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A punto de cumplir los 100 años de vida, la obra literaria y ensayística del escritor argentino Ernesto Sábato (24 de junio de 1911) es numerosa, de un valor reconocido en todo el mundo, afirmó hoy la investigadora Ismene Mercado García. Durante la conferencia “Ernesto Sábato y la ciencia de las palabras”, que dictó dentro de las actividades de la XXXII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM), hizo un homenaje al escritor nacido en Rojas, provincia de Buenos Aires. Recordó que Sábato abandonó su carrera de físico para dedicarse de lleno a la escritura y la pintura, y comentó que ella conoció su literatura a partir de la lectura de su novela “El túnel”, en la que cuenta la historia de un artista plástico que desesperadamente busca comunicarse. Esta lectura reveladora sobre la destrucción del ser humano fue su puerta de entrada al mundo del autor, reveló. En su ensayo “La resistencia” habla sobre el efecto “mágico y maléfico” de la televisión y la caída en la enajenación que algunas veces ocasiona este aparato, refirió. Denuncia que al ser humano se le están cerrando los sentidos, lo que representa una involución de la humanidad. En su obra escribe sobre temas universales como la guerra, el hambre, la violencia, la locura, la vida y la muerte, la literatura, la juventud, la comunicación y la incomunicación, entre otros, anotó la especialista del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. Deja testimonio de la crisis de la humanidad y fusiona “el pensamiento lógico y el pensamiento mágico”, subrayó la investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Resaltó que Sábato es un referente obligado de las letras universales porque crece con el tiempo y se transforma junto a él. A sus 99 años de vida, el escritor argentino “es de los pocos sabios que quedan”, afirmó. Como ensayista, continuó, brinda un “angustioso deleite” en los que escribe sobre política, cultura, arte, el oficio de leer y escribir, la ciencia y la tecnología. A pesar que la decadencia del ser humano está presente a lo largo de su obra, Mercado García destacó que también están presentes la esperanza, la fe y la idea de lo sagrado para hallar una respuesta o una posible solución.