Con diálogos chuscos y la jocosidad propia de esas representaciones, la pastorela "El retablo del Señor de las Maravillas", ganadora del Certamen Nacional de Pastorelas de la Universidad Autónoma de Nuevo León 2009, cautivó al público que se reunió anoche en la Plaza Angel Salas del Centro Cultural del Bosque. Bajo la dirección de Pablo Zuack se llevó a cabo esta representación de la autoría de Pablo G. Amador, en medio de una escenografía sencilla que favoreció el rendimiento actoral. Las actuaciones fueron de Aldrovandi Aguilar, Allan Flores, Mari Carmen Ruiz, Gerardo Muñoz, Joseph Ortiz, Xosé Luis Señor "Patillas", María Barbosa y Diana Avellaneda, quienes deslumbraron con sus personajes de pastores, diablillos y un ángel. La historia de esta premiada pastorela inicia en el campo, donde una pareja española, que busca engañar a las personas para ganar plata y regresar a la madre patria. Sin embargo, llegan a un barranco y sus caballos caen al vacío, lo que los deja sólo en posesión de un retablo, con el cual buscarán engañar a los pastores de los alrededores. Aunque en ese momento aparece el "Diablo" y su inseparable compañero "Tentación", que desean conocer en qué día nacerá el Niño Dios o si ya nació, para lo cual hipnotizan a la pareja para que los ayude a engañar a los pastores. El diablo les ofrece mucho dinero para que puedan regresar a su país, siempre y cuando hagan una representación escénica, que propicie que los pastores pierdan su fe. Segundos después aparece el ángel, quien les habla a los pastores para que vayan a Belén porque ese día nacerá el Niño Dios, por lo que los pastores empiezan a caminar por los senderos. Al encontrarse con la pareja española, los campesinos deciden descansar un poco, por lo que son invitados a presenciar una representación escénica. Sin embargo uno de los pastores, el más viejo, siente la maldad oculta en esa pareja y aunque los demás sufren pérdidas de sus cinco sentidos, el viejo sabio los despierta del trance. Ante este hecho, el "Diablo" aparece para decirles que ya son parte de él y de sus almas, al momento en que aparece el ángel para defenderlos y a la vez para enfrentarse a la maldad. En una lucha de espadas, el "Angel" poco a poco vence al "Diablo", por lo que una y otra vez la maldad cae al piso, y de esa manera el bien vence al mal, y todos los pastores y la pareja española ven la luz en el retablo, porque ahí se encuentra el Niño Dios.