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El viernes pasado la vida me ha cobrado una factura más de esas que uno piensa que nunca ha de ver llegar por fin tengo treinta y con esto empiezo la edad de los "nuncas".
El viernes pasado la vida me ha cobrado una factura más de esas que uno piensa que nunca ha de ver llegar. Temprano por la mañana me fui al gimnasio decidido a convertirme en una montaña de músculos. Cabe señalar que el único músculo que tengo por el momento es el de la panza. Últimamente no le he tomado mucho aprecio al gimnasio y es que parece mas un club del ego que un centro de deporte. En los días que llevo visitándolo he podido darme cuenta, que uno paga por cargar cosas pesada y después sentirse todo adolorido. Ha ratos hasta me siento Santiago Creel, con eso de que le dan por todos lados hasta los de su mismo partido. Sin embargo no queda otra opción si lo que quieres es disfrazar las lonjas con algunos músculos estratégicamente escogidos. Comencé de muy mala gana, como queriendo creer que los anuncios de la tv son verdad. Ahí estaba yo, cargando pesas de un lado para otro, subiéndome y bajándome de aparatos, cuando me di cuenta que todo mundo se voltea a ver en el espejo. Algunos lo hacen disimuladamente, otros de plano nada mas les falta el tutuu y dar brincos. A este selecto grupo les gusta que les digan metrosexuales. La verdad un servidor casi nunca se ve en el espejo.... ya esta bien, si me veo, pero por ratos y por partes para no caer en shock. Pero eso si nunca como los metrosexuales, que dicen que no son putos, nomás un poquito gay y solo los domingos. A ver ¿quien carajos se pone loción para ir al gimnasio y busca que sus tenis combinen con su sudadera? ¿Quien se sabe el nombre de todos los músculos que tiene un brazo de memoria? En efecto… los metro sexuales de gimnasio. Precisamente me encontraba admirando un músculo que no me conocía, cuando al bajar una pesa sentí un pellizco en la espalda. Lo primero que pensé fue, hijos de la guayaba ya me ensartaron y ni chance me dieron de defenderme. Pero No, lo que me paso fue que me fregué un disco de la columna baja.
Como pude me enderecé y me fui directo a la salida, así como sin hacerla mucho de pedo. Total no les iba a dar la satisfacción de verme chillar a los mendigos esos. Hoy después de visitar al quiropráctico de las estrellas y pagar una fortuna por 5 minutos de consulta, me encuentro tirado en cama y pensando en lo que me dijo el doctor. "los treinta no son como los 20, aquí duele mas"
De todas formas y a manera de protesta les dejo una foto de como en esta posición nunca me paso nada. Total ¿Que tiene de malo estar panzón?