Se reunieron un grupo de universitarios para celebrar que felizmente habían terminado sus estudios y decidieron llevarlo a cabo en algún lugar de la gran capital. No podía faltar la buena compañía de unas damas y todos juntos, se pasaron unas cuantas horas de esparcimiento.

Desafortunadamente, cuando no hay tolerancia para el alcohol o quizás para quedar bien con los amigos, no se percata uno de la intolerancia que algunos organismos tenemos para el consumo de sustancias nocivas legales y las consecuencias siempre serán lamentables.

Al terminarse la reunión, uno de ellos estaba en mal estado y seguramente por su inexperiencia en estos menesteres, se retiró conduciendo su propio automóvil.

El día de hoy, cumple una sentencia de muchos años en uno de los centros penitenciarios de la ciudad, porque en el trayecto a su casa atropelló a un par de personas que estaban esperando un taxi con funestas consecuencias.

Quizás estos relatos para algunas gentes sean de mal gusto, sin embargo, basta dar una mirada en la página roja de cualquier ciudad para leer que en los hechos violento del día transcurrido tuvo participación el alcohol y el escribir esta sección es para dar testimonio de lo que piensa un adicto ántes, durante y después de haber ingerido, inhalado o tragado algún producto que le haya servido para fugarse de una realidad que no le gusta reconocer.

¿Acaso bebo como los hombres. . .?

Los que participamos en esta sección tenemos un solo común denominador, que es la adicción a alguna sustancia nociva legal o ilegal que nos ha mantenido siempre en un estado deplorable física y mentalmente y por consecuencia también hemos arrastrado a la familia en estas largas noches de sufrimiento.

Uno de los grandes problemas que tenemos es el reconocer que no somos personas normales en cuanto a nuestra forma de ver la vida a la hora de divertirnos, porque para las personas normales, con 2 o 3 copitas se retiran de la reunión porque sienten malestar en su organismo y las personas como yo, decimos que tomamos como los hombres hasta que voltéemos los platos de la fiesta para podernos retirar y si la fiesta se acaba ántes de alcanzar mis niveles etílicos, me voy a otra fiesta para seguir la parranda y si no la encuentro, pués voy a buscar tiendas que abran toda la noche para satisfacer mi demanda alcohólica y si tampoco la hubiera abierta, tocaré las puertas de mis amigos, vecinos o parientes para invitarlos a beber, al fin y al cabo ellos si tienen alcohol de reserva en su casa. Siempre encontraré la manera de seguir bebiendo.

Salta a mi mente la pregunta: ¿qué es tomar como los hombres?, como yo lo decía. Tuvieron que explicarme con manzanitas que mi forma de beber no tenía nada que ver con la virilidad masculina, que más bien era bestial (con perdón de las bestias) mi forma de ingerir alcohol y me dijeron: si a una bestia le pones 2 cubetas una con agua y la otra con alcohol, la bestia se traga la cubeta con agua, el idiota como yo, se traga la cubeta con alcohol. Ahora bien, ¿que tiene de hombre beber como yo lo hacía?

Espero, que no se sientan ofendidos con estas notas, sin embargo, nos han costado cárcel, hospitalizaciones, golpizas, choques, crudas terribles, lágrimas, angustia, desesperación y sobre todo hemos acarreado la desgracia a la familia. Comunícate en.so88@hotmail.com

En mis fiestas siempre hay alcohol y . . .