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Las situaciones de España y Grecia no son comparables y un acuerdo europeo sobre las finanzas griegas tendría poca influencia en las elecciones generales españolas de este año, consideró este viernes el líder de Podemos, partido aliado del Syriza griego de Alexis Tsipras.
"Lo he dicho muchas veces, nadie ha hecho los deberes de los griegos, nosotros no les hemos hecho ganar las elecciones aunque yo fuera a algún mitin, ni ellos nos van a hacer ganar las elecciones o perderlas", consideró Pablo Iglesias durante un encuentro con medios internacionales, entre ellos AFP, en Madrid.
España y Grecia "son dos países distintos, muy diferentes", aseguró este carismático profesor de Ciencias Políticas, de 36 años, ante la posibilidad que un acuerdo de mínimos entre el gobierno griego de Alexis Tsipras y sus socios europeos decepcione a la opinión pública.
"Para empezar, España es la cuarta economía de la zona euro y eso implica una posición negociadora completamente diferente", afirmó, tomando distancias después que Grecia y los otros países de la Eurozona acordaran reanudar el jueves un diálogo mínimo en Bruselas sobre el programa de reformas que Atenas pactó con sus acreedores.
"Que nosotros tengamos simpatía por el Gobierno del cambio no quiere decir que nuestras realidades sean simétricas", aseguró. "Estoy convencido de que al gobierno griego le va a ir bien, pero es una variable que va a influir en nuestro país en una manera muy limitada, serán los ciudadanos españoles los que tengan que decidir en última instancia qué quieren que hagamos aquí", agregó.
España celebrará comicios municipales y regionales en mayo y legislativos a finales de año y Podemos, pequeño partido nacido en enero de 2014 bajo el estandarte de la lucha contra la austeridad, está decidido a "ganar las elecciones y formar gobierno", aseguró Iglesias.
Alentado por la victoria de Syriza el 25 de enero en Grecia, una semana después Podemos sacó a entre 100.000 y 300.000 personas a las calles de Madrid (según las diferentes fuentes consultadas y medios de comunicación) para pedir un cambio, en una manifestación con tintes de mitin político.
Varios sondeos electorales sitúan a la formación en primer o segundo lugar de las intenciones de voto. Sus detractores, principalmente los dos grandes partidos tradicionales, el Partido Popular (PP) y el opositor PSOE, acusan a Podemos de populismo y critican la indefinición de su programa político y económico.
"El programa de Podemos no será un producto de marketing que nos inventemos", lanzó Iglesias recordando las promesas incumplidas del PP desde que llegó al poder a finales de 2011, y asegurando buscar a sus futuros ministros en la sociedad civil, entre los expertos "más preparados" de los sectores judicial, fiscal o militar. "Si soy presidente del gobierno, la primera semana me gustaría (...) poner fin a los desahucios, hacer una reforma fiscal que equipare la capacidad recaudatoria de nuestro país a la europea" y "proteger los derechos de los trabajadores", enumeró.
En cuanto al debate abierto en España entre monarquía y república, rechazó posicionarse abiertamente sobre la necesidad de un referéndum. "No me parece una cuestión prioritaria". Sí consideró: "cualquier demócrata entiende que todas las instituciones que de alguna manera encarnan la representación de la soberanía tienen que estar sometidas a una forma de sufragio".
El rey Felipe VI "tiene un enorme apoyo social y creo que podría perfectamente ganar unas elecciones si se presentara a ser jefe del Estado", subrayó. "Así se lo diré cuando nos encontremos y... ¿Quién sabe? ¡Igual está de acuerdo!".