El Real Madrid, ha resultado vencedor en la eliminatoria a doble partido contra el Atlético de Madrid y no faltará, por segundo año consecutivo y, por tercero en 4 años, a su cita con la Historia, que no es otra que disputar la Final de la Liga de Campeones por decimoquinta vez. En esta ocasión, el evento se celebrará en la ciudad natal de una de las estrellas blancas, Gareth Bale, un jugador que, debido a las lesiones, no ha podido participar mucho este año pero que no tendrá mejor forma que desquitarse que jugando una Final de Copa de Europa en su casa, donde nos espera la Vecchia Signora.

En cuanto al partido vivido esta noche en el Vicente Calderón, el último Derbi en la Historia del Estadio, hay que decir que, el equipo local presentó batalla durante los primeros 20 minutos, logrando marcar dos tempraneros goles que, ciertamente, pusieron nervioso a más de un madridista, pero se diluyó en su propio esfuerzo. Salvó la cara de su cincuentenario campo, gracias a un árbitro caserísimo, que le permitió ser fiel al estilo con el que se ha conocido desde siempre al conjunto colchonero. Ese del que son santo y seña jugadores como Arteche, SuperLópez, Raúl García o el mismo Simeone.

El gol de Isco, que vino tras una maravillosa jugada de Benzemá, enterró cualquier esperanza rojiblanca de culminar la heroica. El segundo tiempo se convirtió en un monólogo de fútbol control merengue, con algún atisbo de arreón rival, que pudo disfrutar de alguna que otra ocasión más o menos clara que desbarató un Keylor que vuelve a ser el de las mejores noches. Y es que el Real Madrid no es el PSG. Ni Zidane es Emery, aunque haya tomado alguna decisión cuestionable, como la titularidad de Danilo. Poco más. El Real Madrid, a Cardiff, a luchar por la Duodécima. El Atleti, salvó la honra del que ha sido su Estadio durante 50 años ganando el partido por un exiguo 2-1. Por mi, todo correcto. A seguir cada cual a lo suyo.

¡A por la Duodécima! ¡HALA MADRID!

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