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No a las elecciones ¿decisión correcta o ciudadanos con debilidad democrática?/ Sergio Nájera Villegas

05/06/2015 17:20 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

imagePor Sergio Alberto Nájera Villegas

Hoy en día para nadie es un secreto que la naciente y débil democracia mexicana se encuentra en uno de sus peores y más críticos momentos, hoy el tema no son los pintorescos candidatos, tampoco las raquíticas campañas (en cuanto al contenido de propuestas) desarrolladas por cada uno de ellos, el tema del que todos hablan es la amenaza de boicotear las elecciones y no salir a ejercer el voto, es decir, anular el voto o simplemente abstenerse.

Pero aquí cabe preguntarse ¿el supuesto daño que se cree lograr al boicotear las elecciones o en su caso abstenerse de ejercer el voto, en verdad es en contra de los partidos políticos? ¿de verdad es lo mejor que se puede hacer como un acto de repudio a los partidos y sus candidatos?, de responder afirmativamente la anterior pregunta estaríamos dejando pasar la oportunidad de construir un cambio social, tal vez en un principio mínimo, pero al fin y al cabo el comienzo de un cambio social.

No digo que inmediatamente pasando el 7 de junio estemos viendo los resultados, pero es indudable que tenemos una oportunidad para comenzar a construirlos. Promover el ejercicio individual de la reflexión y la crítica para después manifestarla a través de nuestro voto sería una forma de comenzar con el tan anhelado cambio que el estado necesita, para lograr esto los seres humanos tendríamos que dejar de lado el actuar "individualista", ese que dice que las cosas las hago solo porque me benefician exclusivamente a mí y si no es así entonces para que las hago, y deberíamos empezar a pensar en un actuar colectivo, en una búsqueda del bien común y no solo el bien individual.

Hacer esto representaría el comienzo de una transformación social que derivaría en el salto que jamás ha podido dar México: la existencia de una verdadera justicia social. Los enemigos en el panorama son muchos, la incipiente democracia mexicana se tendría que enfrentar a intereses personales, corrupción y falta de valores. Combatir éstos y otros males no será cosa sencilla, pero comenzar a atacarlos si sería una buena señal del despertar de la conciencia ciudadana para fortalecer nuestro endeble sistema político. La tarea no es nada fácil, pero eso no debe detener nuestra voluntad y deseo por hacer las cosas bien y poder legar a las próximas generaciones un panorama más alentador.

El fenómeno del abstencionismo en las elecciones es causado por la mentalidad individualista y apática de los mexicanos , cada vez que hay alguna elección es común escuchar frases como: "un voto no cambia nada" o "¿por qué debo votar yo si los demás no votan?". No nos damos cuenta de que las malas prácticas del gobierno se desarrollan en total impunidad en buena parte porque nosotros los ciudadanos así lo permitimos, no se trata de culpar a otros de nuestros males esa es una actitud totalmente equivocada y que, infortunadamente, ha llevado a la democracia mexicana al borde del abismo. Así como somos capaces de admirarnos por las tristemente célebres campañas electorales, también deberíamos ser conscientes de nuestra responsabilidad para tratar de salir de ésta crisis que experimenta nuestro sistema de partidos.

La mayoría de la gente cree que al llamar al boicot electoral y, en otros casos, a no votar representara un solido y duro golpe para los partidos políticos y las altamente cuestionadas instituciones gubernamentales. Nada más alejado de la realidad, no se dan cuenta que el llamar a no votar desalienta por igual a aquellos que precisamente están en contra del partido en el poder y que, sumando la fuerza individual de cada uno para transformarla en un cumulo significativo de resistencia, podrían comenzar a restarle legitimidad a la imposición de un mal gobierno.

Como mencione anteriormente, salir a ejercer nuestro voto de manera razonada no va a cambiar al país de la noche a la mañana, pero si sería bueno empezar a pugnar por la creación de una fuerza opositora que haga frente a las imposiciones de las autoridades electorales. Tal vez esto represente un objetivo modesto, pero lo importante es la oportunidad de verlo realizado, si nos vamos a los extremos, a través de un golpe de Estado podría materializarse lo que hoy muchos piden, la desaparición de los partidos políticos y las instituciones que a lo largo de tantos años o han nacido viciadas o se han ido llenando de vicios, y como consecuencia se quedaría al frente la fuerza "bruta" que, guiada por sentimientos como el coraje, el resentimiento y la venganza, impondría su voluntad sin buscar el tan anhelado bien común, se correría el riesgo de que se repitieran escenarios cueles y llenos de impunidad como Ayotzinapa, Tlatlaya y Apatzingán (solo por mencionar algunos de los casos que actualmente reflejan la mala, muy mala situación que vive el país).

Lo que realmente necesita el Estado, y el país entero, es una profunda politización de su pueblo que haga posible una "rebelión" no violenta que barra con todas las estructuras caducas y corruptas, y que construya un nuevo orden económico político y social. La elección del próximo 7 de junio será la un de las más grandes en la historia de México en términos numéricos, ya que cerca de 83 millones de ciudadanos inscritos en la Lista Nominal, podrán emitir su voto en alrededor de 148 mil 936 casillas distribuidas en todo el país, para elegir a los 500 integrantes de la Cámara de Diputados a nivel Federal, Diputados Locales, Gobernadores, Presidentes Municipales, etc. (creo que con el voto que representan estos significativos números bien podríamos empezar a formar la oposición legitimadora que el país necesita).

