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Si correr en un circuito implica extremar cuidados imagínate si corrieras en uno elevado a más de 5 pisos de altura. Sucede que en 1915 el capo de Fiat, Giovanni Agnelli, contrató al arquitecto Giacomo Mattè-Trucco para el diseño de su nueva fábrica y este se encargó de que esta fuera única al colocar sobre su azotea una pista de pruebas.
Hasta el célebre arquitecto Le Corbusier reconoce esta labor en su libro de 1923 "Vers une architecture", destacando que no es una pista sobre un tejado, sino un edificio construido bajo un circuito. Un circuito al que se accede mediante una rampa helicoidal interior y que contaba con una particular línea de producción debajo de este.
En esta de forma ascendente se iban ensamblando los autos hasta terminar justo debajo de la pista donde inmediatamente eran probados como pasó con los Fiat 124 Spyder o el Fiat Topolino entre otros tantos. Hoy dia la fabrica es un complejo comercial y la pista sigue funcionando para acoger eventos de clubes automovilísticos o empresas.
Pero no solo Turín tuvo su pista aerea, Buenos Aires supo tener la suya cuando en 1927 Chrysler Argentina encargó la suya al arquitecto Mario Palanti (autor también del Palacio Salvo en Montevideo). Hoy día el otrora Palacio Chrysler es un complejo habitacional con un gran jardín interno y pileta de natación en donde otrora estaba la pista.
Fuentes: Luis Ramos / Noticias-Coches y Alejandro Machado / Wikipedia.Edición: Tonisandro Ferrari / elautoperfecto