¿Cuánto darías por poder disfrutarlo todo, por pasar por esta Existencia con un deleite permanente?

Eso no tiene precio porque es lo más cerca que existe de la felicidad, el bienestar y la salud mental.

Desafortunadamente has llegado a creer que para poder disfrutar tienes que crear determinadas condiciones.

Es un paradigma errado por completo que puedes comenzar a cambiar, y así transformar tu Vida, con este ejercicio perteneciente al arsenal de la meditación.

Aquí te lo muestro. Lo demás queda en tus manos.

Antes de explicarte en qué consiste el ejercicio, quisiera que comprendieras esto:

Siempre que disfrutas te parece que el disfrute es condicionado, que viene de afuera, y no te das cuenta que el disfrute es tu naturaleza misma. Estás tan adoctrinado que no eres ni consciente de ello.

El disfrute es una condición existencial porque todo lo que sea expansivo es existencial y el disfrute hace que te expandas. Él está indisolublemente ligado a la sensación de Existir.

Ese es el mayor disfrute que se pueda tener, pero cuando esa necesidad de disfrute se asocia a los órganos de los sentidos, entra la mente en el juego y entonces se hace necesaria la búsqueda de objetos para sentir ese estado de expansión.

Se podría decir que estás en esta Existencia para celebrar y disfrutar, pero es lo que menos haces, porque te han negado ese derecho natural. Te han dicho que tienes que ganártelo, que precisas luchar para poder disfrutar, que solo puedes disfrutar cuando consigas tus metas, tus deseos, tus anhelos.

Con este ejercicio verás que no es tan así. Por eso, pasemos al ejercicio.

EL EJERCICIO.

Estás comiendo tu comida preferida, la que más te gusta, y la estás disfrutando. Una sensación repentina de bienestar se apodera de ti, pero nota que tu atención está dirigida a la comida.

Cuando acabes de comer puede ser que esa sensación de disfrute también desaparezca como desapareció la comida en tu estómago.

Ahora haz lo siguiente: Cuando estés disfrutando de algo o de alguien, no te concentres, no le des tu atención al objeto del disfrute, más bien enfoca tu atención en la sensación misma de disfrute. Deja al objeto del disfrute afuera y sumérgete en el sentimiento o en la sensación del disfrute.

El objeto en cuestión solo te ha ayudado a que salga lo que es tu esencia. El objeto no es el portador del disfrute, él es el catalizador para despertar lo que siempre ha estado ahí.

Sé uno con el disfrute, y entonces tendrás una actitud diferente con respecto a todo en la vida

Verás que en cuanto comiences a centrar tu atención en el disfrute mismo, él se extenderá, se expandirá, abarcará no solo tu mente, sino también todo tu cuerpo.

Toda una revolución ocurre dentro de ti: tu pecho se ensancha, tu respiración se hace más profunda y es como si todo tu cuerpo bailará al compás de un ritmo antes no escuchado. Con solo evocar la sensación de disfrute, sin ser consciente de ello, tu rostro esboza una sonrisa.

RECUERDA: Permanece centra­do en la sensación interna de disfrute, sé uno con el disfrute, y entonces tendrás una actitud diferente con respecto a todo en la vida.

Llegarás a vivenciar que puedes experimentar el disfrute por el disfrute mismo sin la necesidad de la intervención de algo o de alguien.

Si persistes en el ejercicio llegará un momento en que puedes disfrutar hasta del mismo movimiento de tu mente con todos sus conflictos, ansiedades, depresiones, incertidumbres y temores, porque tú estarás instalado en el disfrute no en lo que lo produce.

Además, cuando comienzas a disfrutarlo todo ocurre otro milagro: Tus miedos desaparecen.

¿Quieres un mayor beneficio?

Si al principio se te hace difícil el ejercicio puedes comenzar aprovechando algo de lo que estés disfrutando o sencillamente tratar de imaginarte algo o a alguien que te haga evocar la sensación de disfrute, pero no te quedes en el objeto de tu visualización, da un paso más allá y ahonda en la sensación misma de disfrute.

Prueba y verás. Tu quehacer comienza a colorearse de una tonalidad más sensible, más placentera, más omniabarcadora.

El cuadro de la Vida que pinta tu mente se impregna de otros matices que antes no habías percibido. Toda tu vida se convierte en una permanente celebración. Lo celebras todo, le das la bienvenida a todo porque ya no tienes que escoger para disfrutar pues tu morada es el disfrute.

TEN PRESENTE ESTO: Cuando prestas tu atención al objeto del disfrute corres el peligro de caer en un círculo vicioso de tener que esforzarte para que el objeto esté presente y así poder disfrutar. No te das cuenta, pero con ello puedes terminar neurotizado.

Hasta el mismo acto de meditar se puede volver para ti una experiencia ansiosa porque crees que la meditación es una actividad que realizas para disfrutar y si no lo consigues, entonces te estresas y te frustras, cuando en realidad meditar es sencillamente un disfrutarlo todo.

Cuando te conviertes en el disfrute mismo cambias las reglas de tu quehacer social. Ya no dependes de objeto alguno para sentir que Eres y ese es el disfrute de los disfrutes.

Creo que suficiente. Déjame saber tu opinión sobre lo que has leído y sobre todo, si decides poner en práctica el ejercicio, quisiera saber tus experiencias al respecto.

Estás en esta Existencia para celebrar y disfrutar, pero es lo que menos haces, porque te han negado ese derecho natural

¡Ah!, y por favor, recuerda compartir, compartir y compartir esta información.

MUCHAS GRACIAS.