¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que Redacción Economía escriba una noticia?
China invertirá próximamente sumas mayores fuera de sus fronteras que las que recibe en su territorio en inversiones extranjeras, un cambio que ilustra la creciente influencia internacional de la segunda economía mundial.
El gigante asiático invirtió el año pasado en el exterior un total de 625.000 millones de dólares en sectores tan diversos como la agricultura, los servicios financieros, la energía o las materias primas.
Han quedado atrás los tiempos en que China era ante todo considerada como tierra de deslocalización de las empresas occidentales. Con sus salarios en alza, este país es cada vez menos atractivo para las multinacionales. Por el contrario, las inversiones chinas en el extranjero han aumentado un 18% en los diez primeros meses de 2014.
También quedan atrás las épocas en las que China buscaba ante todo comprar minerales e hidrocarburos en el exterior para asegurarse su suministro. Ahora se multiplican las compras de empresas extranjeras por parte de grupos chinos, tanto en el sector alimentario como de la industria mecánica o el de las altas tecnologías. A principios de 2013, el gigante petrolero chino CNOOC compró el grupo energético canadiense Nexen, tras cerrar una transacción récord de 15.100 millones de dólares, la mayor adquisición china en el extranjero, aunque represente una fracción pequeña de los 625.000 millones invertidos ese año por China en otros países.
Ese movimiento inversor es sobre todo liderado por las poderosas empresas estatales de China, que se benefician de un apoyo político directo, así como de facilidades de financiación por parte de los grandes bancos públicos del país.
- Inversiones multiplicadas por 30 -
Las inversiones chinas en el extranjero se han multiplicado por más de 30 en una década, según las estadísticas oficiales.
"Es solo una cuestión de tiempo que las inversiones de China en el extranjero superen las que recibe del exterior" afirmó recientemente Zhang Xiangchen, viceministro de Comercio. "Si ello no ocurre este año, ocurrirá bien pronto" augura.
La segunda economía mundial se ha convertido ahora en el tercer inversor mundial, después de Estados Unidos y de Japón. Los principales beneficiarios de los capitales chinos son Estados Unidos y Australia, país con el que acaba de firmar un tratado de libre comercio. Pero esta expansión hacia el exterior no está exenta de riesgos, destacan los expertos, que subrayan la falta de experiencia de las sociedades chinas en algunos mercados y sus decisiones tomadas más en función de los intereses del gobierno central que de los empresariales.
El constructor automotor chino Shanghai Automotive Industry (SAIC) tuvo serios problemas al tomar el control del surcoreano Ssangyong Motor, a cuyas dificultades financieras se añadieron una larga huelga y al final una quiebra. SAIC perdió en esta aventura mucho dinero. Incluso en el sector minero, que sin embargo China conoce muy bien, las malas sorpresas son frecuentes. Según Wang Jiahua, uno de los responsables de la Asociación minera china, cerca del 80% de las inversiones chinas en las minas extranjeras se han saldado con "fracasos".
Otro ejemplo de fracaso lo da un proyecto de gigantesca represa hidroeléctrica en Birmania, en el río Irrawaddy: la firma China Power Investment Corp habría perdido al menos 1.200 millones de dólares en la central de Myitsone, cuya electricidad estaba destinada a China, y que el gobierno birmano decidió suspender en 2011.
La "primera razón" de estos problemas es la ausencia de estrategia y de verificaciones por parte de los dirigentes de grandes grupos chinos, afirmó a AFP Tao Jingzhu, un asociado de gabinete jurídico Dechert LLP China. "La firma de un contrato de fusión-compra por parte de un presidente de una sociedad estatal china será saludada como un gran éxito" explica. "Dos años más tarde, si las pérdidas se acumulan, ya no será su problema".