Japonés de Investigación sobre Ballenas en el Antártico bajo Permiso Especial (JARPA II), habilitaba a los japoneses para realizar estudios sobre el ecosistema antártico y las poblaciones de ballenas, lo que permitía su caza.Pero era más bien una tapadera.
Australia y Nueva Zelanda impulsaron la denuncia contra Japón en los tribunales internacionales porque consideraban que Tokio estaba explotando una laguna legal del JARPA II con la excusa de la investigación científica.
Denuncia de Nueva Zelanda y Australia
La denuncia fue interpuesta en 2010, cuando Australia y Nueva Zelanda denunciaron que el programa de caza de ballenas tenía únicamente fines comerciales. Japón, por su parte, cuestionaba la legitimidad del tribunal para decidir qué es y qué no es ciencia.
El ministro de Asuntos Exteriores neozelandés, Murray McCully, reconocía que se trataba de un caso complejo. "Lo importante para nosotros es si hay un camino para poner fin a la caza de ballenas en el océano del sur desde la perspectiva japonesa y eso es lo que esperamos que se recoja en la decisión judicial", dijo antes de conocerse la sentencia en declaraciones a la televisión neozelandesa One News.
La caza de ballenas está prohibida a nivel internacional desde 1986, pero países como Noruega, Islandia y otros países continúan practicándola a pequeña escala, mientras que Japón se amparó en una normativa de la década de 1940 para seguir con esta actividad. En los últimos 20 años unas 10.000 ballenas han muerto a manos de los balleneros japoneses supuestamente para fomentar la investigación sobre estos cetáceos.
La demanda de carne de ballena en Japón ha descendido drásticamente entre 1962 y 2009, y el número de toneladas para consumo ha pasado de 230.000 a 4.200 en ese periodo.
El Fondo Internacional para el Bienestar Animal (IFAW, por su sigla en inglés) se congratuló hoy por el fallo de la CIJ y uno de los directivos de esa ONG, Patrick Ramage, instó a "Japón, Noruega e Islanda, los tres países que aún cazan ballenas con propósitos comerciales, a aceptar que ello no puede ocurrir en el siglo XXI y a que cumplan la sentencia de hoy".
"El mercado de la carne de ballena en esos tres países está en caída libre. Ha llegado el momento para que se unan al resto de la comunidad internacional y (los tres) abandonen una industria obsoleta y poco rentable", agregó Ramage en un comunicado.