Con adivinanzas, canciones y cuentos adaptados, la cuentista Margarita Heuer cautivó hoy a los asistentes al ciclo "Tiempo de contar", del Museo Mural Diego Rivera, donde ofreció el espectáculo "Bienvenida la Noche Buena". La sesión, organizada por la Coordinación Nacional de Literatura, inició con una canción de bienvenida, cuya coreografía imprimió una dinámica diferente a la velada. Luego narró un cuento relacionado con las piñatas, ubicado en un pueblo llamado San Michel, donde existía un cactus muy querido por la gente. Según su historia, un 24 de diciembre, la gente hacía su acostumbrada procesión a la iglesia, y entre los pobladores, iba un niño ciego disfrazado de ángel, que de tanto caminar tuvo que detenerse al lado de la querida planta. El pequeño comenzó a entonar una bella canción que fue escuchada por una estrella, la cual se acercó tanto al joven que fue pinchada por las espinas del cactus, por lo que quedó atrapada entre éstas, lo que la obligó a pedir auxilio. Al escucharla el niño buscó liberarla y una vez que lo logró retornó al cielo dejando a su paso una estela dorada que devolvió la vista al pequeño. Con el paso del tiempo, el ahora joven decidió hacer algo por la gente y optó por adornar una olla dándole forma de estrella, en ésta, introdujo dulces y regalos para los niños, a quienes les vendó los ojos para que con ayuda de un palo la buscaran y encontraran una gran sorpresa. Posteriormente, Heuer habló sobre el origen de la piñata, en China, donde las personas acostumbraban hacer figuras coloridas y rellenas de cinco tipos de semillas para dar la bienvenida a la primavera, y fue en el siglo XIII, que el viajero Marco Polo llevó esta idea a Italia, donde se le hicieron modificaciones. Después, comentó, los Agustinos, trajeron la piñata a la Nueva España, la cual tiene sus significados, la venda en los ojos, representa el amor de la gente; el palo, el deseo de la virtud, y la olla adornada de formas y colores, los bienes del mundo. Luego, la también tallerista realizó una dinámica llamada "Palabras opuestas", en la que ella decía una palabra y el público tenía que expresar el antónimo de ésta. Además narró el cuento del "Arbol generoso", un gran manzano que tenía una hermosa amistad con un niño, quien jugaba entre sus ramas, haciéndolo muy feliz, pero con el paso del tiempo, el pequeño dejó de visitar a su gran amigo. Tiempo después, el ahora hombre, regresó con su amigo diciéndole que necesitaba una casa, a lo que el manzano le ofreció sus ramas para que pudiera construirla, y después le dijo que quería ir a una aventura por el mundo, por lo que el árbol le regaló su tronco. Así, casi a punto de desaparecer, el árbol de nueva cuenta recibió la visita aquel hombre, que en muestra de su gratitud, llevó a sus hijos y nietos para que plantaran vida alrededor del gran manzano. Heuer también explicó el origen del nacimiento, dijo que esta idea fue de San Francisco de Asís, quien al querer festejar el 25 de diciembre, se le ocurrió representar este acontecimiento por medio de personas disfrazadas y posteriormente decidió realizar figuras de barro y porcelana, idea que pasó de España a la Nueva España. Más adelante formuló algunas adivinanzas relacionadas a las fiestas decembrinas y platicó el origen de las pastorelas, las cuales, dijo, venían de Italia, donde los villanos, personas que vivían en las villas, entonaban canciones que hablaban sobre el bien y el mal, temas que fueron llevados a las representaciones religiosas.