La preocupación más grande esque, ante tal escenario, los más indiferentes ante su responsabilidad política son los jóvenes, sector en donde el índice de abstencionismo alcanza hasta el 70% del total de los inscritos al padrón electoral. Históricamente la sociedad mexicana se ha mostrado bastante escéptica ante la política e incluso solemos mostrarnos distantes a todo lo relacionado con ésta ; lo grave de ésta situación es que al asumir ésta postura ante un tema tan trascendental como el que se está tratando, los únicos perjudicados somos nosotros mismos.

Precisamente al no votar y boicotear las elecciones, dejamos en charola de plata a la política del país, y es entonces cuando los grupos que no buscan el bien común sino únicamente el de ellos mismos, aprovechen para apoderarse de ella y hacer y deshacer a su antojo en el escenario político y, a la postre, en perjuicio de todos los ciudadanos. Precisamente está situación de debilidad de la democracia mexicana es aprovechada para anteponer sus intereses a los intereses del resto de los mexicanos. El bien común debe de ser el fin último de todos los pueblos y éste solo puede ser alcanzado si se alza la voz y se toma cartas en el asunto.

Debemos actuar en pro de fortalecer la democracia en México y de este modo poder avanzar en diversos temas que urgen en el país, como salud, educación, seguridad, empleo, justicia y movilidad. La fórmula para alcanzar el tan anhelado progreso es por medio de una democracia sólida, democracia que solo puede ser resultado de una sociedad participativa, lograr dicho cambio en la sociedad implica empezar a generar dentro de cada mexicano una reflexión que conlleve a la concientización, y que por fin logre involucrar a la gente en la vida política del país.

El problema es que la mayoría de la gente cree que con sólo cambiar de partido el buen gobierno le llegará a la puerta de su casa. , u Na verdad evidente, y que la mayoría se niega a aceptar, esque el mal gobierno se nutre precisamente de la apatía ciudadana, de la ignorancia, de la desorganización, de la incomunicación, y de algo que nos cuesta más aceptar: el egoísmo ciudadano; no es lo mismo luchar por el bien de todos, que por el bien personal. Tener un buen gobierno no es fácil y lleva tiempo construirlo, pero la única manera en que esto es posible es con buena ciudadanía.

Debemos aprender a elegir bien a los gobernantes y no elegir solo por el color del partido político, tampoco se debe hacer por conveniencia personal. Es hora de comprometer a los candidatos a los grandes temas que nos preocupan hoy en día, tales como: la corrupción, los servicios de calidad y la seguridad; y una vez que les otorguemos el poder, vigilarlos muy de cerca y de una manera constante. Es muy conocida la frase: "los jóvenes son el futuro de México", el problema comienza cuando precisamente éstos muestran indiferencia ante un tema tan importante como lo es la vida política del país. No debemos esperar sufrir aún más para comenzar a valorar las conquistas sociales y democráticas que en el pasado se lograron y hoy están en peligro de verse completamente consumidas por la corrupción y la impunidad. Tenemos que cerrar filas y luchar por el objetivo común: la consolidación de una verdadera democracia y dejar de ser la sociedad de la indiferencia, para salir delante de la crisis en la que nos encontramos inmersos.

Debemos hacer que la sociedad sea parte del proceso político de renovación democrática y que votar pueda ser traducido en beneficios concretos. El reto a vencer es la desconfianza hacia las instituciones, sin embargo no es difícil encontrar ejemplos de avances del sector popular (campesinos, estudiantes, obreros, artistas, y miles de civiles), en los asuntos públicos de un país. En éste sentido una consigna que ha retumbado en Grecia, España y, recientemente, en México es el denominado "asalto al poder". Recientemente hemos sido testigos de cómo la injusticia, falta de representatividad, corrupción, desempleo y recortes económicos son algunos detonantes para que los movimientos sociales superen diferencias y se unan para dar origen a una fuerza política capaz de representar a esos miles de "inconformes" dentro de un gobierno tradicional para transformarlo.

Como ejemplos podemos citar el caso de Grecia, en donde millones de personas votaron por la Coalición de la Izquierda Radical (Synaspismós Rizospastikés Aristerás), mejor conocida como Syriza, lo que significó el regreso de las izquierdas al poder y un cambio en el curso de su historia actual. Otro ejemplo lo podemos encontrar en España, en donde ante la falta de educación pública y gratuita, acceso a servicios de vivienda y salud, millones de personas tomaron las calles y los llamados "indignados" lograron que diversas voces, movimientos, grupos y organizaciones sociales se unieran conformando el movimiento 15-M.

Las demandas del 15-M fueron: reformar la Ley Electoral, Reforma Fiscal, desvinculación de la Iglesia, cierre de centrales nucleares, transparencia total en rendición de cuentas, entre otras. Para lograrlo, una mayoría llamada "movimiento Podemos", conformada por intelectuales, artistas, activistas, investigadores, maestros, obreros, se dio cuenta que debían tener una plataforma de representación política para "asaltar al poder" y ser oposición al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y al Partido Popular (PP), por eso en enero de 2014 se consolidaron como partido. Para mayo, ganó el 7.98 por ciento del electorado, logrando consolidar cinco escaños.

En México ya hemos tenido pequeños antecedentes de este tipo de movilizaciones, tales como: #yosoy132 y el movimiento por los desaparecidos de Ayotzinapa, de manera que considerando el número de habitantes en México que el próximo 7 de junio deberán salir a ejercer su voto, y con los ejemplos antes citados, lograr un cambio ciudadano no luce imposible.

En México la mayoría de las personas consideran que el voto es un derecho, pero al hacer esta asociación olvidan que también es una responsabilidad. El debate está abierto sobre votar o no hacerlo, solo no hay que olvidar que abstenerse de hacerlo es beneficiar inconscientemente al partido "estacionado" en el poder.


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grupocronicasrevista.org
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Reportaje
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