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El ataque contra el semanario satírico Charlie Hebdo de este miércoles, que dejó al menos 12 muertos en pleno corazón de París, es una muestra de que los islamistas radicales no olvidaron a la irreverente revista, que publicó en 2006 las caricaturas de Mahoma.
En un vídeo grabado durante el ataque desde lo alto de un edificio cercano, se escucha a uno de los atacantes, vestido de negro, kalashnikov en mano, gritar "¡Alá Akbar!" ("Dios es el más grande") y luego a otro "¡Hemos matado a Charlie Hebdo!".
Inmediatamente después, uno de los atacantes dispara a quemarropa a un policía herido que yacía en tierra. Un disparo certero en la cabeza.
Desde hace casi nueve años, el semanario satírico está amenazado por los islamistas radicales. Su redacción fue incendiada en 2011, su director estaba amenazado con ser decapitado y desde hace meses los yihadistas y responsables islamistas piden a voluntarios pasar a la acción contra Francia, país implicado militarmente en diferentes escenarios tanto en Oriente Medio como en áfrica.
Desde finales de septiembre, Francia participa en los bombardeos de la coalición internacional contra el grupo Estado Islámico en Irak y el presidente francés, François Hollande, puede estar por enviar a la región del Golfo el portaaviones 'Charles de Gaulle' para participar en las operaciones. En África, París lidera la lucha contra el terrorismo con un dispositivo de 3.000 militares desplegados en cinco países del Sahel y el Sahara.
"Es evidente que desde la primera publicación de las caricaturas de Mahoma, Charlie se convirtió en un símbolo, en un objetivo", dijo a la AFP Louis Caprioli, exjefe de la agencia antiterrorista francesa, la DST. "Nunca olvidaron ni perdonaron lo que consideraron como el insulto supremo. La elección de este objetivo está repleta de símbolos: se apunta a los laicos, que osaron burlarse del profeta. A sus ojos, es una venganza divina", agregó.
Los expertos coinciden en que los terroristas islamistas tienen buena memoria y no se olvidan jamás de su objetivo. Como sucedió con las Torres Gemelas del World Trade Center, en Nueva York, objeto de un primer ataque en 1993 cuando estalló un camión bomba en el subsuelo del complejo y luego el fatal ataque del 11 de septiembre de 2001.
En la esfera radical, en sus páginas de internet, en las grabaciones, los foros de discusión, los discursos de los jefes yihadistas circulan listas de objetivos, siempre las mismas, y se alienta a aquellos que pueden alcanzarlos.
"La pregunta ahora es saber si era una operación aislada, como la de Mohamed Merah (yihadista que asesinó a siete personas en 2012 en el sur de Francia), o el comienzo de las operaciones. ¿Ingresamos en otra dimensión, con una célula que pasó a la acción? ¿Está previsto un ciclo de ataques como fue el caso en París en los años 1980?", se pregunta Louis Caprioli.
"Lo que está claro es que hay que hallar a los asesinos. Estoy seguro de que los servicios de seguridad activaron todas sus fuentes, todos sus sistemas de vigilancia, es la urgencia absoluta", añadió.
A finales de noviembre, se publicó en internet una serie de vídeos. En ellos, se pudo ver a jóvenes franceses radicalizados, que se unieron a las filas del grupo Estado Islámico en Siria, exhortando a los candidatos a la yihad (guerra santa) a seguir su ejemplo o, en su defecto, a "matar a los infieles", a sembrar la angustia y el terror en la sociedad francesa.
Esto dio pie a la inquietud de las autoridades, que desde hace meses temen un ataque de este tipo, por uno o varios hombres armados con armas de guerra, lo que las llevó a reforzar la vigilancia de los lugares públicos con ocasión de las fiestas de fin de año.
En Francia, unas mil personas están vinculadas a las filiales yihadistas que llevan a Siria y a Irak, con unos 400 enrolados en las filas de Estado Islámico o el grupo Jabat Al Nosra, que se reivindica de Al Qaeda. Unos 120 han regresado a Francia después de haber sido entrenados o de haber participado en combates.