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El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y la Unión Europea (UE) lamentaron este miércoles la decisión de los separatistas del este de Ucrania de organizar elecciones, respaldadas por Moscú que prometió reconocer el resultado.
Las elecciones, previstas para el 2 de noviembre, una semana después de las legislativas ucranianas en las que se impusieron los pro occidentales, amenazan con acentuar un conflicto que ya dejó más de 3.700 muertos y provocó la peor crisis entre Rusia y Occidente desde el fin de la Guerra Fría.
La OTAN, por su parte, anunció que había procedido a interceptar cuatro grupos de aviones militares rusos, al menos 26 aparatos en total, que sobrevolaban el espacio aéreo internacional del mar Norte, el mar Báltico, el Océano Atlántico y el mar Negro, entre ellos cuatro bombarderos estratégicos Tu-95.
En este tenso contexto, responsables de Ucrania, Rusia y la UE comenzaron una nueva ronda de negociaciones para hallar un acuerdo sobre el suministro de gas, tanto a Europa como a Ucrania. Mientras que los responsables de las tres partes se hallaban reunidos, la UE, al igual que Estados Unidos la víspera, "lamentó" la intención de Rusia de reconocer las elecciones "de las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk".
Elecciones que también fueron criticadas por el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, quien a través de un comunicado consideró que "socavan seriamente el Protocolo y el Memorándum de Minsk, que debe ser urgentemente implementado en su plenitud". El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dio un apoyo explícito a estas elecciones. Para el jefe de la diplomacia rusa se trata de "legitimar a las autoridades rebeldes" en el marco de los acuerdos de Minsk concluidos entre Kiev y los rebeldes con participación rusa en septiembre, cuyos efectos de apaciguamiento no se han sentido todo lo deseado sobre el terreno.
Moscú, que según Kiev y los occidentales apoya militarmente la insurrección armada separatista, no había reconocido formalmente en mayo el referéndum de independencia organizado por las regiones pro rusas, a diferencia de Crimea, con la que sí permitió su anexión.
- La guerra será larga -
En el terreno, Kiev dio cuenta de numerosos ataques con mortero y lanzacohetes contra sus soldados. Los rebeldes interrogados por AFP estimaron que "la guerra será larga". "Si Kiev hubiese querido paz, todo estaría resuelto desde hace tiempo", dijo un comandante rebelde en Lukove, pequeño pueblo del este de Ucrania.
El "primer ministro" de la república autoproclamada de Donetsk, Alexander Zajartchenko, acusó a Kiev de no respetar sus compromisos y dijo que su bando "se prepara para la guerra".
La alcaldía de Donetsk, bastión de los separatistas, dio cuenta de la muerte de un civil en los bombardeos de los barrios cercanos al aeropuerto, uno de los focos en donde los combates no cesan desde que se instauró la tregua el 5 de septiembre.
Portavoces militares ucranianos afirmaron por su parte que las fuerzas ucranianas sufrieron seis ataques en el sector del aeropuerto, así como en Mariupol (sur), puerto estratégico del mar de Azov.
En paralelo, la OTAN afirmó este miércoles que en dos días la Alianza detectó y procedió a interceptar a al menos 26 aviones militares rusos, entre ellos cuatro bombarderos estratégicos Tu-95 detectados en el espacio aéreo internacional sobre el mar de Noruega y de los cuales dos volaron hasta las costas de Portugal en el Océano Atlántico.
- Negociaciones sobre el gas -
En este tenso contexto, Kiev, Moscú y la UE discutían en Bruselas cómo hacer para reanudar la entrega de gas ruso a Ucrania.
"El final está abierto", dijo el comisario europeo Gunther Oettinger a la prensa antes de comenzar las reuniones. "Nuestro objetivo es lograr un acuerdo provisorio para un paquete de invierno que garantice la seguridad del tránsito por Ucrania del gas ruso que compra la UE, hasta fines de marzo de 2015", añadió.
Gazprom suspendió el envío de gas a Ucrania en junio porque Kiev le adeudaba, según la compañía, 5.300 millones de dólares, y decidió entonces pasar a un sistema de prepago con una nueva tarifa. Aunque Kiev y Moscú han llegado a un entendimiento sobre una tarifa provisional, el pago de la deuda ucraniana por el momento sigue en suspenso. Para relanzar las entregas, Rusia reclama 1.450 millones de dólares en concepto de pagos atrasados y 1.600 millones de dólares anticipados por las provisiones de noviembre y diciembre.
La Comisión Europea examina por su parte la petición de Kiev de un préstamo adicional de 2.000 millones de euros, mientras que Rusia espera ciertas garantías financieras antes de retomar las exportaciones.
"Ucrania tiene graves problemas de pago, es casi insolvente", dijo Oettinger este miércoles por la mañana. Las tres partes estuvieron reunidas toda la tarde y las negociaciones "continuarán hasta tarde en la noche", indicó la Comisión entrada la noche del miércoles.