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Modelos de masas (o de público minoritario pero fiel) que han sabido mantenerse en el tiempo y reinventarse generación tras generación
El Honda Civic de 1972 no tiene nada que ver con el actual.
No todos los coches son iguales ni las marcas esperan de ellos el mismo éxito y, por supuesto, no todos han tenido la misma importancia para el público. La historia de la automoción está marcada por modelos tan imprescindibles como el Benz Patent-Motorwagen (primer coche a motor de la historia, 1886), el Ford Model T (el primero fabricado en serie, 1908), el Buick Y-Job (1938, primer prototipo de la historia) o el Volvo PV544 (1958, el primer modelo con cinturón de seguridad de tres puntos), pero casi nadie se acuerda de ellos: fueron coches que no mantuvieron el aliento a lo largo de los años.
Otros, por el contrario, han sabido aguantar en el mercado, adaptarse a los tiempos y permanecer entre los preferidos del público durante mucho tiempo. O, por lo menos, sus diseñadores y fabricantes han tenido el acierto de convencer a un número suficiente de automovilistas como para sobrevivir a las modas y resistir ante la llegada de nuevas propuestas.
Modelos de masas (o de público minoritario pero fiel) que han sabido mantenerse en el tiempo y reinventarse generación tras generación
Esos son los protagonistas de estas líneas: aquí se repasa la evolución de algunos de los modelos actuales más longevos. A lo largo de las últimas décadas algunos de ellos han sido fieles a su concepto originaly otros se han transformado por completo. Aparte de razones comerciales y de la demanda, todos han crecido en tamaño para ofrecer mayor comodidad a sus pasajeros y su peso se ha incrementado considerablemente debido a estructuras reforzadas más seguras y a una dotación mucho más prolija en su equipamiento.
La evolución en estos años de motores, transmisiones, chasis y sistemas de seguridad ha hecho también posible que las potencias sean muy superiores a las iniciales. Todos ellos son ahora coches más completos que en los orígenes: la tecnología los hace más rápidos, más seguros y más eficientes. Pero ¿mantienen el encanto con el que nacieron?
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