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Miles de iraquíes cristianos que ya habían escapado a la ofensiva yihadista en Mosul (norte) se vieron obligados nuevamente a huir de los yihadistas que atacaron tres aldeas donde se habían refugiado, indicaron este miércoles el patriarca caldeo y varios testigos.
Estos desplazados habían escapado el mes pasado de Mosul, la gran ciudad del norte de Irak bajo control desde el 10 de junio de los insurgentes sunitas liderados por los yihadistas radicales sunitas del Estado Islámico (EI), refugiándose en las aldeas de Tal Kayf, Bartella, Qaraqosh y otras localidades vecinas.
En la aldea de Alya Rash, en la carretera que une Mosul con Erbil, la capital del Kurdistán autónomo (más al este), un atentado suicida con coche bomba lanzado contra un cordón de las fuerzas de seguridad kurdas (peshmerga) mató a uno de sus miembros.
Fuentes peshmerga y de la comunidad cristiana señalaron bombardeos contra varias localidades de la región en los últimos días. El patriarca caldeo Luis Sako se refirió a por lo menos un muerto, Lajin Hekmat, empleado de la principal iglesia de Tal Kayf, en la periferia del norte de Mosul.
"Numerosas familias escaparon en los últimos días de la localidad de Bartella", dijo Sako a la AFP, agregando que la población temía una gran batalla después de la ofensiva yihadista contra Sinjar (a unos 150 kilómetros al oeste).
La caída de Sinjar el domingo en manos del EI obligó a escapar a unas 200.000 personas, según la ONU.
El patriarca Sako dijo que esta semana envió un nuevo mensaje al papa Francisco pidiendo una movilización urgente para proteger a una de las comunidades cristianas más antiguas del mundo.