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Existe una estrecha relación entre la confianza y la salud mental. La salud mental es un problema a nivel mundial por eso el confiar no es una opción, sino una necesidad. ¿En quién confiar? En este artículo te doy la respuesta
En una época como la que estamos viviendo donde la tendencia es al crecimiento exponencial de las enfermedades mentales, conservar y fortalecer la salud mental es algo que todo debemos atesorar.
Estar enfermo de la mente resulta más penoso que estar enfermo del cuerpo y lo más interesante es que existe una forma probada de ganar exponencialmente en salud mental.
¿Cuál?
La confianza.
Las investigaciones en el campo de la psicología han demostrado la estrecha relación que existe entre la confianza y la salud mental.
Pero en un mundo donde prima la desconfianza:
¿En quién confiar?
La información que te brindo te ayuda a responder esta y otras interrogantes que pueden surgir sobre este tema poco conocido.
La primera pregunta que surge es:
¿Qué es la confianza?
Es seguridad, es esperanza firme, es una declaración que no necesita demostración alguna, es lo más parecido en el ámbito religioso a eso que se llama fe.
¿Por qué necesitamos de la confianza?
Porque la Vida es incertidumbre y el ego necesita seguridad por lo vulnerable que sabe que es.
¿Qué es el Ego?
Es todo lo que la mente fabrica para afianzarse en la creencia de que es esta forma a la que llamamos cuerpo-mente la esencia de nuestra identidad.
Vivir en incertidumbre es estar vulnerable a todo y eso es aterrador para el Ego porque cómo va a garantizar su estabilidad y continuidad si todo lo que le rodea está cambiando constantemente.
Por eso es que necesita confiar. No importa si es en Dios, o en un objeto, o en otra persona, o en un sistema filosófico o ideológico porque lo importante es tener una certeza de que a pesar de los pesares se continuará.
Nota que la base de todas las religiones, políticas, ideologías y filosofías es brindarte una esperanza como forma de seguridad porque no puedes confiar en nada ni en nadie que no te la brinde.
Sin embargo, el Ego sabe bien que es difícil depositar la confianza en todo esto porque huele a creación mental y todo lo que sea creado por la mente no es digno de confianza.
¿En quién entonces depositar la confianza?
Para responder te voy a hacer un cuento.
Un maestro espiritual estaba cansado de escuchar las quejas de su discípulo y decidió darle una lección. Le envió a buscar un puñado de sal.
Cuando este regresó, le pidió que echara la sal en un vaso con agua, la revolviera y luego la probara.
- ¿Que tal sabe? – le preguntó el maestro.
- ¡Está salada y amarga! - respondió el discípulo.
Entonces el maestro le pidió que trajera otro puñado de sal parecido al anterior y que lo acompañara al lago.
Llegados al lugar le pidió que echara la sal en el lago y que bebiera del agua. Así lo hizo el joven.
- ¿A qué sabe el agua? – le volvió a preguntar.
- Está muy fresca.
- ¿Te supo a sal?
- ¡No, en lo absoluto! -respondió el discípulo.
Entonces, el maestro le dijo:
-La cantidad de problemas que dices tener es como la sal. Puede ser la misma porque se van y vienen incesantemente, pero el grado de sufrimiento que experimentes dependerá del recipiente donde viertas esos problemas. Cuando sufras amplia las perspectivas que tienes, deja de ser un vaso con agua y conviértete en un océano.
Mientras más crece la confianza, más vivo y más a gusto te sentirás con todo
Sigmund Freud le llamó a eso “sentimiento oceánico” y señalo que la humanidad sufría porque había perdido ese sentimiento.
Es decir, cuando se habla de en quién confiar lo único que debes hacer es evocar ese sentimiento de expansión donde dejas de concebirte como algo confinado en la capsula “cuerpo-mente” y abrirte a la Vida dejando que ella te absorba por completo.
Cuando esa perspectiva de concebirte se afianza en ti, entonces hace acto de presencia la confianza y eres como un niño que es lanzado al aire y se ríe.
Solamente hazte estas preguntas:
¿Tienes esa confianza en la Vida?
¿Qué experimentarías si la tuvieras?
¿Por qué temes, si estás conectado a ella y gracias a eso has podido resolver todas las situaciones que se te han presentado hasta ahora?
La Vida no te avisa cuándo te va a desconectar, por lo tanto, no te queda más que confiar.
La inseguridad es tu vínculo con el Ego, la confianza en la Vida es tu vínculo con la Existencia.
El solo hecho de estar vivo y que todo este complejo mecanismo cuerpo-mente trabaje en total sincronicidad y perfección es, hoy por hoy, un misterio.
Y lo maravilloso es que tenemos plena confianza en ese misterio. No andas dudando o pensando si tienes que soltar o tomar el aire, o si la comida que ingieres va a ser digerida por el organismo.
La confianza no es algo que puedas aceptar intelectualmente pues pertenece a lo existencial, no a lo racional por eso es que ella también existe en el terreno de lo místico y lo esotérico.
Rabindranath Tagore dijo: “Una mente solo lógica es como un cuchillo solo hoja, que hiere la mano del propio dueño”.
Y Einstein dijo: “La más profunda y maravillosa experiencia que puede tener un hombre es el sentido del misterio”.
Para vivir en el misterio hace falta confianza, por ende, la confianza es contraria a la duda.
La confianza es una apertura del corazón, es una entrega total a la Vida sin miedos a lo que pueda pasar.
Date cuenta que mientras menos confías más te contraes energéticamente y más trabajo te cuesta relajarte.
Eso no quiere decir que dudar sea malo, pero la duda tiene su terreno, es aconsejable en el terreno científico. Un hombre de ciencia debe plantearse dudas, pero el vivir no puede estar basado en las dudas.
Esa es la razón por la que mientras más crece la confianza, más vivo y más a gusto te sentirás con todo.
Quizás digas que existen personas dañinas y que por eso es necesario no confiar, pero ese es un falso razonamiento, porque es cierto que existe ese tipo de personas, pero una vez que aceptas este hecho, no hay miedo.
¿Por qué?
Porque tu confianza de existir no está depositada en ellas y eso echa afuera al temor.
Además, vivir temiendo es más peligroso y desgastante que cualquier daño que alguien te pueda hacer pues ese miedo envenena toda tu vida, te acompaña dondequiera, es una barrera para el disfrute pleno. Es como experimentar un suicidio lento donde el parecer que estás vivo es pura fachada.
La confianza en la Vida, al igual que el amor, cuando es incondicional es una apuesta que haces y en una apuesta recibes el monto según la cantidad que hayas apostado.
Por eso mi consejo es que no apuestes por nadie, ni por ti mismo; mejor apuéstale a la Vida y ella te dará lo más preciado que tiene y una de las cosas que más necesitas: SEGURIDAD EN LA INSEGURIDAD.
Sé que está información puede ir en contra de los paradigmas que tenemos establecidos, así que me gustaría conocer tus opiniones al respecto.
Permite que termine con este cuento:
En un pueblo había una gran sequía. Hacía tiempo que no llovía y el hambre y la desesperación se habían adueñado de la gente del pueblo.
Todos los habitantes decidieron reunirse para pedir a sus dioses que lloviera. En esa reunión solo un niño llegó con una sombrilla.
¡Eso es confianza!
MUCHAS GRACIAS.