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Los artistas de origen “culto” han dejado de interesarse en la tradición cultural del arte popular por experimentar en otras áreas, y pocos creadores, como el maestro Abraham Cruz Villegas, estudian y emplean técnicas ancestrales de México, dijo anoche a Notimex Mireida Velázquez. Por eso, mencionó en entrevista la curadora del Museo de Arte Moderno (MAM), “este es el momento de detenernos y revalorar cuál es nuestra gran herencia cultural y artística, y decirnos qué es lo que queremos transformar y hacia donde queremos ir como artistas y como nación”. Velázquez curó la exposición “Facturas y manufacturas de la identidad”, muestra de la que se presentó el catálogo respectivo, proyecto editorial en el que trabajó sobre los contenidos y en el cual aportó un valioso texto que complementa la visión moderna del arte popular mexicano. A raíz de la exposición que se presentó por varios meses en el MAM y del catálogo, dijo concluir que el arte popular ha sido rescatado en muchos sentidos; “si vemos de 100 años a la fecha, hoy existen importantes colecciones de arte popular mexicano, en el país y el extranjero”. Sin embargo, añadió, “se han perdido ciertos valores inherentes de la creación del arte popular, valores que le dieron ese sentido artístico que hicieron que toda la nación volteara a verlo, y la conformación de estereotipos”. Opinó que “estamos estancados y seguimos siendo concebidos, tanto al interior del país como en el extranjero, a partir de esas imágenes del charro y la China Poblana. Hemos perdido porque no hemos rescatado de manera adecuada la riqueza cultural que tiene este país”. Recordó que en el norte del país se hace una serie de manufacturas populares que en el sur no se conoce, “no estamos tan cocientes de la diversidad cultural, étnica y racial que tiene la República Mexicana, que es parte de todo el trasfondo que nos conforma como nación”. Respecto al catálogo de la exposición “Facturas y manufacturas de la identidad”, aseveró que encierra una revaloración, desde el arte moderno, del diálogo que estableció el de tipo popular con la modernidad mexicana, algo que no ha estado tan claro en esta época. “Se ha estudiado el arte popular y sus diferentes manifestaciones. Incluso, existen instituciones dedicadas expresamente a su investigación pero en el MAM decidimos preguntarnos cuál fue el gran papel del arte popular en la conformación de una identidad mexicana posterior a la Revolución de 1910”. A partir de su experiencia y formación académica, Velázquez sostuvo que en los años 20 del siglo XX cambió mucho la manera en que los mexicanos se definían a sí mismos y como nación, y fue el arte popular el que dio el punto de cohesión entre los grupos sociales, artísticos y la intelectualidad mexicana. “También dio el sentido de la nueva cultura mexicana, y al tener el MAM una colección importante de artista de la modernidad, como Diego Rivera y Frida Kahlo, queremos ver cómo esos artistas ´cultos´ se dejaron influir y tomaron propuestas del arte y la cultura popular para sus propias creaciones”. La exposición y el catálogo rescataron una serie de documentos importantes sobre una muestra fundamental, la que se realizó en 1921 para celebrar los 100 años de la consumación de la Independencia. “Eso nos dio la oportunidad de poder ver el programa de esa primera exposición”, dijo la curadora. Destacó que en el catálogo participó gente que está abocada a la investigación del coleccionismo de arte popular y cómo funcionó en esos años, como Karen Cordero, académica de la Universidad Iberoamericana, una de las autoridades más destacadas en el estudio de arte popular de la primera mitad del Siglo XX. Añadió que colaboró también la doctora Ana Garduño, especialista en coleccionismo, quien en esta oportunidad aportó un importante texto sobre cómo se conformaron los primeros acervos, todos de capital interés y valor, institucionales y particulares, tanto en México como en el extranjero. También se cuenta con un texto del doctor Ricardo Pérez Montfort, especialista en la creación de estereotipos de la mexicanidad, en particular del charro y la China poblana, en el que hace un acercamiento profundo sobre el tema, anotó. Comentó que ella aportó un texto en el que estudió el papel de la exposición de 1921, cómo marcó un hito en la historia del arte mexicano y cómo se sigue, después de tantos años, “reproduciendo algunos de los modelos que esa exposición nos brindó por primera vez”.