¿Quieres recibir una notificación por email cada vez que 20minutos.es escriba una noticia?
El mismo día en que celebramos el Día del Padre se celebra también el día del sueño, una función fisiológica a la que no le terminados de dar la importancia que se merece. Y es que dormir menos de lo necesario o tener una mala calidad del sueño, además de afectarnos al rendimiento diario y al estad anímico, puede tener graves repercusiones a largo plazo, como un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, bajar nuestras defensas e incluso provocar envejecimiento prematuro.
Paran que eso no ocurra, además de dar priorizar nuestro descanso, tenemos que tener en cuenta lo que se conoce como nuestro 'cronotipo', es decir, las horas del día a las que estamos más activos y a las que nos encontramos más bajos de energía y tenemos golpes sueño. En función del momento del día en el que esto suceda, seremos alondra, búho o colibrí.
Estos picos de sueño, según cuenta Marisa Navarro, psicoterapeuta y autora del libro "Las ruedas dentadas. Pequeños cambios para grandes cambios", se producen dos veces al día cuando baja nuestra temperatura corporal, "si nuestra bajada de temperatura nocturna se produce temprano, seremos alondras, y si nuestra bajada de temperatura se produce tarde, seremos búhos". Ser un cronotipo u otro puede condicionar bastante nueva vida y nuestra salud a largo plazo, pero si conocemos el nuestro y nos adaptamos a él en la medida de la posible, podremos programar el día en función de cuando estemos más o menos activos.
Las personas con cronotipo alondra -que representan alrededor del 25% de la población- segregan rápido melatonina cuando ya no hay luz, por eso tienen de acostarse pronto y no les cuesta madrugar. Su capacidad cognitiva máxima es por la mañana y empieza a caer por la tarde. En cuanto a la personalidad, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), que evaluó los rasgos de la personalidad de los cronotipos, los matutinos o alondras son más realistas, racionales y conformistas. También tienden a ser más organizadas y perfeccionistas.
Ventajas de ser alondra: Como la mayoría de los horarios de trabajo están diseñados para empezar pronto por la mañana, las alondras están de enhorabuena, pues no les cuesta madrugar, aunque lo ideal para ellos sería las jornadas continuas de mañana. Según la Dra. Navarro, "para las alondras casi todo son ventajas, se van a dormir pronto, y se levantan temprano llenos de energía y vitalidad. Se comen un mundo que está diseñado especialmente para ellas", afirma.
Desventajas de ser alondra: Pero ser alondra también tienen sus pegas, sobre todo en lo que se refiere a la vida social, pues "los horarios de ocio y diversión están establecidos socialmente a altas horas de la noche", comenta. "Las alondras al estar más agotados al final del día, se ven perjudicadas en las relaciones familiares y sociales, ya que es en esta parte del día donde las familias y amigos tienden a estar juntos y compartir, ellos suelen estar de peor humor y desarrollar menos paciencia y más ira". Además, suelen padecer más estrés, debido a que su nivel de cortisol está lato desde por la mañana y no desciende. Esto podría acarrearles problemas de salud tanto física como emocional a largo plazo.
Se estima que alrededor del 25% de las personas son búhos, es decir, que están más activos a última hora de la tarde y en las primeras horas de la noche. Suelen, por tanto, dormirse más tarde porque su pico de melatonina se produce varias horas después de que no haya luz solar y despertarse también más tarde. Según el estudio de la Complutense, los búhos suelen ser, en general, más creativos, inconformistas, y emocionales.
Ventajas de ser búho: Los búhos están muy despiertos por la tarde y se adaptan muy bien a la vida nocturna, por lo que están más cómodos en su vida social. "los Búhos son los que se encuentran en mejor situación de compartir tiempo con la familia y amigos a últimas horas de la tarde, que es cuando se sienten con más energía", afirma Navarro.
Desventajas de ser búho: Tal y como está diseñada la sociedad occidental, con horarios de trabajo que empiezan a primera hora de la mañana, los búhos son los grandes perjudicados, puesto que intentan dormirse pronto porque saben que tienen que despertarse temprano, pero no lo consiguen, "algunos búhos llegan a consulta pensando que tienen insomnio, y en absoluto, solo que las once o las doce de la noche no son sus horas de dormir. Muchos de ellos llevan toda su vida tomando fármacos para dormir, y solo tienen una fase de sueño retrasada, solo son búhos. Como duermen menos que el resto, suelen estar más cansados, no rinden lo necesario sobre todo en las primeras horas del día. Los búhos sufren un verdadero jet lag diario", explica Navarro. Por este motivo, sufren estrés social y laboral, y son más propensos a tomar café u otras sustancias, así como a sentirse mal psicológicamente, porque el mundo no está diseñado para ellos. Para remediarlo, los búhos tienen que intentar practicar una adecuada higiene de sueño y ser muy constantes con ella.
La mitad de las personas son colibríes, es decir, que, aunque son principalmente diurnos, pueden adaptarse sin mayor esfuerzo tanto a madrugar como a trasnochar. Y es que su pico de melatonina aparece unas tres horas después que las alondras, y tres antes que los búhos.
Sin duda, es la situación ideal, pues, aunque no estén ni especialmente despiertos a primera hora de la mañana ni sean el alma de la fiesta siempre, no sufrirán las graves consecuencias que pueden tener para los otros dos cronotipos llevar un ritmo de vida muy distinto de su propia naturaleza.
Y es que, según advierte Marisa Navarro advierte que ser búho, alondra o colibrí influye en nuestra salud, y hasta en nuestra longevidad, "hay que darse cuenta, de cómo nos afecta y dirige nuestra vida ese reloj biológico, que todos llevamos dentro. Y lo que tiene que quedar muy claro, es la importancia del sueño para todo. No dormir bien puede acarrearnos enfermedades físicas, psicológicas y un envejecimiento prematuro".