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El índice de precios de consumo (IPC) o inflación Estados Unidos cayó en 0.1% durante el mes de octubre 2013, en relación al aumento 0.10% del mes anterior.
En lo que va de los últimos 12 meses, el costo de vida de los habitantes estadounidenses ha subido al 1%.
Es de destacar que, los precios de la energía subieron, y excluyendo alimentación y energía, la cifra sugiere que los crecientes costos de la energía y otras materias primas, que han estado golpeando por igual a productores y consumidores. Por su parte los precios de la alimentación aumentaron cinco décimas en agosto, una más que en julio y su mayor incremento desde marzo, mientras que la inflación subyacente, que excluye los precios de la alimentación y la energía, aumentó una décima por segundo mes consecutivo.
El precio de los combustibles también empujaron a la suba al IPC estadounidense.
En 2012 el IPC subió un 1.7% y durante la última década ha tenido un aumento promedio del 2.4%.
La bajada de los precios en octubre se debió sobre todo a la caída del 2, 9% en el precio de la gasolina, la mayor desde abril, según datos del Departamento de Trabajo.
Los datos van en línea con los que esperaban los analistas y están motivados por la subida del precio de la gasolina, vivienda, ropa y alimentos.
La pertinacia de la Reserva Federal con su política de estímulo monetario está relacionada con la segunda de sus dos misiones: el empleo.
La inflación subyacente anual fue de solo el 1.7%, el menor ritmo desde junio de 2011, lo que podría aumentar las preocupaciones sobre el enfriamiento de la demanda económica de Estados Unidos, o quizá incluso el riesgo de una deflación.
Finalmente, gracias a la escasa inflación que notamos en el país, se prevé que la Reserva Federal mantenga su política monetaria, con una tasa de interés de referencia por debajo del 0, 25% desde diciembre de 2008 con el objetivo de seguir estimulando el crecimiento económico.