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Las monarquías del Golfo denunciaron "con vehemencia" el extremismo religioso que actualmente encabezan los 'yihadistas' radicales del Estado Islámico (EI), y resolvieron un diferendo diplomático con Catar, al que acusaban de desestabilizar la región, declararon varios ministros este sábado.
"Denunciamos con vehemencia las prácticas de aquellos que utilizan el Islam como pretexto para matar y desplazar" masivamente a iraquíes y sirios, dijo el ministro kuwaití de Exteriores, Sabah Jaled al Sabah, al iniciarse en Yeda, en el oeste de Arabia Saudí, una reunión con sus pares del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG). El CCG agrupa a Arabia Saudí, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Catar y Omán.
El bloque entró en crisis el pasado mes de marzo, cuando los embajadores saudí, de Bahréin y emiratí abandonaron Catar, después de que sus respectivos Gobiernos acusaran a dicho país vecino de interferir en sus asuntos y de apoyar al extremismo islamista.
"La crisis del Golfo ha sido superada" aseguró el ministro omanés de Exteriores, Yusef Ben Alaui Ben Abdalá, que declaró que los embajadores volverán a la capital catarí, Doha.
Los países del Golfo también expresaron su apoyo a la resolución adoptada a mediados de agosto por el Consejo de Seguridad de la ONU para impedir el reclutamiento y la financiación de los grupos 'yihadistas' que operan en Siria y en Irak.
El ministro kuwaití, cuyo país preside el CCG, saludó por otro lado el alto el fuego que puso fin el martes a la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza. También llamó a "una protección internacional para el pueblo palestino", a un levantamiento del bloqueo impuesto al enclave y a su reconstrucción, preconizando al mismo tiempo una reanudación de las negociaciones de paz con miras al "establecimiento de un Estado palestino independiente con Jerusalén Este como capital y en base a las fronteras de 1967".