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Las calles del oeste de Londres se mecían este lunes al ritmo del Carnaval de Notting Hill, en tanto cientos de miles de personas participaban de la fiesta callejera más grande de Europa, que cumple su 50º aniversario.
Bailarinas luciendo plumas, bandas de percusión y "sound systems" (DJs y sonidistas jamaicanos que desplazan su música casi siempre en furgonetas) capaces de hacer temblar la tierra destacaban en la bulliciosa celebración de la cultura británica en el Caribe, un concurrido festival en el que los asistentes se divierten adornando sus rostros con pintura brillante, y haciendo flamear banderas de Jamaica.
"¡Es excelente! Amamos la libertad de espíritu demostrada por todos aquí y hemos estado bailando", dijo Annuar Aziz, un empresario de 41 años de edad procedente de Malasia, quien de golpe se encontró accidentalmente junto a su esposa y cuatro hijos en medio de esta vibrante celebración.
"Escuchamos la música desde donde estamos alojados, en Bayswater, y solamente seguimos su sonido", explicó.
Como todos los años, algunos actos de violencia y cientos de detenciones relacionadas con drogas ensombrecieron levemente el ambiente festivo.
La policía metropolitana londinense informó de cuatro incidentes con arma blanca y 401 detenciones durante los dos días que dura este carnaval, entre domingo y lunes, en tanto otras 74 personas tuvieron que ser hospitalizadas por distintos motivos.
Este carnaval tiene sus orígenes en los festivales de música caribeña de la década de 1950, tras la primera oleada de migrantes procedentes de las excolonias británicas después de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, el carnaval propiamente dicho comenzó a partir de 1966, cuando Rhaune Laslett, una vecina del barrio, organizó un "jump up" para los niños de Notting Hill, que en aquella época era un barrio pobre, pero que ahora se ha convertido en una de las zonas más caras de Londres.
Hace muchos años, Laslett había confiado a la revista Time Out que su objetivo había sido el de "tomar las calles con el canto y la danza para desahogarse de todas las frustraciones reprimidas...".
Al primer carnaval, en el que participó una banda de percusión, se lo bautizó "Celebración de la pobreza".
En la década de 1970, el carnaval tuvo a menudo un sesgo político y también reflejaba las tensiones raciales.
Rápidamente fue creciendo, y en esta 50ª edición cuenta con 60 bandas y 38 "sound systems".
Actualmente se afirma que se trata del segundo carnaval más grande del mundo, sólo superado por el de Rio de Janeiro.