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En época de celebración, más que de festejo de días dedicados a honrar la memoria de los que se han ido físicamente del reino terreno de los hombres, en ocasiones recordamos a aquellos seres que por alguna causa han dejado una huella profunda e imborrable en nuestro recuerdo
Día de Muertos
En época de celebración, más que de festejo de días dedicados a honrar la memoria de los que se han ido físicamente del reino terreno de los hombres, en ocasiones recordamos a aquellos seres que por alguna causa han dejado una huella profunda e imborrable en nuestro recuerdo. ¿Acaso no recuerda amigo lector?, la primera ilusión, los días felices de la escuela, cuando ningún nubarrón ensombrecía el futuro de una vida de promesas, en este momento, si no es mucho atrevimiento solicitárselo, rememore un recuerdo feliz, al mejor amigo muerto, ¿Cuántos buenos amigos encontrará en su recuerdo?, sin duda pocos, sin duda muchos depende de las circunstancias y del concepto de amistad; un buen amigo decía, que la amistad nace como el amor, y cuando esta llega, al amigo, por obligación, se debe estar dispuesto a otorgársele todo, sin pedir nada a cambio, difícil la prestancia necesaria para cumplir con esta forma de amistad, lo cierto es que las amistades idas, las que se fueron para siempre dejan huella en nuestra vida, enternecen y llenan de nostalgia.
Es víspera de Día de Muertos, es víspera de recuerdos, de velar y honrar en la memoria a los que se han ido para siempre.
¿Pero a donde se han ido? Es la pregunta reiterada a través de la historia por más de un sabio, nigromante o pensador; es la pregunta, que según, Hamlet hace harto difícil la partida, ¿a donde vamos?, ¿qué nos espera en esa región desconocida a la que llamamos muerte? Shakespeare en su monumental obra: Hamlet, asegura en el monologo del mismo nombre, qué el miedo a la muerte radica en el temor a lo desconocido, el hombre por herencia ancestral teme a lo que desconoce o no entiende, y si, algo nubla aún más el velo del entendimiento es ese pasaje que indefectiblemente todo ser vivo tiene que cruzar. Veamos púes, parte del monologo de Hamlet:
¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos fines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos?
En Coyuca de Benítez, durante los largos años de vida hemos visto partir a muchos buenos amigos, los hemos visto desaparecer físicamente de este mundo, sintiendo tristeza y cierta amargura, los hemos despedido, cada quien los honra a su manera, muchos prefieren honrarlos disfrutando varios platos de pozole y un buen trago, otros prefieren la remembranza del recuerdo y el dolor solitario de la pérdida. Si existe de verdad la gloria en el otro mundo, esta debe radicar, no en adquirir la bienaventuranza dulce y un tanto cursi de vivir en un cielo nimbado lleno Ángeles cantarines, la verdadera gloria debe radicar en encontrarse con lo que uno quiso y se marchó para no volver, poder reparar errores cometidos en vida, decirle la palabra te quiero a la persona amada y que nunca pudo proferir la mundana y terrestre boca, convivir en tertulia interminable con los buenos amigos y familiares, en espera de la suerte que nos tenga destinada la suprema voluntad superior.
Es víspera de Día de Muertos, es víspera de recuerdos, de velar y honrar en la memoria a los que se han ido para siempre
Por hoy en nuestra querida ciudad de Coyuca de Benítez, debemos darle sentido pésame a la partida del Zócalo central y su kiosco; me permito rimar algunas pequeñas calaveras: Zócalo de Coyuca, te vas para no volver, Ariza en vida te quiso embellecer, y Baldovino furioso quiere verte perecer.
En este tiempo de contrición y de visitar los recuerdos y honrar nuestros difuntos, quien al parecer se convirtió en recuerdo y difunto es el ex secretario particular de Merced Baldovino, Ezequiel Ríos, quien fuera ajusticiado por la misma sin razón que ha ajusticiado laboralmente a trabajadores con derechos de antigüedad. Ezequiel, tan rápido como vino se fue, ¿quien lo difunteo? ¿La gracia de Merced? O la daga traicionera de la lengua mordaz.
Posiblemente Ezequiel esté dolido de lo que puede considerarse una traición como la inferida a Julio César por Casio y Brutus, no dolido tanto de Merced Baldovino, sino de los mismos aliados pide favores que estuvieron socavando su perfil llenándolo de todo tipo de alimañas odiosas; pero recuerden los desmemoriados que la rueda de la fortuna gira y gira, y que, de tanto girar puede dejar al hermano de Ezequiel Ríos en la misma presidencia, dada la gracia que es suplente y que la actual administración no ha podido dejar ese paso tembleque que tanto perjudica al municipio, ganándose con ello el total rechazo de la ciudadanía, al grado de pensar en un referéndum que revoque el mandato constitucional del presidente en turno.
Muchos vivos y difuntos políticos deben estar afilando las garras y el pico por lo que pueda ocurrir en los venideros meses, lo cierto, que, hoy por hoy, Habemus Presidente en la figura de Merced Baldovino y, el les saluda con una señal de un político “bien vivo” diciéndoles: “En Coyuca, todavía mando Yo.”