1. Conoce a fondo tu trabajo o los puestos de trabajo de tu empresa.

2. Haz una buena evaluación de cada puesto y sus posibles riesgos.

3. Cumple sin excepción las normas de seguridad.

4. Utiliza los Equipos de Protección Individual (EPIs). Ayúdanos a protegerte.

5. Ten presente que cada EPI debe ser proporcional al riesgo contra el que se destina.

6. No te engañes… un guante de protección, por ejemplo, no es sólo un guante. Algunos EPI cuentan con un nivel tecnológico muy avanzado.

Recuerda –siempre- que la seguridad es una inversión, no un gasto. A la larga, sus rendimientos se miden en seguridad y salud

7. Aplica y pon en práctica la formación recibida para el buen uso de los EPIs, ya seas trabajador o empresa.

8. Acepta que tu empresa no tiene por qué ser especialista en formación. El equipo técnico del distribuidor puede ayudarte la gran mayoría de veces.

9. Evalúa periódicamente los riesgos de cada puesto de trabajo y subsana las deficiencias detectadas.

10. Y recuerda –siempre- que la seguridad es una inversión, no un gasto. A la larga, sus rendimientos se miden en seguridad y salud.

Cumple sin excepción las normas de seguridad