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Acostumbrados a que, per se, toda información “oficial” carece de validez, ahora resulta que en medio de la crisis causada por la influenza porcina, que ha puesto en estado de alerta al mundo entero, aún ahora hay mexicanos empeñados en negar la existencia de una crisis sanitaria global.
Sálvese quien pueda
La gran conspiración porcina
Inmersos en el sospechosismo producto de setenta y dos años de gobiernos priístas y ocho bajo la bandera blanquiazul, mientras el apocalíptico jinete de la influenza recorre el mundo, los pejelagartistas de pura cepa, utilizan los blogs informativos de los principales medios de comunicación a nivel nacional, vía Internet, para restarle importancia a la influenza.
Aunque no es el momento para sacar a relucir viejas vendettas políticas, desde las filas del anticalderonismo lo hicieron, poniendo en duda no sólo la gravedad del problema, sino que incluso expresan la posibilidad de que los brotes de fiebre porcina sean una conjura gubernamental más, utilizada para distraer al pueblo.
Sí, con la llegada de la pandemia, la bandera del sospechosismo retornó, llegando a inferirse la existencia de una gigantesca cortina de humo tras la alerta sanitaria dada a conocer por Calderón para detener la que, a todas luces, es una auténtica amenaza para la humanidad.
Aunque suene descabellado, la gran conjura fue creada con el fin de que el PAN, dicen, logre el control del Congreso en las elecciones de julio y en ella seguramente participan los presidentes de todos los países del mundo, Barack Obama incluido, además de funcionarios de la Organización Mundial de la Salud y, para que la cuña apriete, hasta los perredistas Marcelo Ebrard, Manuel Camacho Solís, infectado este último por el virus y la prevenida República Popular China.
Desde luego, también deberían reconocer la participación activa del venezolano Hugo Chávez, cuyo gobierno recomendó a sus ciudadanos abstenerse viajar a tierras aztecas, para evitar un potencial contagio, sugerencia a la que se agrega el uso de tecnología de punta en múltiples países, para revisar a pasajeros llegados de México.
Ahora bien, si una conspiración existiese, ésta no habría sido para satisfacer los más oscuros intereses del panismo (que los tiene y muy oscuros), sino para darle un frío recibimiento a Obama, al estilo del 11-S, de parte del Stablishment gringo y qué mejor vía que un ataque bioterrorista en el Patio Trasero, posibilidad que, hemos de suponer, no ocurrió, pero ha de preocupar y mucho a los responsables del aparato de seguridad de la Casa Blanca.
Y es que apenas hace unas semanas que Obama estuvo de visita en México, hoy en el ojo del huracán, eventualmente expuesto a la influenza porcina. ¿Demasiado sórdida una teoría de la conspiración anti-Obama como para que sea verdad? Esperemos que sí, que la influenza sea una mera casualidad y la teoría conspirativa sólo una anécdota más, digna de Hollywood.