¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Jean Bernstein escriba una noticia?
El fósil combina rasgos de especies anteriores de los australopitecos conserva sobre todo la forma de la mandíbula y de los humanos, tiene ya la forma de los dientes, así como algunos detalles de la mandíbula
Por: Jean Bernstein
Un equipo de investigadores descubrió un fragmento de mandíbula en una colina de Etiopía, que es el resto más antiguo que han encontrado perteneciente al género homo, del que descienden los humanos modernos.
Se trata de un hueso de mandíbula inferior con cinco dientes hallada por un equipo de científicos liderado por Estados Unidos en una ladera rocosa en la región de Afar, en el norte de Etiopía, a unos 250 kilómetros de la capital, Addis Abeba.
Los investigadores estiman que eldueño de esa mandíbula vivió hace unos 2.8 millones de años, por lo cual los restos serían unos 400 mil años más antiguos que los fósiles del homo linaje anteriormente hallados.
El descubrimiento aporta mayor información sobre un periodo enormemente importante en la evolución humana, que data de hace dos a tres millones de años, cuando empezó la transformación de los animales simiescos a seres que comenzaron a utilizar herramientas.
Es la primera idea que se tiene de la transición a un comportamiento moderno. Ya no estábamos resolviendo problemas con nuestros cuerpos, sino con el cerebro, afirma Brian Villmoare, de la Universidad de Nevada, en Las Vegas.
El nuevo fósil, que se encontraba en un sitio llamado Ledi-Geraru, tiene un puñado de características primitivas en común con los Australopithecus afarensis, antiguo precursor de los humanos modernos.
El espécimen antiguo más conocido es Lucy, restos de un esqueleto que data de hace unos tres millones de años y fue descubierto en 1974 en Hadar, a 40 kilómetros de Ledi-Geraru. Sin embargo, la mandíbula hallada tiene rasgos más modernos que sólo se ven en los homos.
Según los registros fósiles, hace tres millones de años elAustralopithecus afarensis murió y fue remplazado por dos formas humanas diferentes.
Uno es el llamado Paranthropus, que tenía un cerebro pequeño, dientes grandes y fuertes músculos en la mandíbula para masticar su comida, y otro el homo linaje, con cerebro mucho más grande.
Al encontrar esta mandíbula hemos calculado dónde comenzó aquella trayectoria; esto es, el primer homo. Según todas las probabilidades, esto marca una importante transición adaptativa, sostiene Villmoare.
Lo que propició la extinción de losAustralopithecus y llevó a la aparición de los homo es un misterio, pero los investigadores sospechan que fue un cambio dramático en el medio ambiente que transformó el paisaje en el este de África.
Otros fósiles –como antílopes, elefantes, hipopótamos, cocodrilos y peces prehistóricos– recuperados cerca de donde fue hallada la mandíbula sugieren que la región era mucho más húmeda que en Hadar, donde se encontró a Lucy.
El reporte de la investigación, publicado en la revista especializadaScience, precisa que el fragmento de mandíbula fue descubierto en enero de 2013.
Aunque la mandíbula podría haber pertenecido al homo hábil, el género más antiguo conocido en el homo linaje, Villamoare sugiere que más bien se trataría de otra especie que vivió antes, un vínculo evolutivo plausible entre el Australopithecus afarensis y el homo hábil.
Hasta ahora, los fósiles más antiguos encontrados del género Homo, que agrupa a las especies que evolucionaron en el hombre moderno (Homo sapiens), databan de aproximadamente 2, 3 o 2, 5 millones de años.
El fósil humano más antiguo identificado hasta la fecha era un maxilar de hace 2, 35 millones de años encontrado en 1994 en la región de Hadar, también en Etiopía. La mandíbula descrita ahora, por lo tanto, extiende en casi medio millón de años el registro fósil del género Homo.
Si correspondía a una especie intermedia entre los Australopithecus afarensis y los humanos posteriores como el Homo habilis, puede deducirse que ya debía ser perfectamente bípedo, que medía alrededor de 1, 20 de altura y que tenía un cerebro de alrededor de medio litro (algo mayor que el de un chimpancé pero menos de la mitad que el nuestro).
También puede deducirse cómo era el lugar donde vivió a partir de los más de 600 fósiles de otras especies hallados junto a la mandíbula, así como de los sedimentos geológicos de la zona. Abundan los restos de herbívoros propios de la sabana como antílopes y elefantes prehistóricos, junto a animales acuáticos como cocodrilos, hipopótamos y peces. También hay sedimentos de un gran lago en el que desembocaban ríos y al que los primeros humanos debían ir a beber. Por el contrario, no hay restos fósiles de árboles.
Era por lo tanto un ecosistema de praderas y matorrales, más árido que el entorno arbóreo que había dominado en el pasado el este de África y en el que habían vivido los australopitecos anteriores. "Este resultado "aporta una prueba sugerente de la relación entre el origen del género Homo y los hábitats abiertos relacionados con la aridificación de África", escriben los investigadores en Science. Otro argumento a favor de esta hipótesis es que el cambio climático registrado en aquella época en el este de África provocó una renovación de especies a gran escala.
El Homo habilis que vivió un millón de años más tarde en Tanzania y cuyo cráneo se ha reconstruido ahora era probablemente descendiente directo de aquellos primeros humanos de las praderas etíopes. Los restos del Homo habilis se descubrieron en 1964, pero estaban tan rotos y deformados que los paleoantropólogos han pasado 50 años debatiendo cuál era su forma original. Para cerrar el debate, un equipo científico ha examinado ahora los fósiles haciéndoles una TAC como las que se aplican en diagnóstico médico; posteriormente, se han procesado los datos en ordenadores y se ha reconstruido la cabeza con tecnología de imagen en 3D.
Los resultados muestran que el Homo habilis de Tanzania conservaba aún rasgos de australopiteco en su mandíbula pero tenía ya un cráneo humano. La investigación, dirigida por Fred Spoor -del Instituto Max Planck de Biología Evolutiva de Alemania y del University College de Londres-, concluye también que los restos de hace 2, 35 millones de años hallados en 1994 en Etiopía no son de Homo habilis como algunos paleoantropólogos sostenían.
En conjunto, el descubrimiento del primer fósil humano y la reconstrucción de la cabeza del Homo habilis reordenan las piezas en el árbol de la evolución humana. Sus resultados aclaran qué ocurrió en el periodo crítico situado entre dos y tres millones de años de antigüedad.
En la gran familia de los australopitecos, la especie Australopithecus afarensis emerge como el ancestro más probable de la humanidad. En cambio, las especies Australopithecus garhi y Australopithecus sediba, que se habían presentado como posibles candidatas, parecen demasiado recientes para ser ancestros directos humanos. Por lo tanto, quedan relegadas a ramas de la evolución que se extinguieron sin descendencia.
En la familia de las especies humanas, las tres especies que convivieron en África hace casi dos millones de años (Homo habilis, Homo rudolfensis y Homo erectus) parecen todas ellas descendientes de la primera población pionera a la que corresponde la mandíbula de Etiopía. Entre medio, se sitúan los restos de 2, 35 millones de años como eslabón intermedio, correspondientes a una especie todavía no definida.