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La clase política de nuestro país es un claro ejemplo de despropósitos desnaturalizados que llegan a convertirse en hechos consumados, dirigidos a la proyección de su imagen y la propia complacencia
Complacencia: Sentimiento por el cual una persona se complace por alguna cosa.
Cada vez más, a costa de ser repetitivos, actos que no dejan de ser como mínimo sorpresivos, se vuelven naturales en el quehacer de la rutina diaria y llegan a no inmutarnos. La clase política de nuestro país es un claro ejemplo de despropósitos desnaturalizados que llegan a convertirse en hechos consumados, dirigidos a la proyección de su imagen y la propia complacencia. Solo tenemos que repasar mentalmente, al instante se nos aparecen claros ejemplos de ello en el ámbito nacional.
También en la política menor o de cuño local existen esos perfiles. Personas que utilizan todos los medios que tienen a su alcance para el “autobombo “sin dejar de mirarse el ombligo. Podríamos hacer una tesis sobre el asunto, buscar las motivaciones o los objetivos que tienen esos “sujetos“ pero pondremos mejor un ejemplo:
Desde una empresa municipal como es la empresa de transporte municipal, se imprimen mensualmente 12.000 ejemplares de una revista propia
En la ciudad de Tarragona, existen diversas publicaciones diarias de carácter generalista, donde en mayor o menor medida todos los partidos políticos encuentran sus huecos para dar a conocer sus notas de prensa e informaciones. Se imprimen también dos periódicos gratuitos, que siguen las mismas pautas no escritas que las ediciones de los periódicos referidos. También desde el propio Ayuntamiento de Tarragona mensualmente llega a los hogares de los ciudadanos la Revista Tarragona Municipal, donde el partido de turno en el gobierno de la ciudad, expone los logros o políticas, proyectos e incluso esbozos sobre sus idearios, con apartados limitados y concretos para representantes de los diversos grupos municipales restantes donde expresan sus cuitas. Tema aparte son las televisiones locales y supramunicipales. Todo lo anteriormente citado parecería entrar en la corriente normalizada de una ciudad. En su entramado. En su sistema de canalización de la información política hacia los medios y su relación con la mal llamada “clase” política. La duda o los “gestos feos “ los encontramos cuando desde una empresa municipal del mismo ayuntamiento, como es la empresa de transporte municipal, se imprimen mensualmente 12.000 ejemplares de una revista propia a todo color con el costo que esto representa, con un propósito que se nos escapa en un principio. La primera pregunta que me hago es, cuando ya existen otras plataformas para informar de lo mismo, ¿qué interés real tiene este panfleto de cara a la ciudadanía?. En el contenido podemos encontrar: precios de billetes, nombramientos de agentes de igualdad (o para simplificar: creación de nuevos cargos políticos), reportajes sobre congresos de empresas de transporte colectivo, oscilación mensual del número de viajeros (dos páginas para explicarlo) consumo energético de la Emt. Al volver a repasar dicha publicación se me aclara la duda, el objetivo es obvio, en el centro justamente aparece una entrevista al Sr. Carles Castillo (presidente de la EMT) de 4 páginas. Pura estadística de 16 páginas un 25% de la Revista dedicada al autobombo, lo curioso de todo es que de 4 números editados en un 50% aparecen referencias al Sr. Carles Castillo. Observación: ¿En época de crisis no deberían dejarse de mirar lo guapos que son y destinar ese dinero público en inversión para mejorar el servicio y no para la autocomplacencia? .Seguramente el Sr. Castillo tiene un concepto único y muy personal de lo que tiene que ser la política al servicio de los ciudadanos. Por este motivo se nos muestra en una revista, la de la empresa municipal que dirige, sólo para que podamos deleitarnos con toda la amplitud de que es merecedor de sus logros, sus fotos y sus visiones de la ciudad, eso sí, pagando todos su autocomplaciencia.