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El papa Francisco celebró este sábado una multitudinaria misa en el santuario de la Virgen de Guadalupe, patrona de las Américas, y posteriormente cumplió su "deseo más íntimo" de orar en silencio frente a su imagen, demostrándole su devoción.
Tras la emotiva misa, a la que asistieron alrededor de 50.000 personas, la imagen de la Virgen fue descolgada de la pared de cristal en la que se exhibe y fue introducida en el pequeño camerino detrás del vidrio en la que el papa le ofreció unas flores amarillas y rezó solo y en silencio unos 20 minutos.
Sentado en una silla la mayor parte del tiempo, Francisco lucía concentrado y rezó por México, el continente americano y todos los buenos propósitos de su pontificado, según había dicho.
Lo hizo bajo la atenta mirada de cientos de feligreses que aún estaban dentro de la basílica y lo veían a través del cristal, rodeado de una gran bandera mexicana.
Este fue el momento más emotivo del primer día de actos oficiales del papa en México, después de pronunciar una sentida misa en este templo mariano, ubicado en la periferia de la capital y que es el más visitado del mundo.
En el santuario, abarrotado dentro y fuera, el papa pronunció una homilía poética de homenaje a la Virgen que, según Francisco, transmite a Dios las súplicas de las personas más humildes y olvidadas en un país acechado por la violencia, la pobreza y la impunidad como lo es México.
"Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos", dijo Francisco aludiendo a las víctimas del crimen organizado.
Dios tiene una elección "preferencial" para estas personas, aseguró el papa.
"Nadie puede quedar afuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la altura de las circunstancias o no aportar el capital necesario para la construcción de las mismas", manifestó.
El papa también aludió a los "jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas" y a los ancianos "sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones".
María Inés Gómez, una contadora de 47 años, asentía mientras escuchaba la misa del papa. "Si todos cambiáramos, si todos siguiéramos su mensaje, otra cosa sería México", decía.
"Es un honor enorme que venga a nuestra señora de Guadalupe, que es la madre de los mexicanos. Que le pida por nosotros porque es muy preocupante la situación en la que estamos", manifestaba de su lado Socorro Valdés, de 66 años.
El santuario de la Virgen de Guadalupe es visitado por 20 millones de personas cada año. Para evitar aglomeraciones, la imagen de la virgen tiene que verse desde una cinta mecánica.
La virgen se le habría aparecido en 1531 a un indio muy humilde, Juan Diego. Es patrona de México desde 1737 y de América desde 1910.