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El obispo Benjamín Jiménez Hernández consideró que el 2010 es una nueva oportunidad para hacer realidad el compromiso de favorecer condiciones sociales más justas y fraternas para toda la sociedad. "Es una oportunidad para construir caminos de esperanza en este mundo tan dividido y tender puentes de comunión entre nosotros, que de verdad nos acerquen a los hermanos que sufren y a los más necesitados y relegados", reflexionó. Al emitir su mensaje de Año Nuevo, el prelado llamó a asumir el compromiso de colaborar seria y eficazmente en la superación del grave problema de la cultura de la muerte, de la inseguridad y de la violencia que están golpeando fuertemente a toda la sociedad. "Que nadie se quede sin experimentar el perdón y el abrazo paternal y misericordioso de Dios, que dan un sentido nuevo a nuestras vidas y llenan de gozo y paz nuestros corazones", expuso. Consideró, asimismo, que nuestra responsabilidad histórica, personal y comunitaria, al inicio de este nuevo año, es sin duda, ofrecer a las generaciones venideras de hombres y mujeres, mejores condiciones de verdadero desarrollo humano integral. Para ello, argumentó, se debe promover la conciencia de los genuinos valores y de la auténtica cultura de la vida, de la verdad y del bien; de la responsabilidad, del respeto mutuo y de la participación social; de la justicia, de la fraternidad y de la solidaridad. "Así, dijo, se abatirán poco a poco, viejos esquemas de simulación y corrupción; de superficialidad y mediocridad; de rivalidad y de descalificación de los demás…". Jiménez Hernández enfatizó que en el 2010 no se debe soslayar la nefasta avalancha de desprecio de la vida, que con el pretexto de progreso social y de avance científico, al margen de toda ética, está deteriorando el proyecto de Dios. "Asimismo, debemos buscar la manera de neutralizar el cáncer de la violencia, del permisivismo ético y de la inmoralidad que está minando aceleradamente, desde dentro, la fortaleza espiritual del hombre y de la sociedad", expuso. No obstante, apreció que es muy importante no perder la sólida confianza en Dios "que nos ama con ternura de Padre, y también en el hombre que cuenta con muchas fortalezas y con la especial asistencia del Señor para llevar adelante su proyecto de Gracia y Salvación.