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El fenómeno de la deflación en El Salvador es difícil que se dé, ya que muy pocas veces este proceso afecta a nivel internacional y porque los actuales índices de tasas inflacionarias del Ministerio de Economía no concuerdan. El economista Raúl Moreno desestimó este martes el riesgo de deflación, luego que algunos economistas locales han manifestado su preocupación porque pueda darse ese proceso a partir de agosto próximo, que incluso podría terminar hasta noviembre entrante. "Aún cuando en 2009 se registra a nivel internacional una caída de la tendencia alcista de los precios del petróleo, tenemos tasas de inflación promedio anual que superan 5.0 por ciento, superiores a las registradas en 2008", dijo Moreno a Notimex. Admitió que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) de septiembre de 2008 a enero de 2009, ha registrado tasas de inflación negativas, lo mismo que en los meses de febrero y marzo. Sin embargo, "en ningún caso es mayor que el 1.0 de inflación, el cual es el indicador mensual o parámetro bastante volátil", apuntó Moreno, economista de la sección macroeconómica de la Fundación Salvadoreña para la Aplicación del Derecho (Fespad). Insistió que es poco frecuente que la deflación se de a nivel internacional, se plantea una reducción generalizada en el nivel de precios y servicios de todos los bienes y tiene a la base un "bajo nivel de demanda, un exceso para la oferta de la sobreproducción frente una situación de subconsumo". No obstante, el también catedrático de la autónoma Universidad de El Salvador (UES), señaló que este proceso deflacionario lo viven Japón y Estados Unidos, donde ha habido una caída récord de los precios mayoristas, pero es un caso que se debe al exceso de demanda. Según Moreno, no hay suficiente evidencia que en el caso salvadoreño vaya a darse la deflación, porque las expectativas económicas de crecimiento coinciden en que la economía vive un proceso de recesión y en 2009 la variación del Producto Interno Bruto (PIB) va a ser negativo en menos de 1.0 por ciento. La contracción de la producción tampoco concuerda con el fenómeno deflacionario, ya que este se expresa "en la medida que hay un exceso de oferta por encima de la demanda, y en la que los empresarios tienen que vender para poder cubrir sus costos fijos y no perder". De acuerdo con Moreno, la recesión que se tuvo en los años 1929 y 1930 es un referente a la actual crisis económica mundial que se experimenta por el derrumbe de los mercados bursátiles y financieros, que ha afectado la capacidad adquisitiva de compra de las familias. El hecho que la actividad económica se "contraiga y tenga tasas de variación negativas, va a tener un impacto negativo en la capacidad de gastos de las familias y es una situación reforzada por la contracción de las remesas familiares, reforzada por la incapacidad de los salarios para cubrir" los gastos en los hogares, dijo. Algunos economistas han expresado que una deflación sería muy peligrosa porque los consumidores esperan que los productos bajen de precio para comprar, lo que implicará que se vendan productos más baratos y traerá el despido de personal de las empresas. Sin embargo, para Moreno la situación de los salvadoreños en la actualidad es que no tienen dinero y ni siquiera poseen una cultura de ahorro.