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El camino en el desierto que hemos emprendido con el presidente, lamentablemente nos llevó a un estancamiento, tanto político como económico
La tierra prometida hacia cual nos dirigíamos, tuvo el lamentable episodio que el señor presidente en su premura no tuvo en cuenta, pues se olvidó que juntos a los que caminamos acompañándolo en ese largo peregrinar, también venían mujeres, ancianos, enfermos, y niños.
¿Estaba errado el destino? Digamos que no, lo que estuvo equivocado fue el tiempo y la distancia a recorrer. El presidente en su ambición, paso por alto muchas cosas y se olvidó que el pueblo que llevaba no tenía suficiente fuerza ni estaba dotado para semejante hazaña.
La Argentina "gloriosa" a la cual el presidente pretendía llevarnos podía ser muy linda e interesante, pero en el camino también se come, se sufre del frío, de la sed, del calor y la necesidad.
Había que parar y descansar, atender a los que más lo sufren, darle agua a los sedientos y, comida a los hambrientos, para así luego el camino a las urnas sería más alegre.
Hoy la decisión de los argentinos es mucho más amarga, volver a un pasado que dejó manchas de sangre por todos lados. La justicia se volvió injusticia, los delincuentes tuvieron más derechos que la gente humilde y la ideología sobrepasó el sentido común de los ciudadanos. El precio de los errores políticos los pagamos todos y, se pone en juego la posibilidad de un cambio que quien sabe cuanto tiempo habrá que esperar para que el país al fin tome un rumbo hacia el destino que todos soñamos. Sin importar el banderío político.
Carlos Polleé