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El lenguaje de la palabra a sido la gran herramienta que ayudado al ser humano a crear la sociedad .Pero el uso de la misma encierra también un lado oscuro . Conocer el porque y de donde procede este lado oscuro que contiene la misma es lo que analizaremos en el siguiente articulo
El mayor obstáculo que tendrá que superar todo ensayista o narrador a la hora de expresar una idea, es no caer en la trampa de utilizar un lenguaje encorsetado .Tal encorsetamiento proviene generalmente de dos deficiencias .Una: la falta de talento lingüístico .Y dos : el uso y abuso de un léxico pobre compuesto de ese recurso fácil que es la utilización de adjetivos y de adverbios .
El uso de palabras invariables -como son el adjetivo y el adverbio -, ya sea en la expresión oral o en la escrita, es lo más común y normal del mundo .Y es el método fácil que utilizan gran número de personas hoy en día a la hora de expresar sus pensamientos y defender sus ideas , siendo esta la fórmula básica que utiliza la llamada nueva clase política
.Colocar un adjetivo tras un sustantivo parece tarea fácil .Tu dices : el coche ( sustantivo ) y detrás colocas : verde ( adjetivo ) y ya tienes la frase :" el coche es verde ". Igual pasa con el uso del adverbio - palabra esta que define si algo es bueno malo, si es mucho o poco, si está cerca o lejos, si, sì o si no, y cosas así ; que es por ejemplo el lenguaje que utilizan Epi y Blas en el programa infantil Barrio Sésamo .
Confesaba en una entrevista aquel gigante de las letras que fue el escritor catalán Josep Pla " : que él no había hecho más cosa en la vida que intentar buscar un adjetivo para colocarlo detrás del sustantivo " ; y que por eso fumaba, para buscar el adjetivo, pero que rara vez se encuentra, pero que si se encuentra, se puede ir uno tranquilo ya a su casa a comer una sopa o una tortilla......Indicaba con ello el maestro la dificultad que estriba colocar el adjetivo exacto al sustantivo, pues la variabilidad de matices, circunstancias, maneras de sentir y ver las cosas, es tan grande, que crea un abanico amplio de posibilidades, entre los que sólo cabe elegir uno: el correcto ; cosa está que en su opinión no consiguen muchos narradores .Como pasa con las notas musicales, sólo cabe elegir una : la correcta
Todo esto anterior viene al caso por lo siguiente: Imagínense ustedes la dificultad que estriba encontrar un simple adjetivo a un sustantivo común - como pueda ser encontrar el color a una puerta - como para definir cuestiones mas complejas que abordan aspectos derivados del campo del pensamiento, de la filosofía, de la metafísica, del arte, de la política, o cuestiones, simplemente, que afectan a nuestra vida . Imaginen, por ejemplo , la limitación que estriba definir un aroma, o un gran amor, o la perdida de un ser querido, o una experiencia vivida maravillosa, ect ; y hacer ello en base a la utilización de lenguaje invariable , del tipo : si o no, bueno o malo, grande o pequeño, alto o bajo, blanco o negro, mucho o poco, ect; .Cuestiones aquellas cargadas de tantas variantes y matices que requieren ineludiblemente un extenso grado de variantes y matices en la expresión .
Para superar el problema del reduccionismo lingüístico, sólo existe una fórmula : utilizar la ARGUMENTACIÓN . Pero existe una dificultad en ello ; y es, que para crear argumentación se requiere de gran esfuerzo y paciencia, así como de sincera voluntad para llegar hasta la mas hondo de la cuestión ; lo que en términos filosóficos se conoce como voluntad de Alétheia (en griego αλήθεια alētheia 'verdad') .
