La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó este martes la matanza entre presos ocurrida el 16 de octubre en una cárcel de Brasil, y pidió que el Estado adopte medidas para prevenir nuevos incidentes de esa naturaleza.

Un enfrentamiento entre bandas rivales dejó ese día 10 presos muertos en una cárcel del estado brasileño de Roraima (norte), aunque inicialmente se habían reportado 25 víctimas fatales en el sangriento episodio.

En una nota oficial, la CIDH pidió a Brasil que inicie una investigación para identificar y sancionar a los responsables", y recordó que cabe al Estado adoptar las medidas necesarias para prevenir que vuelvan a producirse incidentes de este tipo".

La entidad recordó que "este grave hecho se enmarca en un contexto de violencia que prevalece en las cárceles brasileras, las cuales generalmente tienen problemas de hacinamiento".

La situación en la Penitenciaria Agrícola de Monte Cristo es de tal gravedad que un fiscal brasileño del estado de Roraima recomendó, apenas dos días después de la matanza, que la única solución viable era demoler el establecimiento, ya que la cárcel era incontrolable.

"La única solución allí es construir otra cárcel. Si los presos quieren, cometen otra masacre porque en ese presidio no se consigue garantizar la seguridad de nadie", había declarado el fiscal Carlos Paixao de Oliveira a la prensa local.

Los enfrentamientos en esa cárcel se enmarcan en una guerra entre las dos mayores facciones del crimen organizado en Brasil, el PCC (Primer Comando de la Capital) y el CV (Comando Vermelho). Entre los muertos, había siete cuerpos carbonizados y tres decapitados.

Al día siguiente, la guerra se extendió a una cárcel de Porto Velho, la capital de Rondonia (noroeste), con saldo de ocho muertos.