El nuevo escándalo que los conservadores y defensores de los intereses del gobierno en turno han puesto a circular en los medios de comunicanicón gira en torno a la consulta ciudadana sobre el lugar donde se construirá el Nuevo Aeropuerto de México. 

Acostumbrados a la democracia dirigida y a las “consultas” al pueblo que los últimos gobiernos han hecho al pueblo a base de golpes y represión, hay periodistas, empresarios, políticos y ciudadanos que se han manifestado efusivamente en contra la consulta nacional ciudadana para resolver la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) con un costo de más de 13 mil millones de dólares.

No le falta razón a la crítica y periodista Sanjuana Martínez y esta lluvia de crítica nace a partir también de los intereses multimillonarios que están en juego si la contrucción del aeropuerto en el lago de Texcoco, como todo indica que así será, para trasladarlo a Santa Lucía. 

Los críticos de Andrés Manuel López Obrador argumentan que la consulta estuvo amañana ya que los promotores de dicho ejercicio hicieron proselitismo para que la gente se inclinara en favor de la cancelación del megaproyecto de Enrique peña Nieto, actual presidente de México, sin tomar en cuenta, a propósito desde luego, los dos años de propaganda en medios electrónicos y prensa escrita, que realizó el gobierno para empoderar un proyecto rentable para unos cuenatos. 

El objetivo más importante de los detractores era deslegitimar esta consulta. Demostraron hasta el cansancio que podían votar dos, tres, cuatro o más veces; señalaron irregularidades en la asignación de más boletas en zonas como Atenco, para favorecer el resultado y ofrecieron de manera pormenorizada el sin fin de problemas generados, señala Sanjuana. 

Los detractores de AMLO se escandalizan por una consulta ciudadana, pero se quedan callados ante los costos altísimos del proyecto de Enrique Peña Nieto

Sin embargo, acostumbrado a la crítica más rabiosa de los articulistas al servicio de los intereses del gobierno, los dueños de los medios de difusión y de ellos mismos, Andrés Manuel López Obrador sigue firme en su propósito de llevar a cabo un proyecto que viene anunciando desde su campaña, aun cuando los propios empresarios han salido a defender el proyecto de Peña Nieto.

El mismo presidnte, en un acto desesperado, advierte a López Obrador que será su gobierno el encargado de indemnizar a los invesionestas de dicho proyecto, y de las cantidades escandalosas de dinero que se perderán, amén de los miles de empleos y de la inviabilidad del trasladar el nuevo aeropuesto a Sanra Lucía. 

El Aeropuerto Internacional de Santa Lucía (AISL) incluiría además de dos pistas, un edificio de aduanas y hangares, un hotel de 310 habitaciones, la inclusión de un tren que conectaría a Pachuca, Hidalgo, así como un sistema de transporte tipo Metrobús, y la reubicación de las viviendas actualmente construidas. Así lo marca el Plan Maestro del AIS.

El documento establece que el costo total del nuevo aeropuerto (sin el Impuesto al Valor Agregado, IVA), sería de 70 mil 342 millones 105 mil 051 pesos. De 31 actividades incluidas, la que tendría un mayor monto sería la construcción de las vialidades externas, cuyo costo alcanzaría los 16 mil 665 millones de pesos.

Comparado con el daño a la fauna y flora, y de los costos económicos que implica la construcción en el lago de Texcoco, indica y fortalece la teoría que detrás de este proyecto están la ambición y la corrupción, últimos golpes que pretendía asestar a los mexicanos un presidente ya en retirada. 

El costo de aeropuerto en Santa Lucía sería de 70 mil 342 millones de pesos