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Las polémicas estatizaciones de empresas argentinas decretadas por el presidente venezolano Hugo Chávez se metieron de lleno en las campañas electorales de Argentina, y afectaron a los candidatos de la presidenta Cristina Fernández. El pasado 22 de mayo, Chávez anunció la nacionalización de un grupo de empresas siderúrgicas, incluidas tres ligadas al grupo argentino Techint, lo que provocó airados reclamos de los industriales de este país al gobierno de Fernández. En medio del revuelo, los candidatos opositores a diputados Francisco de Narváez y Elisa Carrió aprovecharon para denunciar que Fernández emulará a Chávez e impulsará mayores estatizaciones en sectores estratégicos de Argentina. Las denuncias fueron secundadas por la mayoría de la prensa local, inmersa en una pelea con el gobierno por el proyecto de Ley de Medios que pretende terminar con monopolios y ampliar la oferta de concesiones televisivas y radiofónicas. Por ello, los noticiarios de televisión no dudaron en titular las estatizaciones en Venezuela con frases como "Chávez profundiza el modelo", que se asocian de manera directa con el discurso de campaña del ex presidente y candidato a diputado, Néstor Kirchner. En cada uno de sus actos, Kirchner y la presidenta convocan a "defender y profundizar el modelo" económico y social que él comenzó en 2003 y que su esposa y sucesora continúa desde diciembre de 2007. Además, la Unión Industrial Argentina salió en defensa de Techint y exigió una defensa enérgica por parte de Fernández, quien sólo respondió que el gobierno intercederá a favor de las firmas locales a pesar de que inviertan sus millones en otros países. La presión política y empresarial hacia la presidenta aumentó cuando trascendió una conversación privada, en la que Chávez ofreció a su colega brasileño Luiz Inácio Lula da Silva que excluirá de las nacionalizaciones a todas las empresas de Brasil. Por eso, Fernández informó que había llamado a Chávez para que aclarara la discriminación con la que estaba tratando a las empresas argentinas, aunque éste aseguró que sus dichos habían sido parte de una broma y ambos dieron por cerrado el entredicho. El "factor Chávez" quedó instalado así en las campañas con miras a las estratégicas elecciones que habrá el próximo 28 de junio y en las que se renovarán 130 de las 257 curules de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 del Senado. Marcelo Zlotogwiazda, analista del semanario Veintitrés, precisó que "vaticinar que el kirchnerismo es o puede asumir una posición estatista como Chávez suena descabellado, la experiencia muestra que en seis años aquí sólo hubo cuatro estatizaciones significativas. Recordó que el kirchnerismo nacionalizó el Correo, Aguas y Aerolíneas Argentinas y los fondos de pensiones, "y se trata, en todos los casos, de servicios que fueron privatizados en los 90 con pésimos resultados". La diferencia con Venezuela "es abismal, allá se estatizó todo lo que quedaba en manos privadas en el sector petrolero, la compañía telefónica, empresas de electricidad, el grueso de la industria cementera, la principal planta siderúrgica y el Banco de Venezuela". Por eso, concluyó que la asimilación entre el kirchnerismo y el chavismo "es un simple recurso de campaña estructurado sobre el supuesto muy verosímil de la oposición que el presidente venezolano aquí no tiene buena imagen".