Fuente Literaria

Mis pies, caminan hacia ti y, mi alma crece como el musgo en las ruinas,

Huyo, pero la niebla me persigue, deseo encontrar al Cerro Azul.

Tú, eres la que esta dentro de mí y, estas lejana. Junto a mí

Y, porque me persigues.

Es el eco de tu voz, a lo lejos.

Furioso, áspero, cruzo las montañas con el minotauro y unicornio,

Ante un corazón desleal, traidor y cobarde. Necesito de tu reposo

Para amarte. Huir de tu rostro al desengaño.

El licor es suave, amar el daño. Es emborracharse y creer y creer

Que, en un cielo, todos cabemos.

Vivamos juntos, sin un pulmón ajeno, amémonos.

Nunca, te dejes engañar, se firme

El dolor, no se puede compartir, te amaré. El Cerro Azul, nos espera.

Con los anillos de fuego, en nuestros dedos, dominando la Bahía

De Patanemo y lanzando flechas a los ciervos para comer y huir

Al cielo.

Ninguno, esta tan cerca, el aire es bastante para los dos.

El dolor, no se puede compartir, ni la alegría darle una ración

De esperanza.

El hombre, se anima a las soledades, huye y se desangra, muere

Ante el reflejo del tigre.

Eres el agua, la imagen de mis sueños. Dejemos de odiarnos, nos amamos.

Somos dos olas que vienen juntos a morir, sobre una playa.

Y que, al romper se coronan, con un penacho de plata, son lágrimas, gotas

Nuestro corazón debe ser firme, ante lo que amamos

Del mar. Hasta formarse una nube blanca, son lágrimas.

Allí, comienza nuestro tiempo.

Emiro Vera Suárez, Valencia, 12/11/2018