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"Me asombra McCartney. Posiblemente sea el único tipo que me asombra. Puede hacerlo todo y nunca afloja. Tiene un don innato para las melodías, puede tocar cualquier instrumento. Puede chillar y gritar tan bien como nadie, y canta baladas tan bien como nadie. Y sus melodías brotan sin esfuerzo; eso es lo que debe asombrarte. Todo lo hace sin transpirar. Me gustaría que se retire ( risas ). Todo lo que sale de su boca está enmarcado en melodía".
Bob Dylan, 2007.
A esta altura no me siento capaz de decir nada nuevo. Pero no importa, lo intentaré.
El pasado jueves vi a Paul. El pasado jueves es de esos días –no fue , es , siempre te acompañan- en los que sentís –cúbranse con el escudo, está al caer una frase común- estar en el momento justo y el lugar exacto. La expectativa me había tenido ansioso todo el día, mirando el reloj como un idiota ca da 30 segundos, sabiendo que no habían pasado más de... 30 segundos. Como cuando sacás número en un negocio, ves que tenés el 100 y van por el 00, pero a cada cambio de número mirás el tuyo pensando que va a ser el 01 (y así con todos los números). Impaciencia le dicen, ganas de que algo que sabés va a ser verdaderamente emocionante, al fin suceda.
No sé quién tuvo la brillante idea de poner un video que componía una especie de collage de fotos y videos de Paul, Beatles y los '60: esos 15 minutos antes de que salga el maestro fueron insoportables, de los más insufribles que viví en la previa de un recital.
Siempre defendí a Paul. De los cuatro Beatles es el mejor músico: el más completo, el que toca cualquier instrumento, casi cualquier cosa que le tiren –si le tirás una sandía, la rasga y le saca un Sol mayor; después como buen vegetariano, se la come (la sandía, che)-; el que tiene más caudal de voz; elmejor compositor, al menos armónicamente hablando (las melodías ya son algo mucho más discutible).
Ese aspecto de pastor evangélico que mantuvo con hida lguía durante, sí, ya como cincuenta años de carrera, a veces nos hace pensar que es un gil. Que sea vegetariano lo vuelve más loser; que esté siempre de excelente humor lo vuelve el beatle ñoño. Y así con todo. Para colmo, en vivo te hace acordar a Carlitos Balá, tira frases como "ustedes son buena onda" –que me llevó a una conexión directa con aquel capítulo de los Simpson sobre la no buena onda de Marge- y por apariencia, podría ser tranquilamente la abuela de varios de los presentes: "Mi amor, te presento a mi abuela Paula" (?).
En cambio, esta abuela es una leyenda viva que aparece de la nada y abre su show con el tema con más variantes y a la vez menos letra de los Beatles. Y ya con eso creemos que nos alcanza aunque sepamos que va a venir mucho más.
Paul McCartney, quizá el tipo vivo más versionado por sus colegas músicos, el viejo flaquito que te canta temas que compuso en 1962 en su tonalidad original y sin alterar la melodía, es a la vez el beatle más vilipendiado, acusado de blando y de careta (recordarla frasede Ariel Minimal). Pero toca Yesterday , una canción que hemos escuchado 8 mil millones de veces y creemos ha sido ya vaciada de contenido y no tiene sentido escuchar, ya hasta la pasamos en los discos y la creemos menor al lado de otras de su repertorio... y te encontrás con que el jueves 11 de noviembre te la toca solito en la cancha de River, y Yesterday, por supuesto, te emociona. Y en el fondo no sorprende tanto porque hay en Beatles una perfección, una redondez que aborda al presente de manera tan certera, que siempre es eso: presente, hoy y mañana. Las canciones de Paul y las de los demás Beatles, van a sonar por siempre exactas al y en el momento que suenen.
Y el jueves era eso, esperar momentos Beatles, a qué mentir. Aunque Let me roll it todavía me sigue resonando, aunque Highway estuvo bárbaro, Bluebird fue tierna y Live and let die ya saben... uno quería Helter skelter, Day tripper, Something, A day in the life –uno de mis momentos favoritos, poco resaltado en las crónicas- y la coda de Hey Jude . Ob-la-di, Ob-la-da sabíamos que nos la íbamos a tener que bancar y así fue, aunque la esperanza de que no la toque duró unos segundos. Pero qué importa algún pequeño detalle, fue Paul, es la mitad de esa famosa firma "Lennon/McCartney" y allí lo vimos –algo lejano, pues uno no es un millonario que pueda pagar de a miles- lo escuchamos y lo sentimos. Durante casi tres horas, Paul fue... la conciencia que regula al mundo.
Esa abuela, nada menos.
( Nota: Las fotos las saqué de Taringa! y son del miércoles, no del jueves, día en que asistí).