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Hamilton tenía fácil sumar su cuarto título mundial en México y aunque en la primera vuelta pudo torcerse su destino, no fue así. Vettel tenía que subir a los dos escalones más altos del podio y esperar el mayor tropiezo del año de un Lewis que había tenido en Mónaco su peor resultado de 2017 con un séptimo puesto. Una quinta plaza le bastaba pero hasta ese factible objetivo se alejó cuando logró el tercer mejor tiempo del sábado por detrás de un inspiradísimo Sebastian y un Verstappen a u nivel espectacular. El británico salió bien y presionó a sus dos rivales aunque Max lo hizo aún mejor para robar al alemán su posición de privilegio en la primera curva, algo que le comprometió ante Hamilton, que también le superó.
Vettel canalizó su frustración con un exceso de celo para proteger su posición, lo que ocasionó un alerón delantero roto en el Ferrari y un pinchazo en la rueda del Mercedes. A ambos les costó pasar por sus garajes, así que la posible ventaja del alemán se diluyó en un instante. Los dos tenían que remontar para alcanzar sus objetivos. Vettel lo tenía algo más fácil, pero ni los abandonos de pilotos como Ricciardo ni un periodo virtual de coche de seguridad le permitió alcanzar el podio. Al menos pudimos disfrutar de una buena cantidad de adelantamientos, casi tantos como los que tuvo que realizar Hamilton para evitar irse sin puntuar en México.
Eso sí, uno de ellos gustó mucho a los seguidores de la F1, con el que se iba a convertir en tetracampeón del mundo y un bicampeón en un coche que apenas le permitió defenderse con garantías. Alonso se coló en la fiesta del británico con una buena remontada y un fin de semana consistente que llenó de esperanzas a McLaren. La noticia de su participación en 'Las 24 Horas de Daytona' le espoleó, más aún tras dar y recibir halagos de su rival en pista en México, un Hamilton que sufrió más de lo habitual ante un coche, el de los de Woking, que se mostró competitivo a pesar de un motor Honda muy deficitario que tampoco tiene que envidiar mucho a un propulsor Renault que vivió un fin de semana de contrastes con numerosas roturas, abandonos y problemas, y también una victoria.
El propulsor galo el Red Bull de Verstappen le permitió poner contra las cuerdas a todos desde el viernes. Casi se lleva la 'pole' el sábado y destrozó a todos en un domingo perfecto en el que, aunque le pidieran ir despacio, fue el más rápido con mucha diferencia. Max consiguió su victoria más contundente de las tres que ya suma en F1 y se redimió tras un polémico fin de semana en Austin en el que bajó del podio tan rápido como subió. Un triunfo perfecto en una cita terrible para el resto de los motores franceses que permitió a Williams afianzar sus opciones para acabar quintos en mundial muy decepcionante para los de Grove; y a Haas, seguir soñando con la sexta plaza que ocupa Toro Rosso y que también busca Renault.
Quizá esta sea la lucha más ajustada para disfrutar en los grandes premios que todavía le restan a 2017. Un año visto para sentencia en el que también resta conocer si Bottas será capaz de robar el subcampeonato a Vettel; si Sainz se mantendrá en el 'top 10' (no parece complicado); si Verstappen mantiene este estado de forma para intentar alcanzar la cuarta plaza que tiene Ricciardo y acecha Kimi; si Ocon será capaz de arrebatar la primera plaza de los mortales, la séptima, a su compañero Pérez; o si Ericsson, Gasly o Hartley logran puntuar en Brasil o Abu Dabi. Pequeñas batallas o retos que darán algo de vida a un mundial que ya mira en el próximo, con todos los equipos cerrando sus alineaciones de pilotos, ultimando fichajes técnicos y probando elementos que montarán en 2018.