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Hoy en día los nuevos empresarios se enfrentan a un mercado competitivo donde la imagen puede ser el factor determinante para atraer la demanda
En los últimos años el mes de octubre se ha pintado -literalmente- de rosa y hoy en día las campañas de concientización tienen alcance en la mayoría de las grandes empresas del mundo. Una tendencia que comenzó hace más de veinte años cuando, en 1992, la editora de la revista Self, Alexandra Penney, y la Vicepresidenta General de Estée Lauder, Evelyn Lauder, unieron esfuerzos para llevar el mensaje de prevención de cancer de mama a las mujeres del mundo a través de las conexiones tanto periodísticas, como del mundo de la cosmética que ambas aportaban al proyecto.
Año con año más personas y empresas se adherían a la causa hasta llegar a instancias gubernamentales y ligas deportivas, entre otras. Es por eso que hoy vemos que los monumentos y lugares más importantes en diversos países se iluminan de rosa. El Ángel de la Independencia, el Auditorio Nacional y varios más en México, el Cristo del Corcovado en Brasil, el Teatro de la Ópera en Francia, las Cataratas del Niágara en Canadá, la Ópera de Sydney en Australia, son unos de los más de 200 sitios que forman parte del “Octubre Rosa”, así cómo la Liga MX, la NFL y otras ligas.
Podemos ver la relevancia que esta campaña ha tomado, esta masificación que esta iluminando al mundo de rosa se debe no sólo a un sentimiento de empatía, también a una cuestión de prestigio empresarial, es decir, a la imagen que se revela al mundo al tener, como empresa, esa sensibilidad empática y esas ganas de ayudar. Sumarse a una tendencia, ya sea filantrópica o no, es una estrategia que las empresas utilizan para ganar prestigio y mejorar su imagen desde que el mundo globalizado comenzó a surgir, ya que una buena imagen siempre ha sido señal de éxito.
Hoy en día los nuevos empresarios se enfrentan a un mercado competitivo donde la imagen puede ser el factor determinante para atraer la demanda. Aparece así la preocupación por unas oficinas ubicadas en las zonas de mayor influencia, que cuenten con un diseño elegante, cómodo y confiable, en las que se incurren gastos que minimizan las ganancias y no permiten enfocar la inversión en necesidades esenciales para una nueva empresa. Es por ello que el concepto de las oficinas virtuales se vuelve muy aceptado en los últimos años.
El concepto de oficina virtual resuelve este problema a los nuevos empresarios permitiendo así reducir sus costos fijos a casi el mínimo y aun así contar con los servicios de una oficina convencional. Las instalaciones de Oficinas Virtuales IBS en Condesa, Insurgentes Sur, Reforma,Polanco y Tecamachalco dan la seguridad de una imagen empresarial impecable en las zonas económicamente más dinámicas e importantes de la ciudad.
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