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La figura del Community Manager ha ido cogiendo fuerza durante los últimos años, convirtiéndose en un obligatorio para cualquier empresa que quiera tener una mínima representación en la red. Hoy hablamos del trabajo de estos grandes profesionales
Desde 2011, el cuarto lunes de enero se celebra
el Día Internacional del Community
Manager, una figura que desde que nació
ha evolucionado considerablemente y se
ha convertido en una atractiva salida
profesional sobre todo entre los más
jóvenes, atraídos por el manejo de las
redes sociales. Sin embargo, existe
mucho desconocimiento alrededor de las
funciones de este perfil, puesto que,
además de gestionar calendarios
editoriales para canales con miles de
millones de usuarios, llevan a cabo
muchas otras tareas tan necesarias. Por
ello, IMF Institución Académica quiere
ilustrar acerca de esta figura, convertida
en clave para empresas, marcas o productos.
Como explica Nimrod Puente, Director del área académica de Marketing de IMF
Institución Académica: “El community manager (CM) se ha convertido en el branding
empresarial, en la comunicación orgánica de la empresa y en la atención personalizada
al cliente. Y supone un 3 en 1 muy poderoso que no podemos dejar pasar si tenemos
una empresa con el objetivo de posicionarse y crecer”.
La demanda de community managers es cada vez mayor. Solamente en España, se
espera que se generen entre 60.000 y 70.000 puestos de trabajo en los próximos tres
años, sin contar con que cada día son más las exigencias del público en cuanto a su
interacción en las redes sociales. Para conocerles mejor, desde IMF Institución
Académica destacan cinco aspectos clave y menos conocidos en torno a la figura del
CM:
1. Un perfil con una década de historia.
Las redes sociales empiezan a ganar fuerza desde 2006, aproximadamente, año en el
que Facebook se da a conocer y empiezan a comercializarse los primeros smartphones,
que llevaban al bolsillo la experiencia social de forma instantánea. Pero no es hasta el
boom de 2010, con el nacimiento de Instagram o la popularización de Twitter cuando
surge la necesidad de crear un puesto laboral dedicado exclusivamente a la gestión de
las redes sociales corporativas o de producto.
2. Mucho más que poner tuits y responder a las críticas.
A este perfil se le reconoce la importancia de su rol, pero no su jerarquía o seniority.
Cuando comenzó a popularizarse esta función, su principal objetivo era establecer un
seguimiento de acciones y de los stakeholders relacionados con la compañía,
participando en comunicaciones directas con clientes, distribuidores y otros agentes
institucionales con una perspectiva de compartir información, canalizar quejas y
demandas e informar sobre acciones relevantes de competidores directos e indirectos.
Asimismo, han ido adquiriendo también un papel relevante en la animación y la
dinamización de redes sociales en aquellos canales relacionados con el negocio de las
compañías. Actualmente, además de estas funciones, muchos de los CM han recibido
formación especializada para integrarse como un agente más en el proceso de
captación y fidelización de consumidores, sin duda fundamental para la gran parte de
las compañías. Una evolución que deja constancia de la creciente importancia de este
perfil y de sus labores, mucho más allá de la programación de contenido en cada perfil
social.
3. Una labor que demanda disponibilidad 24/7.
Los usuarios tienen la posibilidad de escribir a las marcas y a las empresas todos los
días del año y a todas horas. Esta libertad que se le otorga a los internautas añade un
hándicap al perfil del CM y no es otra que la dificultad de contar con un horario fijo. Así,
la labor necesita de cierta dedicación y atención durante los fines de semana o más allá
de horario laboral, por si puede surgir algún imprevisto. Si bien no se trata de estar
tuiteando o posteando las 24 horas del día, sí conviene contar con una organización y
programación clara y sumar una buena monitorización para lograr estar al tanto de los
comentarios o polémicas que puedan surgir en cualquier momento para tratar de ser
ágiles en las respuestas y evitar posibles problemas.
4. La necesidad de trabajar en equipo.
En ocasiones, se tiende a pensar que el CM es la única figura asociada al trabajo en
redes, pero la realidad es que existen muchas otras más desconocidas, como la del
social media strategist, encargado de la estrategia de redes; el social media analyst,
fundamental para analizar y poner en cifras el trabajo social; o el de creative copywriter,
para generar los mejores contenidos. Perfiles que deben hacer equipo para ir de la mano
en el óptimo funcionamiento del área de Social Media de las compañías. De hecho,
muchos de ellos están trabajando ahora de manera muy cercana a los departamentos
de marketing, además de en la parte de comunicación y relaciones institucionales, con
el objetivo de reforzar los atributos de productos y servicios y presentarlos como
alternativas que puedan influir en los procesos de toma de decisión de clientes y
consumidores.
5. Ser community manager no es un hobbie: es un oficio.
El intrusismo laboral está a la orden del día cuando cualquiera se siente con facilidad
para realizar una labor, y, precisamente en este sector, el porcentaje de personas que
realizan este tipo de trabajo sin formación es muy alto. Hay que tener en cuenta que las
marcas se han acercado al consumidor gracias a la figura del CM frente a otras técnicas
convencionales, lo que ha permitido que la comunicación sea bidireccional. Por ello,
para ejercer esta labor, además de contar con conocimientos de marketing digital,
Nimrod Puente señala una serie de atributos, como “ser un buen comunicador, escribir
correctamente o tener agilidad mental para responder comentarios, que ayudan a
completar el perfil de estos profesionales”.
IMF Institución Académica cuenta con un Máster en Marketing y Comunicación Digital
en su cartera de servicios donde ofrecen un programa completo con profesores de
primer nivel y en modalidad online, semipresencial y presencial.