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La obra maestra

24/10/2019 17:48 0 Comentarios Lectura: ( palabras)

El sistema económico necesita ciudadanos adictos al consumo, y aunque tienen cada vez más cosas, siguen comprando más cada día

El gran escultor Saturnino Yepes presentaba su obra maestra, esa que le había mantenido alejado del mundo durante varios meses. Las voces en la galería donde iba a producirse la presentación no cesaban, los rumores eran diversos y muy variados, se decía que esta vez revolucionaria el arte mundial. Había, lógicamente, críticos poco confiados que manifestaban su incredulidad observando que sólo sería una obra más, pronto olvidada, como tantas otras, sin embargo, aún así, en el fondo la duda los envolvía y como el resto, se encontraban expectantes en aquella sala amplia, moderna y elegante.

En la invitación se anunciaba la presentación a las 20:30 horas, No obstante, Yepes era conocido por sus apariciones estrafalarias y llenas de fantasía, sin protocolos, sin formalismos. Por esa razón, y pese a faltar más de dos horas para el gran evento, la galería se encontraba abarrotada; medios de información mundiales se habían dado cita desde muy temprano, no había ningún detalle que perderse en este acontecimiento.

Yepes había cultivado su fama por esa crítica social que siempre ofrecía mediante la creación de estructuras de sutiles armonías y, también por su irrespetuoso comportamiento ante la autoridad y los medios.

Ferviente defensor de los derechos humanos y activista represor del materialismo y el consumismo, directo y franco, satírico y con un humor negro como pocos, la presentación de su obra maestra se presuponía única e indescriptible según declaraciones del mismo Saturnino Yepes, por lo que, tales declaraciones hacían girar los engranajes de la sociedad y de la prensa mundial.

Quienes controlan el sistema económico no están interesados en el bienestar de los ciudadanos

La sala era ya a esas alturas un mar de murmullos; la presencia de grandes personalidades denotaba la importancia del evento. No se sabía nada de Yepes aún. En el centro de la sala se había instalado una tela negra que cubría la obra maestra, la gente se hacinaba a su alrededor a fin de estar más cerca y no perder detalle. La expectativa era enorme. Los trajes costosos. En la urna de cristal del fondo, las pujas ya estaban todas recogidas. Sólo uno sería el afortunado.

La duda crecía gradualmente sobre los invitados al acercarse la hora señalada. Pasaban los minutos, la emoción se acentuaba. Las luces se apagaron de repente. Una música de redobles retumbó en la galería sobre las cabezas de todos los presentes, y fanfarrias acompasadas anunciaron la hora de la desvelación. Se podía sentir la ansiedad y el nerviosismo de los asistentes a la cita. Luces blancas apuntaban ahora directamente a la tela negra, la música sonaba con mayor fuerza y del suelo lentamente fue emergiendo Yepes vestido de torero. A los machos se había cosido unos cascabeles y por montera llevaba un tricornio.

Los flashes de las cámaras y de los móviles no cesaban, los aplausos y los gritos enloquecidos contagiaban a todos. Yepes, sin decir una sola palabra se abrió camino hacia la salida. Las cámaras y los flashes lo seguían en su retirada, se había ido, pero él era así. Las cámaras regresaron hacia el centro de la sala para la bajada de la tela que cubría la obra maestra; la música arreció, el ambiente alcanzó su máxima expresión y la multitud se preparaba. La tela negra poco a poco fue bajando, develando lentamente el momento esperado. Una caja de cartón de unos dos metros cuadrados apareció en medio de la multitud, en el interior yacía inmóvil una mierda; una gran cagada reciente y maloliente, en ella un palo pinchado con una carátula decía: “LAS GRANDES EXPECTATIVAS SOBRE UNA OBRA MAESTRA, SE HUNDEN ANTE EL MAR DE LA REALIDAD”, las luces de la sala se encendieron en su totalidad, la música cesó, las caras de incredulidad, de ofensa y la confusión que reinaba fue la gran obra de Yepes. La gente poco a poco se fue retirando de la sala con rostro desencajado y pensativo, el mundo materialista que Yepes tanto combatía había recibido un golpe en su ego. No cabía duda, Yepes nuevamente lo había hecho.


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Aicrag (285 noticias)
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