Alètheia es el término de la filosofía griega que hace referencia a la sinceridad de hechos . Literalmente esta palabra significa aquello que no está oculto, aquello que es evidente, lo que 'es verdadero' y hace también referencia al "desocultamiento del ser". Es por esto, por lo que si no se está dispuesto a realizar el enorme esfuerzo que requiere argumentar , si a su vez no se frena la impaciencia que brota de la ofuscación , si además el mensaje que se intenta trasladar no surge desde la sinceridad, sino desde algún fin o interés específico ; lo único que saldrá de boca o pluma del narrador será un mensaje encorsetado, abreviado y cargado de frases selladas a cal y canto por adjetivos y adverbios invariables. Es lo que se conoce como falsa argumentación , muy útil hoy en día en política .La falsa argumentación establece sus postulados en base a discursos cargados de adjetivos peyorativos, adverbios comparativos , metonimias y frases hechas .Es el lenguaje de los sofistas, de los embaucadores, de los demagogos , de los falsos argumentadores, de los sin talento, y de todos aquellos cuyo fin no es establecer verdad ( Alétheia ), sino arremeter, confrontar, imponer, dominar, conseguir, someter y sacar algún tipo de rédito .
Todo narrador que busque intentar exponer algo - lo que sea - que se acerque a algún tipo de realidad , debe intentar no caer en la retórica del encorsetamiento lingüístico, sino debe dejar siempre un camino abierto a su argumentación, para que así sea el otro, su interlocutor, el que de manera libre libre acepte este o parte de este , sin necesidad alguna de permanecer dentro del discurso, sino con la comodidad de regresar a su propia exposición. . .
Argumentar, en el fondo, no es más que no establecer fronteras a la comprensión .La persona que argumenta, si su voluntad es firme, no establece límites entre él y su interlocutor , por tanto, no interpreta las cosas en términos de " estar de acuerdo o no, con algo " ; sino que va más allá : acompaña, analiza, desgrana toda cuestión, como si de una ecuación matemática se tratara, pero a diferencia de ésta en que el resultado será siempre exacto, en la argumentación el resultado está sujeto a variabilidad .
Hubo un sabio chino hace algunos siglos que vio claramente el problema que entraña el lenguaje de la palabra .Su nombre era Lao Tse y parte de su filosofía estriba justamente en diferenciar lo irreal de lo que no lo es - lo cual puede interpretarse sin duda alguna como una incipiente forma de alètheia - destacando, entre ello, el problema que estriba la palabra . " La palabra no es la cosa " apuntó este en su obra Tao The King .Instaba Lao-Tse a desconfiar de la palabra, a no reconocer esta como el hecho en sí , sino a entenderla como el envoltorio que damos a las cosas.
Pero no solo aquel viejo sabio chino vio con preocupación los problemas que entraña el lenguaje, sino que ontología y lenguaje han sido una constante en la preocupación filosófica a lo largo de la historia .Por poner un ejemplo más cercano y actual : el pensador y filósofo Antonio Escohotado aseguraba hace tiempo llevar más de una década sin utilizar adjetivos y adverbios en sus obras .Indicando este , que muchas obras de algunos reconocidos escritores no son sino inmensas masas de adjetivos y de adverbios, cuyo lenguaje no traslada un mensaje ontológico, sino un discurso fácil, satírico o cómico,
Pero el mal endémico del reduccionismo en el lenguaje nos afecta un poco a todos . Todos somos meros aprendices de lenguaje durante toda la vida .Para comprobar esto anterior, les propongo un pequeño ejercicio :Observen, cuando comiencen un debate o conversación con alguien , como es el lenguaje que usted utiliza ;compruebe si utiliza mucho el adverbio ;si utiliza adjetivos en vez de verbos, sí matiza con frases hechas . De igual modo, compruebe también como es lenguaje que utilizan con usted los demás ; esté atento a su interlocutor o interlocutores en una conversación , debate, reunión, o visionado de imágenes, compruebe que grado de lenguaje invariable utilizan .Yo lo hago siempre , lo hago por norma, con todos y en todas circunstancias . Analizo siempre el lenguaje y el grado de invariabilidad de mi interlocutor, analizo su grado de retórica y lo más importante, analizo cuánto adverbio afirmativo utiliza este . Este experimento produce en mí tres posibles sensaciones .Uno, que me exaspera .Dos , que me aburre ( lo más común ) .Y tres, en caso de escuchar un discurso libre de invariables, que me entusiasma .
La sociedad moderna ha caído en la trampa del lenguaje reduccionista. Un reduccionismo, que como declaraba hace poco en una entrevista el artista plástico Antoni Muntadas, ha acabo por degradar las palabras . Lo malo es, que degradando las palabras nos degradamos a nosotros mismos como individuos y a su vez degradamos la sociedad.
Duchamp 6/2020