En la vida se nos ha enseñado que no solo estamos para vivir sino para saber vivir en el ámbito de apreciar todo lo que se nos ha dado, de lo que recibimos más allá de  lo que damos o entregamos para ganarlo.

Estamos en una sociedad para servir y no para que nos sirvan y servir no significa ser esclavos de otros por medio de la gratitud sino ser humildes por medio del favor que se le hace a quien se le quiere servir.

El servir es un valor que se mide de 1/0 donde el más importante son los ceros que los números mayores de 1 al 9 porque donde el cero representa la serenidad del cómo se hace las cosas a través de lo que agradeces o de cómo se sirve.

Un hombre puede tener todo en la vida pero sin sus servicios a una sociedad desfragmentada por las vertientes de tantos males que unos proporcionan y que otros intentan curar, según el tiempo y el escenario que se presenten.

Entonces ese hombre solo sería una lápida cuando muera y no un  hombre real aunque la lápida exista, porque la grandeza del espíritu es servirle a lo correcto y la vanidad del dinero es ocasionar males.

No podemos dejar de servir porque el día que lo hagamos el mundo no tendría sentido es decir no será un caos sino una sociedad desmoralizada y poca inconmensurable.