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Del anonimato de Stevenage, en el centro de Inglaterra, a los fastos del Gran Premio de Abu Dabi de Fórmula 1, donde este domingo ha conquistado, a la puesta del sol, su segundo título mundial, esa es la bella historia deportiva de Lewis Hamilton.
Nacido el 7 de enero de 1985, Hamilton nunca dudó de su deseo de correr con un coche, desde el día que su padre Anthony le regaló un pequeño vehículo teledirigido. Pero, jamas podría haber imaginado que tendría un jet privado y una cantante pop como novia.
Hamilton padre enseguida pensó que la pasión de su hijo se traduciría en brillantes resultados. Hipotecó la casa y encadenó todo tipo de empleos para financiar los coches de carreras de Lewis.
Unos años más tarde, la fortuna de su hijo se estima en 68 millones de libras (unos 106, 4 millones de dólares, 85, 8 millones de euros), su romance con la excantante de Pussycat Dolls, Nicole Scherzinger, ha vivido sus altibajos, pero la escapada a Venecia en junio debió convencer definitivamente a la joven para casarse algún día con su príncipe azul.
En cuanto a la popularidad, los 2, 46 millones de seguidores en Twitter atestiguan que Lewis, como el exfutbolista David Beckham en su tiempo, se ha convertido en un fenómeno social, un icono que, asociado a una marca, permite ganar mucho dinero.
Mercedes lo entendió bien e hizo todo lo posible por convencerle, a finales de 2012, de dejar McLaren para defender los colores de la marca de la estrella.
- Una leyenda no desmentida -
La leyenda dice que a la edad de 10 años, el joven Lewis, al que no le faltaba arrojo, se acercó al patrón de McLaren Ron Dennis para avisarle de lo que le esperaba. "Voy a correr para ti, un día, quiero correr para McLaren", se dice que dijo aquel niño. Esta pequeña anécdota jamás ha sido desmentida directamente.
Tres años más tarde, McLaren y Mercedes, que le proporcionaba los motores, ficharon a Lewis para su filial de jóvenes pilotos. Los resultaron no tardaron en llegar.
Brilló en karting, en la Fórmula Renault británica, en F3 y en GP2, con un objetivo lógico y planificado: un volante titular de un McLaren de Fórmula 1 en 2007.
Un año más tarde, a los 23, Hamilton se convertía en campeón del mundo tras una quinta plaza conseguida en la última curva, de la última vuelta, del último Gran Premio. Fue en Brasil, tras una carrera con mucha lluvia en la que tuvo que remontar.
Esto fue una consecuencia de la salida prematura de McLaren del español Fernando Alonso a finales de 2007. Ese año, el asturiano llegó a Woking como campeón del mundo y no entendía por qué le trataban igual que al novato Hamilton.
Como Lewis tiene tatuajes y no es un charlatán constante, alguno le consideran arrogante. La verdad es bien distinta siendo en una mezcla de timidez y humildad.
En Mercedes, el equipo al que Hamilton llegó en 2013, la relación entre Hamilton y el alemán Nico Rosberg, el otro titular, fue perfecta el primer año. Pero, la cosa se complicó a mediados de 2014 cuando se avecinaba su disputa por el Mundial y se rompió cuando el mano a mano era ya un hecho.
Hamilton se nutrió de todas esas controversias mientras que Rosberg sufrió un duro golpe moral tras ser criticado por su choque con su compañero en la 2ª vuelta del Gran Premio de Bélgica.
En lugar de desfondarse, Lewis se convirtió en bicampeón. Ganó cinco carreras seguidas, de Monza a Austin, y alcanzó una ventaja de 17 puntos con la que afrontó la última carrera, en la que también se impuso para convertirse en el primer británico en ganar dos Mundiales de Fórmula 1 desde Jacky Stewart, coronado en 1969, 1970 y 1973.